Las luces led del techo consiguieron deslumbrarme y hacer que soltara un quejido. Apenas conseguía enfocar y veía doble. Gemí cuando noté otra intensa punzada en la cabeza. Me llevé la mano a la zona afectada; había algo cubriéndola.
—¿Sam? ¿Estás despierta?
Vi una sombra acercándose a mí. ¿Kaiden? ¿Cuándo había llegado a la floristería? Pestañeé unas cuantas veces antes de poder enfocar a su rostro, que me observaba con preocupación.
La floristería no se parecía en nada a la floristería. ¿Y qué tenía en la cabeza? Tiré de ello, pero solo conseguí que me doliera más. Kaiden sujetó mi mano y la apartó.
—No hagas eso. Es una venda.
—¿Una...?
Los recuerdos me golpearon; Liessen, las flores, Sean. Había intentado llamar a Kaiden.
Y después nada, en blanco.
—¿Qué hago aquí? —murmuré.
Notaba la garganta seca y pastosa.
—Resbalaste y te diste un buen golpe en la cabeza.
Alterada, levanté la vista al techo. No. No. No. Estaban por todas partes, tenía que irme. Intenté levantarme de la cama, pero en cuanto noté el frío suelo en la planta de los pies mi visión empezó a llenarse de puntos negros. Las manos de Kaiden tiraron de mis hombros para que volviera a tumbarme.
—¿Qué haces? Los médicos han pedido reposo absoluto, podrías tener un traumatismo.
Busqué su mirada. Él tenía que entenderlo.
—Tengo que irme, Kaiden, ya. Él sabe que estoy aquí —expliqué, volviendo a intentar levantarme. Él volvió a detenerme y dejo las manos sobre mis hombros
—Aún no te han dado el alta médica. ¿Qué ha pasado? Mi madre me dijo que intentabas llamarme, ¿por qué no deja de hablarme de unas flores?
—No importa. Vámonos.
Sujeté sus brazos, intentando hacerle entrar en razón.
—No estás bien —afirmó.
¿Qué más daba eso ahora?
—Sean sabe donde trabajo. Quiénes son tus amigos. Mi horario. Me trajo flores, Kaiden, flores. Y sabe donde estoy ahora mismo.
—Samantha llevas semanas sin cruzarte con él. El golpe puede...
—Tienes que confiar en mí, Kaiden. Y ayudarme a salir.
Lo vi dudar durante unos segundos antes de ver como la convicción llenaba su mirada.
—Si lo hago, tienes que prometerme que me explicarás todo esto en cuanto estemos en tu piso.
Asentí tanto que me mareé, aunque intenté disimularlo para que Kaiden no se retractara.
—Iré a por el alta voluntaria.
Intentó alejarse de mí, pero esta vez fui yo quien lo sujetó.
—No me dejes sola.
Seguro que me estaba observando ahora mismo. Esperando para poder aparecer.
No volvería a cometer los mismos errores dos veces.
Me miró; los ojos le brillaron con una emoción que no pude identificar.
—Se lo pediré a uno de los enfermeros del pasillo. Solo será un segundo.
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A Bad Badboy || EN CORRECCIÓN
RomanceSamantha ha huido de sus padres, sus amigas, su antigua vida, de sí misma y su ex novio. Sean. Pero Nebraska no puede esconderla de todo, sobre todo porque Sean es un encantador agente de policía que no entiende un no por respuesta. Así que cuando a...