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Tendría que haber pensado desde el principio lo que realmente sentía, en ese caso algo de miedo y preocupación. Nada más salir disparada, perdió un poco el equilibrio, pero cuando lo recuperó pudo observar todo a su alrededor. Trás ella se formaba un destello de varios colores, pero cuando se alejaba se volvía negro, como a Vanesa. Hablando de Vanesa, ya podía distinguir en la lejanía un pequeño punto de luz, por lo que supuso que era ella. A su alrededor, en las "paredes" había una noche estrellada, pero todo el camino estaba recubierto de una especie de cúpula alargada de cristal.

Pasó un rato hasta que llegaron a su destino, Vanesa llegó un poco antes, pero esperó pacientemente a su Kun. Apenas tardó un minuto en llegar también a una gran plataforma. Al otro lado, las paredes habían cambiado de color al de un tono violeta oscuro y el techo tenía tenues toques rosas. En el medio de la pared paralela a la salida había una gran puerta de cristal por la que no se podía ver. Luna se fijó, pero ya sabía la respuesta si preguntaba. A los dos lados de la puerta habían unas pequeñas columnas con un poco de hierbas que las rodeaban.

—¿Ya estamos? —Preguntó Luna ilusionada.

—No, esto sólo es el principio para llegar allí.

Luna abrió los ojos exageradamente.

—Dijiste que este era el camino más corto para llegar hasta donde viven los... —Le reprochó Luna.

Vanesa le cortó antes de que terminara la frase.

—No digas nada —Dijo recalcando el 'no'—. Ni aunque estemos solas, porque en realidad no sabemos si estamos acompañadas o no.

Luna abrió la boca para preguntar, pero Vanesa le hizo un gesto que indicaba que se lo explicaría luego.

Luna se volvió hacia la puerta de nuevo, esa extraña puerta le producía malas vibras, aunque sabía que allí era bastante normal. Un cristal opaco, repetía en su mente.

Deshacieron los pocos metros que las separaban de la puerta y cruzaron.

Al otro lado, una oscuridad total las recibió. Tardaron un momento hasta acostumbrarse, y entonces se dieron cuenta de que estaban en una especie de trastero. La puerta tras ellas había desaparecido, por lo que no podían volver sobre sus pasos. Un montón de cajas amontonadas y un fuerte olor a cerrado inundaba totalmente la estancia.

Luna miró a su alrededor, apenas podían moverse entre todos esos objetos, la mayoría inservibles, pero aún así, guardados.

—¿Qué ha pasado? —Preguntó Luna mientras se acercaba a las estrechas paredes.

—Estos tipos de puertas con cristal opaco te llevan a sitios al azar.

—¿No todas son así? —Dijo Luna casi tropezando con una caja.

—No, están las transparentes que te acercan a tu destino lo máximo posible —Continuó Vanesa—. También están las translúcidas, que te llevan a un lugar medio cercano al sitio deseado, y por último están las puertas de un color grisáceo que te llevan aún más lejos.

—¿Y por qué hemos entrado por esta? —Preguntó Luna—. Podíamos volver atrás.

—En eso te equivocas —Dijo Vanesa para sorpresa de Luna—. Si pasas por alguno de estos atajos no puedes volver, hemos tenido muchas suerte de que no nos hubiese alejado de nuestro destino.

Al menos esa puerta las había acercado mínimamente, pero a un lugar aleatorio.

Luna dejó escapar un suspiro.

—Vamos a ver, ¿ahora cómo salimos de aquí? —Preguntó la Kun.

—Fácil, este tipo de lugar es uno de los más divertidos —Dijo Vanesa, pero Luna la miró sin paciencia—. Debemos buscar un papelito que nos dé una pista sobre cómo salir, como un scaperoom.

Recuerdos [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora