Azul [Gojo Satoru X Suguru Geto] [SatoSugu]

Capítulo 3: Necesito Tu ayuda.

El asombro en sus ojos era notorio.

Definitivamente no creía capaz de que una cosa así fuera posible, otro mundo donde las posibilidades eran terriblemente distintas pero tan similares entre sí, ahí estaban las gemelas, sus estudiantes y las niñas que adoraba con el alma, ser todas unas adolescentes.

Luciendo un uniforme de secundaria y sus rasgos femeninos en todo el esplendor.

Mimiko y Nanako estaban quietas en el umbral de la puerta, con la vista temblorosa y los ojos bien abiertos. La castaña tendió su mano hasta tocar su mejilla y cuando se dio cuenta de que no era una especie de truco por parte de Gojo Satoru, se lanzó a abrazarlo, colgando de su cuello mientras lloraba todo lo que podía. Nanako ni siquiera esperó a comprobarlo también, se lanzó a sus brazos y Suguru no tuvo de otra que envolverlas.

Acariciando sus cabezas mientras dejaba que el peso de ambas chicas lo condujera al suelo, sentados, los tres lloraban, incluso Suguru, pese a no saber exactamente los detalles de ese mundo y como ahí fue su vida, su corazón le decía que esas niñas, lo amaban como él a ellas. Y si Satoru decía eran sus hijas, ciertamente, le creía.

"Geto-sama ¿Cómo es posible?"

"¿Está realmente vivo? ¿Volverá a irse?"

Suguru las miró en silencio, afligido pero incapaz de decir que tenía que irse. Por el dolor en la expresión de las gemelas, ni siquiera tuvo el valor para decirles que no era la misma persona. En su lugar, les sonrió cálidamente y revolvió el cabello de ambas como solía hacerlo con las pequeñas de su mundo.

Vio esas mejillas regordetas ponerse rojas y esas sonrisas que no se perdían incluso con el paso de los años.

"Mimiko, Nanako, no me iré"

Les dijo, aunque no estaba seguro de poder cumplirlo. Hace unos instantes estaba luchando por volver, no tardó en aparecer la risa sarcástica de Gojo, inevitablemente los tres voltearon a verle de mala manera, pero la expresión del moreno reflejaba un silencioso "No te atrevas a decir nada"

"¿Qué hace aquí el imbécil de Gojo Satoru?" Dijo la castaña y la rubia rápidamente sacó su celular, en una especie de intento de sacarle una fotografía.

"Yo no haría eso si fuera tu" dijo el albino y por el tono, instintivamente Suguru se lanzó a ellas, poniéndolas tras su espalda, cubriendolas con su cuerpo, miró desafiante al albino, levantando la barbilla y haciendo sus ojos oscuros gruñir en púrpura.

"No te atrevas" Siseó y escuchó al más alto reír, lo vio negar y acomodarse mejor en el sofá.

"Esta es mi casa mocosas, no es amable de su parte amenazarme"

Sorprendidas, las gemelas le lanzaron una mirada al moreno que solo supo respirar y prepararse mentalmente para responder a todas sus inquietudes "¿Porqué está con Gojo Satoru?"

"¿Qué hace aquí?"

"¿Se recuperó de su casi muerte aquí?"

"¡Satoru es nuestro enemigo!"

Suguru rápidamente se sentó en el suelo en posición de loto, indicándoles hicieran lo mismo, tomó las manos de las gemelas una vez esta lo obedecieron sin mucho esfuerzo, y les indicó que cerraran sus ojos.

Los tres lo hicieron al mismo tiempo, Suguru inhaló y exhaló aire con tranquilidad, inspirando a las gemelas a imitarlo y así lo hicieron. Cuando Suguru creyó correcto abrir sus ojos y comenzar, ambas ya lo miraban con aparente calma.

"Mimiko y Nanako se ven mejor tranquilas ¿Verdad?"

Ambas asintieron y Suguru acarició las mejillas de cada una sonriendo de esa manera que haría derretir los corazones de cualquiera. Las gemelas levemente sorprendidas, sintieron sus ojos volver a aguarse, el moreno lo hacía esta vez de manera genuina y tan sincera, que sintieron sus corazones derretirse.