Cap.☆1☆ Shooting Star

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☆Capítulo 1: Estrella fugaz

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Narrador Pov.

Aún amanecía en la pequeña Hacienda Cabello, el gallo cantaba ruidosamente anunciando otro día completo de trabajo.

Camila dormía tranquilamente en su habitación pero luego frunció el ceño, aún con los ojos cerrados, cuando sintió un pequeño cosquilleo en la nariz.

- Hermanita, es hora de despertar, hoy tenemos un espectáculo que hacer.- Escuchó la voz de su hermana Ana Brenda Cabello y poco a poco fue
abriendo los ojos, viendo de cerca el rostro de su hermana.

- Ana, todavía puedes dormir un poco más.- refunfuñó Camila hundiendo su rostro en la almohada, Ana puso los ojos en blanco y meneó la cabeza, sentándose en la cama.

-Campesina a la que le da pereza madrugar, ¿dónde la has visto?- Preguntó divertida al vera Camila
volver a dormir. - Mila y Shania nos pidieron que fuéramos temprano, ella quiere cantar nuevas canciones.

-¡Ups, usted mencionó a su alteza Coutry así que no puedo hacerla esperar! - Camila saltó de la cama al
escuchar el nombre de su jefa, la latina le tenía un enorme respeto a la mujer además de ser una gran admiradora suya.

-¡En serio Mila! Conmigo no te emocionas, pero si escuchas el nombre de nuestro jefe tu cola se mueve feliz.- Refunfuñó Ana haciendo pucheros y Camila se rió, dejando un beso en la mejilla de su hermana y entrando al baño.

- Sabes que ella siempre ha sido un ángel para las dos, desde que mamá y papá se fueron ha sido una madre para nosotros, además de darnos el trabajo en el bar después de que se hizo famosa.- Dijo Camila mientras entraba a la ducha y Ana apoyado contra la
puerta.

- Lo sé, siempre le estaré eternamente agradecida.- Ana sonrió con sencillez, mirando a Camila en el vaso tapado en la ducha. - Date prisa, tenemos que abrir la barra.

Después de hablar, Ana salió de la habitación esperando a Camila en la cocina, no pasó mucho tiempo para que Camila apareciera vestida como una auténtica vaquera, una camisa roja de cuadros atada a su cintura, un sombrero blanco, shorts de mezclilla y botas bajas.

- Vaya, ¿estás intentando conquistar a alguien? - Ana sonrió con picardía y Camila la miró aburrida, sentada en la mesa y tomando el desayuno que
había preparado su hermana.

- Deja de burlarte de que estás babeando como una vaca cuando Roberto aparece en el bar.- Bromeó
sonriendo elegantemente y Ana frunció el ceño al mismo tiempo.

- Sólo espera hasta que tengas un poco de coqueteo, te voy a presionar mucho.- Ana le arrojó una galleta a Camila quien se rió y le sacó la lengua a la mayor en
broma.

Luego de terminar el desayuno cerraron toda la casa de madera que pertenecía a sus padres, la decoración era típica de las casas de la región, sencilla y acogedora.

-Que la virgencita nos proteja, y que seamos siempre el orgullo de nuestro padre y de nuestra madre.- Dijo Ana, haciendo la señal de la cruz ante la estatua de la virgen María muy cerca de la puerta de salida de la casa.

Camila repitió el acto de persignarse y salió de la casa con Ana, cerrando la puerta inmediatamente después.

Tan pronto como caminaban hacia la
camioneta verde claro, un poco vieja, el perro de la granja corrió hacia los dos emocionado de vera sus dueños.

-¡Oye mi niño grande! Cuida a los animales mientras no estamos, ¿vale Spike? - Dijo Camila acariciando el
pelaje blanco y negro del animal, Spike ladró en respuesta y Camila sonrió, ajustando el pañuelo alrededor de su cuello.

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