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Capítulo 21:
Lágrimas del rencor.

Sí, soy tan fuerte cuando estoy sola, y te hago sentir tan culpable.

Y fantaseo con un momento en el que estés un poco jodidamente arrepentido.

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El silencio que la acompañó tras todo el camino a su departamento, fue casi enloquecedor. Aún el palpitar de su piel escociendo bajo el sweater que llevaba le molestaba, rozando la marca inevitable que su padre había dejado sin reparos. Dolía, como la mierda dolía al punto de hacerle saber que aquél "pequeño incidente" le propinaría algún hematoma violáceo de aspecto nauseabundo. Había visto lasmitaduras como esas antes, demasiado vívidas en su memoria como para siquiera dejarlas pasar por alto.

Lee Minyeon era un monstruo abusivo, disfrazado con aquél traje de buen padre que todo el mundo le compraba con facilidad.

Por más que le contrariase admitirlo, Miranda Lee era la viva imagen de su padre cuando de guardar apariencias se trataba. Porque bajo su elegante y grácil semblante, se hallaba residiendo un desastre de mujer. Sí, ella sin dudas era lo que el hombre había asegurado hacía un rato atrás en el restaurante... Como un control de daños, Lee Minyeon burbujeó de las risas burlonas para excusarse por su descolocada conducta. Ella era una problemática de primera.

Los ojos grandes de Leah la recibieron justo cuando los suyos se humedecieron derrotados en humillación. Se dejó caer contra el parqué frío, uniéndose al suelo para hacerse un ovillo con su cuerpo con la esperanza de que aquello le sirviese de consuelo para sus nervios de punta. Miranda lloró desconsoladamente durante unos eternos diez minutos, creyendo que se ahogaría con sus propias lágrimas en cualquier momento.

-Ey, nena... ¿qué va mal? -La angustia manchaba la chillona voz de su amiga, quien se hincó a su lado para hacerle compañía silenciosa mientras repartía caricias tranquilizadoras en su cabello oscuro.

-Él no ha medido fuerza conmigo, Leah. Realmente pude ver en sus ojos el deseo de hacerme daño tan sólo para mantenerme a raya -Le costó hablar, su voz se rompía justo como ella en su lastimado interior. Su amiga no necesitó preguntar, sabiendo bien a quién se refería. Por poco que hablaban del tema, la chica estaba al tanto qué tipo de hombre era Lee Minyeon, iracundo, abusivo-. Pero y-yo, yo sólo no me contuve al saber todo el dolor que le ha causado a mi madre. -Con una desesperación tangible, Miranda volvió a desmoronarse en una angustiosa corriente de pensamientos contradictorios.

¿Quizás se había excedido? Aquél fue la primera pregunta que azotó su mente martirizada, haciéndole creer que sus impulsos pudieron más que su raciocinio, y que estos la llevaron a cometer una escena desagradable en lugar público. Su padre odiaba ese tipo de conductas en ella, erráticas, impredecibles y, sobretodo, emocionales. Por ello, Lee Minyeon aseguraba con todas sus fuerzas que su única hija no estaba hecha para asumir tal responsabilidad como lo era ser la futura directora ejecutiva de su empresa familiar. Simplemente, era problemático que Miranda sobrepusiera sus sentimientos antes que sus pensamientos cuerdos.
El hombre le llamaba "el mal de ser mujer", y con aquella cosa debía cargar como si fuese una maldita cruz por el resto de su vida.

-Debes salir de Seúl pronto -Razonó sin dificultad Leah al escucharla derramar todo lo sucedido hacía apenas una hora atrás-. Es mejor que te desaparezcas de su radar por un tiempo, y cuando las cosas se calmen, volver. Piensa en tu salud mental -Suspirando, la chica la envolvió más contra sus brazos para calmar los temblores que azotaban su cuerpo en una secuela del miedo que la acompañaba-. Tu boleto de escape está allá, eh. ¿Mucha casualidad? -Cambiando el rumbo de la conversación, su amiga señaló la isleta de la cocina, dónde permanecía un sobre blanco con algunas cosas que no distinguió a la distancia-, Kim Jungwoo ha traído para ti un boleto de avión. No sé si es un gesto algo romántico, a mí me parece una señal. -Y con eso, rió.

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora