Capítulo 11: Propuesta

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Así es, había huido, en mi vida de demonio me había mostrado vulnerable, me escabulli por los pasillos hasta que mi sombra me llevó a un lugar incierto dentro de la mansión. Me detuve maldiciéndome a mí mismo por todo, me sentía un idiota porque sabía que algo dentro de mi jodido corazón estaba fallando, no tenía por qué sentirme así, hasta el momento no éramos más de lo que fuimos desde el comienzo de esto, Lucifer siempre me había demostrado que amaba a Lilith y entendía que eso era verdad, llevaban una eternidad juntos y yo jamás le había pedido algo más, solo era entretención mutua, pero mis despreciables pensamientos me hacían la misma jodida pregunta: ¿Cómo puedo ganar contra ella?

No me entendía, no entendía esta absurda situación ni a él, si tanto la amaba ¿entonces por qué había hecho eso conmigo? ¿Así era de retorcido Lucifer o realmente así era el amor?, no entendía nada de eso, su presencia empezaba a molestarme desde que le había visto con Lilith cuando la recibió, si tanta desesperación me causaba esto, podía ser que realmente empezaba a enamorarme de él ¿el amor era así de caótico? Solo pensar en algo así parecía ilógico de mi persona, solo mi mente se confundía, tal vez solo estaba acostumbrando a su presencia, tal vez solo era atracción o eran los estragos de su veneno en mi cuerpo, el deseo de sangre o cualquier mierda parecida, solo tal vez...

- Esto es una idiotez... -solté un par carcajadas entre esos muros, resonando en aquel lugar incierto al que había llegado de la mansión, hasta que mis costillas me ardieron un poco por la falta de aire y el sobre-estimulo de la risa.

Más confuso no me podía sentir, pero en medio de esa oscura noche solamente podía despejarme si seguía indagando un poco más de Lucifer, al menos mientras estuviese ocupado podía tomar cartas en el asunto. Recorrí varios pasillos, subí unas elegantes escaleras a otra planta, hasta que al escabullirme pude llegar por casualidad a una puerta que llamó mi atención, desprendía un aura incierta, era de metal con decorados y la manija dorada. Traté de girarla, pero no cedió, un segundo intento y un tercero, pero todos fueron fallidos, concluí que repelía mi energía demoniaca con ese horrendo brillo singular.

- Así que se trata de algo sagrado~ -divertido por el recién descubrimiento, hice memoria de mi ruta para llegar hasta el punto en que me encontraba, pasaría algunos días aquí así que debía de averiguar que había dentro y cómo es que Lucifer había puesto energía de ángel en aquella cerradura.

Antes de que otra cosa pasara regresé a mi alcoba en la oscuridad y el silencio, queriendo olvidar lo que había visto hasta el momento. Otra vez había tenido sueños, recuerdos de lo que parecían ser de mi vida humana, y cuando se desvanecieron desperté viendo a los pies de mi cama a Lucifer quien estaba sentado y veía hacia la ventana con una mirada perdida.

- Majestad... -saludé levantándome con agilidad para que en un chasquido reapareciera mi ropa elegante, él no me dirigió la mirada.

- ¿Otra vez el tono cortes? -su voz era pesada, tal vez estaba molesto por el incidente de la noche, aunque no era el único. - Quería preguntarte algo Al, ¿Cómo describirías la devoción por alguien más?

- Bueno, podría interpretarse como admiración... Como muchos le tienen a usted -dije aún aquel tono, esperando alguna reacción, pero parecía divagar procesando lo que había dicho. - En todo caso la devoción podría convertirse en fanatismo si es que se inclina más por el lado de la obsesión~

- Ya veo... Sabes, eso mismo concluí cuando fui exiliado de aquel asqueroso paraíso, comprendí que muchos de los que alguna vez fueron mis hermanos, habían corrompido el significado de la devoción y se habían vuelto tan solo fanáticos de ese hombre a quien llaman Dios, perdieron su propio juicio, cegados por sus estúpidas leyes sin cuestionar... después de tiempo encontré la raíz del significado con Lilith, mi devoción es a ella, una admiración profunda por la mujer que es... Se transformó en amor o eso es lo que pensaba hasta....

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