𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨

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El fastidioso sonido del despertador fue lo único que logró romper toda calma dentro de la habitación. De entre la suave colcha un cuerpo se removió con pereza para sacar el brazo y comenzar a tantear sobre la mesita de noche hasta encontrarse con el dispositivo digital que perturbaba su descanso, apago la alarma y tomando el celular se lo llevo hacia su refugio cálido; la estancia volvió a estar en un delicioso silencio.

—¡Por un demonio, voy tarde!

Con prisa la femenina saltó del lecho de descanso para correr en dirección al baño donde se dio una ducha fría con la finalidad de despertar, al salir abrió con brusquedad el armario viendo los diversos conjuntos que tenía; llegando a la fatídica conclusión de que no sabía qué demonios colocarse.
Tras haber salido volando diversos vestuarios, se decidió por outfit al estilo Tokyo Ghoul. Opto por la blusa blanca que en el medio tenía una pequeña franja con los ojos de Kaneki; el gráfico estaba pintado con una perfecta escala de grises que hacían resaltar la mitad derecha del cabello negro junto a la mitad izquierda donde se veía el cabello blanco y el ojo escarlata, en la parte superior se encontraban algunas letras japonesas decoradas con manchitas de rojo simulando la sangre, busco el jeans de tono claro que estaba rasgado a la altura del muslo y la rodilla para colocárselo; dejando por ultimo los tenis blancos que tenían una hermosa serpiente junto algunas higanbanas a los costados exteriores, al final complemento la vestimenta con un par de mitones negros que resaltaban en la piel trigueña.

—¡Brig, es tarde!— Se escuchó desde el otro lado de la puerta.

—¡Ya seee!— Respondió casi en un suspiro al caer en cuenta que tal vez llegaría tarde el primer día de clases.

Con prisa la chica se dirigió al tocador, el espejo con marco de oro le devolvió el reflejo de una adolescente con piel trigueña, ojos marrones mínimamente rasgados y labios rosados. Rápidamente busco el peine comenzando a arreglarse un poco el cabello castaño que apenas le rozaba los hombros; tomó tres mechones de los costados para realizarse unas trenzas sencillas que fueron decoradas con pequeños ganchillos de estrellas, luego coloco un poco de sombras de ojos, delineador y labial para salir corriendo a buscar la mochila negra con el logo de la Legión de Reconocimiento donde metió varias libretas junto a los implementos de estudios.

La chica bajo a tropel las escaleras escuchando como Berthold le gritaba desde su habitación, en la cocina encontró a su otro hermano mayor;—gemelo del anteriormente mencionado—Brant.

—Vas tarde— Comentó entre risas el chico viendo a la femenina corretear por toda la cocina buscando algún shack antes de soltar un jadeo de preocupación al notar lo tardísimo que era.— Oye Brig— Llamo al momento en que se levantaba de la mesa para tomar las llaves del auto.— Vamos, Berth y yo te llevamos.

—¡Los tendré en un maldito pedestal el resto de la vida!— Comento entre lagrimas fingidas sintiendo como le removían el cabello con sutileza antes de que Berthold le empujara por la mochila para que se apurara.

El viaje fue tranquilo y el pintoresco distrito Mitte pasaba con rapidez frente a los ojos marrones de la femenina que degustaba con placer el delicioso speckpfannkuchen que su madre le había preparado antes de irse a trabajar. Los mayores conversaban sobre el trabajo o la universidad; esas cosas aburridas del mundo adulto que la joven ignoraba mientras respondía de una manera apurada el mensaje que recientemente había llegado al The suicide squad de WhatsApp, sus amigas estaban bombardeando la aplicación por su tardanza.

—Hemos llegado chiquilla— Berthold estaciono frente al complejo estudiantil dándole una mirada a la chica que observaba la estructura desde la ventana.— Todo va estar bien, Brig. La secundaria no es tan difícil, solo no te metas en ningún problema.

—V-Vale— Con aquella pequeña respuesta abrió la puerta para descender del auto mientras sus ojos se fijaban en los demás padres que llevaban a sus hijos.

—Oye nena— Brant le llamó al momento en que descendía del coche para acercarse.— Toma— Con aquello dejó sobre las manos de la femenina un pequeño llavero con la figura de Ichigo y una banda naranja con letras en inglés.— Para la buena suerte otaku loca.

La chica se fijó en el detalle que su hermano le había dado y con una sonrisa genuina sostuvo con fuerza el llavero.

—¡Gracias, Bran! ¡Gracias por la mochila aesthetic, Berthi!— Exclamó viendo a los gemelos sonreír en respuesta.— ¡Nos vemos luego Twins B!

Con aquella despedida; Brighid Hoffmann comenzó a caminar con dirección a la imponente estructura de paredes cremas y techos sienas que le daban la bienvenida a Berlin Metropolitan School. Atravesó con prisa el jardín delantero bordeado con diversos árboles donde sus ramas eran mecidas por el fresco viento de la mañana. La castaña tránsito el pasillo principal hasta llegar a la amplia cancha donde todos los alumnos se encontraban en fila esperando a ser llamados por sus profesores guías, apenas la muchacha colocó un pie dentro de la instalación todos le miraron y sintió como las mejillas tomaban un característico color carmín mientras fingía demencia hacia las expresiones de enfado del grupito de amigas que le esperaba con paciencia y preocupación.

ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora