III. Ella

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Habían transcurrido 3 semanas desde mi encuentro con Hannes y no había pasado nada de lo que mi loca cabecita había maquinado el último tiempo, el lado positivo de las cosas era ese. El lado negativo era que debíamos entregar un proyecto juntos y el no se había aparecido.

Pero en fin, supongo que me tocará entregarlo sóla.

Avanzo con cuidado a través de los pasillos de la institución, llevo el proyecto en mano y juro por cristo que sí alguien me atropella con él no sería capaz de contenerme, pero el universo hoy sí que me está cobrando todas las que le deben hasta mis antepasados pues estaba a punto de cantar victoria cuando dos chicos pasaron quitando todo lo que encontraban en su paso y, desgraciadamente, yo estaba en su paso.

–¡Maldita sea!– exclamé furiosa mientras observaba como el proyecto caía al suelo haciéndose trizas–¡¿Acaso no ven por dónde van, imbéciles?!

–¿Cómo acabas de llamarnos, pequeña loca?–pregunta uno de ellos mientras se me acercaba más de lo necesario .

Al percatarme de su cercanía soy consiente de que es mucho más alto que yo, y, que claramente, no tiene intenciones pacíficas.
Miró a mi alrededor tratando de buscar una salida o alguien que pueda ayudarme, pero lo único que logró ver es el círculo de desconocidos que se acercan al oír el escándalo.

–He dicho que sí no han visto por dónde iban–respondí consiente de la mirada de todos–no pueden ir por los pasillos creyendo que sólo son ustedes los que han venido aquí. Han echo un desastre.

–¿A caso tu eres alguien importante aquí para decirnos por dónde mirar?

–Tal vez no sea alguien "importante" cómo tú lo llamas, pero si soy alguien con más cerebro como para reconocer lo que acaban de hacer.

–Cállate ya–respondio dando un paso hacia mí–.

Me doy unos segundos para detallarlo y me doy cuenta de lo evidente; está furioso. Sus fosas nasales están dilatadas, tiene el ceño fruncido y las manos echas puños.

Está conteniendose.

Pero sé que yo también lo estoy.

¿Qué se cree? Se que debo parar ya. No vale la pena seguir pero Dios, no puedo contenerme al responderle.

–¿Sólo por qué tú lo dices?–pregunté desafiante.

Y entonces todo comenzó a pasar demasiado rápido.

Juro que casi pude sentir su puño en mi rostro, pero el golpe nunca llegó. Por acto reflejo cerré los ojos, cómo si ya estuviera en mí.

No me moví, deje de respirar unos segundos y sólo esperé. 

Pero lo único que llegó a mi fueron los gritos de los espectadores de la escena frente a mi.

Hannes estaba sobre el tipo luchando por mantenerse ahí y no ser él quien terminara en el suelo.

–¡Si vuelves a levantarle la mano, a mirarla o a respirarle cerca te juro que no vas a contarla, imbécil!–dijo, pero antes de recibir alguna respuesta un segundo tipo ya estaba próximo a él.

–¡Suéltalo!–grité presa del pánico y me ví intentando jalar al tipo lejos de él. No sé de donde saque fuerzas para lograr que él lo soltará.

–Eres una maldita, ¿también ya estuviste con él o todavía sigue rondandote por ello?– al escucharlo me quedo quieta. Sin duda no esperaba que me soltará eso tan fuera de contexto.

–El motivo por el que impida que lo golpees no te incumbe. Lárgate con el tipo aquel a causar problemas a otro lado– respondí tratando de recomponerme.

Al darme la vuelta observe que habia dos tipos más separando a Hannes del tipo y al fin respiré solté el aire que estaba conteniendo.

–Anda, vámonos–dijo el tipo que lo acompañaba– No te ensucies las manos por esa mojigata y él imbécil que seguramente quiere estar entre– pero antes de que terminara de hablar, Hannes ya le había lanzado un golpe.

–No hables desde el resentimiento, Patrick– respondió Hannes.

–Sabes que no es sólo por ella – respondió el otro tipo.

Al mencionar esto la mirada de Hannes cambio, en sus ojos se notaba que el alma le dolió, no sólo el corazón.

–Anda, Lucas. Atrévete a mencionarla a ella– dijo Hannes con voz rota. El sentimiento en su voz me tomo desprevenida, ¿quién es ella?.

–Sabes que no se queda aquí, Fergguston. Hoy fue por la mojigata, pero sabes que habrá otra–dice quien supuestamente es Lucas–Siempre hay otra–dijo, y algo dentro de mí sabía que no hablaba de otra confrontación.

Cuidadosamente me acerque a Hannes y lo abracé. De quién sea que hablaban le había dolido, lo sabía.

Los ojos son la ventana al alma y la suya dolía con recuerdos que parecían regresar.

El proyecto quedó destrozado y no le ví sentido entrar a la clase, de igual modo era la última.

Lo tome de la mano y lo lleve hacia afuera de la institución. Él sólo me miraba.

Quedó algo lastimado por la pelea, así que le susurré que tuviera cuidado al subir al auto.

Mamá se había ido por la mañana con su esposo, por ello no pudo llevarme a clases. En este momento agradecí internamente por ello.

Conduci en silencio y libere todo el aire que al parecer había conteniendo por el agetreo de emociones.

Entonces mire a Hannes, quién tenía la mirada perdida. Cómo si estuviera reviviendo todos esos recuerdos que al parecer aún le dolían tanto.

–Hannes, ¿quieres comer algo en casa?, ¿prefieres que te lleve a la tuya?–pregunté un poco cohibida ante su reacción pero no obtuve respuesta.

–¿Hannes?

–No quiero ir a mi casa–respondió lejano.

–Bien, a la mía será.

En el transcurso no pude evitar preguntarme que era lo que pasaba. Sé que recién nos conocíamos, pero también sabía que es no tener a alguien en un momento así.

Todos tenemos algo que nos atormenta, algo que nos consume unos días más que otros.

A veces podemos hablar de ello para hacerlo más llevadero, otras veces no podemos ni pensarlo.

Lo que a mí me consumía era silencioso, ni siquiera lo había visto con claridad. Sólo sabía que estaba ahí.

No me dí cuenta que tanto me identifique con la mirada de Hannes hasta que escuche el primer sollozo, y luego ví su mirada rota.

Nota de la autora:

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Nota de la autora:

Gracias por seguir acompañándome en este viaje, en la vida que hay en cada letra.
¿De quien creen que hablan Hannes y Lucas?
¿Qué habrá pasado?
Sus teorías aquí:

Dejen sus votitos pequeñines <3
Les quiero mucho, gracias a todes por estar.

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