Luna de Amor

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Había comenzado el verano y cada día era mas caluroso que el anterior. La ahora señora Miyo Kudo estaba preparando la cena mientras que esperaba expectante a su esposo, que hoy llegaría con noticias. Ya no daba mas de la ansiedad, el sentimiento era comparable solo con su noche de bodas. Kiyoka-San le había dicho la noche antes que mañana Ookaito le daría la respuesta sobre sus semanas libres previas a su retiro. Ya habia hecho trabajo por adelantado, instruido a Godou en algunos asuntos e incluso hubieron noches que no llego a dormir con Miyo. Ya la situación lo tenia de mal humor.

- Kiyoka-San, es seguro que no es una molestia que ahora nos vayamos de viaje? Eh, Yo puedo esperar

- No quiero esperar mas, Miyo. La boda fue hace 3 meses y no hemos tenido un momento para nosotros. Diciendo esto deja la mesita donde estaba servida su cena para acercarse a Miyo, le acaricia el cabello y le da un suave beso en los labios.

Miyo recibe el inesperado beso de buena manera, aun quedaba asombrada y ruborizada pero estaba mas familiarizada y no le costaba responder a los besos y caricias de su esposo. Con una mirada llena de amor, le responde sinceramente:

- También me hace ilusión viajar con mi señor, esperare su respuesta para empezar a preparar todo.

Si bien sabia y entendía lo ocupado que estaba Kiyoka en el trabajo, no podía evitar sentirse algo sola sobre todo por las noches. Desde que la hizo su mujer, sentía una necesidad por estar cerca de el y dormir a su lado. Nunca pensó que seria una necesidad tan pronto, si no hace mucho tiempo le aterraba pensar en compartir cama con el. "Me imagino que es parte de amar a alguien de esa forma"

- Esta bien, estas segura que quieres ir a la Antigua Capital? Podemos echar a mis padres de la Villa y que las aguas termales sean solo para nosotros esta vez...

Miyo no pudo soportar su traviesa mirada y se puso roja como un tomate - No me mires así, Yurie aun esta en casa- Regaño a Kiyoka

- Jajaja pronto se ira, así que enójate todo lo que gustes. Ya es hora de ir a acercarla a su casa de todas maneras y vendrás conmigo.


Ya el cielo estaba totalmente estrellado y los tres caminaban tranquilamente hacia la casa de Yurie, las dos mujeres iban tranquilamente hablando sobre las clases de cocina en las que estaba participando Miyo, que a la vez estaba enseñando a Yurie nuevas preparaciones, mientras Kiyoka las escuchaba en silencio. Ya una vez que llegaron a destino, se despidieron y la pareja tomo rumbo devuelta a su hogar. Miyo tomo la mano de Kiyoka y fueron caminando en silencio hasta que el primero en romper el hielo fue Kiyoka.

- Miyo, si te sientes incomoda por mis acercamientos hacia ti, no dudes en decime... Lo que menos quiero es incomodarte o que me tomes rechazo. Solo pensé que... - Miyo paro para mirarlo con la poca luz que proyecta la luna.

- Eh.. No me molesta, Kiyoka-san... al contrario, me hace feliz solo que aun me cuesta. Esto es nuevo para mi. Perdóname.

- Me creas o no, para mi esto es nuevo. No me habia sentido de esta manera nunca y tampoco me veía a mi mismo confesándolo jaja

Su ternura conmovió a Miyo, que lo tomo aun con mas fuerza de la mano y se acerco hacia el. No podía creer que esta vez era ella la que se acercaba a besarlo. Su esposo la tomo con fuerza entre sus brazos y la beso apasionadamente. No sabia cuanto habia durado aquel beso, pero solo pararon al recordar que tenían que tomar aire para seguir viviendo.

-Te amo, Miyo Kudo

- Yo también, Kiyoka- san. Ambos caminaron en un silencio cómodo hasta llegar a su hogar.

Ya estando en casa, cada uno hizo su rutina antes de dormir. La de Kiyoka era la misma de siempre pero Miyo si se preocupaba un poco mas. Su cabello brillante bien cepillado, toques de perfume y los camisones de seda de colores pastel que le habia regalado su hermana Hazuki previo a la boda eran parte de su ritual. Al mirar su reflejo en el espejo, se daba cuenta que ya no era la Señorita Saimori de hace un año atrás, si no que ya era una Kudo y una mujer casi tan hermosa como lo habia sido su madre Sumi. Pensar en eso le llenaba el corazón. Ya era momento de dormir, Kiyoka le acaricio el cabello, la beso en la frente y ambos, uno al lado del otro cayeron en un tranquilo y profundo sueño.

Mientras iba conduciendo a la Unidad anti grotescos, pensaba en que decirle a Miyo si todos sus planes se fueran a la basura por sus obligaciones militares. No quería defraudarla una vez mas, aun se sentía culpable por llegar tarde a la boda y dejarla sola en sus primeras noches juntos. Quería que ella fuera su prioridad y no su trabajo... Además, por razones no propias de un caballero, quería tener ese tiempo junto a ella. Lo necesitaba.

Ookaito lo estaba esperando en su oficina para entregarle una carta.

 - Buen día, Kudo. Llegue algo temprano.

- Comandante, no lo esperaba hasta medio día pero no hay problema.



Mientras Kiyoka se fue como todas las mañanas, Miyo se quedo haciendo su vida normal, sin querer hacerse expectativas de su viaje. Nunca ha salido de la ciudad, excepto cuando fue a la Villa Kudo tiempo atrás. Habían pasado tantas cosas que parece una eternidad desde que fueron a ese lugar. Ahora irían como marido y mujer. 

En ese momento se acerco Yurie silenciosamente, un poco nerviosa.

- Miyo-san, hay algo que quisiera hablar con usted. Puede que sea un poco atrevido de mi parte pero no se si tiene la preparación necesaria. 

- E es eso? Miyo sabe a lo que se refiere Yurie. 

 - Mi señora, usted debe saber que se espera que usted con el joven maestro, tarde o temprano cumplan con su deber y tengan un hijo. Si tiene alguna duda, sabe que puede contar con Yurie. La anciana la miro con calidez, como si estuviera hablándole a su propia hija. 

- Gracias Yurie-San, eh... no se si sea el mejor momento para pensar en concebir un niño.... 

- Mi señora, mmm... si usted duerme con el joven amo, mas temprano que tarde llegara ese momento, no se si me entiende.

Se a lo que se refiere Yurie-san, pero... no es que pasen muchas cosas como para concebir, o yo lo estaré haciendo mal? Después de todo, no tengo nada de experiencia y mi esposo esta solo un poco mas adelante de mi. No se como comparar, me da pudor preguntar a Yurie o Hazuki aunque se muestren amables.

En ese momento, mientras se hundía en sus pensamientos, escucho un motor que la saco de su ensoñación. Fue rápidamente a la entrada y se sorprendió a ver a su esposo con una expresión feliz. Su corazón dio un brinco.

- Señor, no lo esperaba tan pronto. - Miyo, esta todo listo, salimos mañana mismo!

- Mañana? empezare desde ahora en preparar todo! Kiyoka soltó una risilla al escuchar el tono entusiasmado de Miyo.



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