Inesperado • [SeongJoong]

único

—Creo que estoy enfermo. —Lo enunció en apenas un susurro, mas fue posible que su acompañante le escuchara. El muchacho de cabellos largos y nariz perfecta hizo una mueca, la incertidumbre bañando sus atractivos rasgos fue cómica, casi hace que HongJoong se suelte a carcajear, queriéndose reír a la vez que tenía ganas de echarse a llorar. Sintió cómo el agarre a sus caderas se aflojaba y no tardó nada en apoyar sus manos firmes de uñas pintadas sobre los finos dedos que le apretaban por sobre la ropa, impidiendo así que el contacto se rompiera.

—¿Qué dices?

—No, no es nada malo. —El pelinegro sonrió con avidez y ni el pensamiento fugaz de que el delineador se le había corrido por tanto sudar ni que esa tinta roja decorando sus labios seguro ya le manchaba la barbilla por los besos tan desordenados fueron impedimento a su galantería. HongJoong se apoyó ligeramente en la punta de sus pies, soltando las manos tibias para rodear con ambos brazos el cuello ajeno, sus narices rozándose.

Sintió a su acompañante removerse, como no sabiendo qué hacer, incluso le vio tragar saliva y de nuevo le dieron ganas de reír. El chico que, según sabía, era mayor que él, tenía unas reacciones muy peculiares, resultaba adorable.

Ja, parecía que el alcohol había idiotizado lo suficiente a Kim HongJoong como para confiarse de un extraño con el que habló nada y se besó mucho, su nebulosa mente catalogándolo como inofensivo aun si los orbes brillantes se volvían peligrosamente oscuros, acusadores.

—Escucha, niño, no puedes soltar información como esa luego de que me restregaste la lengua en el paladar y esperar que me confíe de que no es nada malo. —El tono de voz con el que se le habló fue severo, pero HongJoong se limitó a pucherear, acariciando el pelo largo en la nuca contraria con sus dedos inquietos. —Hablo en serio, si me has contagiado de algo te voy a-

La estruendosa carcajada resonó en las paredes del cubículo, ahí donde la música alta retumbaba desde hace rato.

Bien, era suficiente. Park SeongHwa apartó al bajito de su cuerpo, obligándolo a sentarse sobre la tapa del váter aun si parecía muy ocupado riéndose todavía.

—Yah, no estoy sucio, idiota. —La voz aguda se dejó escuchar entre lo que parecían ser exhalaciones para calmarse a sí mismo. SeongHwa enarcó la ceja, cruzándose de brazos y recargándose contra la puerta del sanitario.

Lo sabía.

Él sabía que no era una buena idea salir de farra con sus amigos aquella noche.

Sabía que no había hecho bien en beberse aquella mezcla de vodka y sabrá dios qué más como si fuese agua y sabía que no debía hacerle caso al muchacho bajito de párpados pintados y ropa entallada que le miraba desde el otro lado de la pista como si quisiera comérselo.
También sabía que no debía haber correspondido a su coqueteo y mucho menos dejarse arrastrar por él hasta los baños de aquel bar, pero ya era tarde para arrepentirse.

Debía ser maduro y responsabilizarse de las consecuencias que su imprudencia generaba. No podía simplemente huir del sitio como si nada hubiera ocurrido, ¡tenía qué asegurar su salud antes de mandar al diablo a ese enano coqueto!

—Explícate antes de que me desates la migraña.

Los ojitos maquillados con sombra oscura miraron en su dirección, pero esos labios rojizos que tan bien le besaban no emitieron palabra.
HongJoong se desparramó contra el tanque del inodoro, desanimado. Estaba ligeramente borracho, pero muy consciente de que había echado a perder el ambiente por culpa de su mente escandalosa.

Joder, que se estaba besuqueando de lo lindo con un tipo guapísimo, ¿por qué justo ahora pensaba en él?

>>Porque eres un idiota dependiente que no lo ha superado...<< susurró la tormentosa vocecita interna que parecía nunca dejarlo en paz.