Capítulo 21.

18 3 0
                                    

Sábado.

Han pasado los días y ya es sábado, el día de la famosa fiesta ha llegado y yo estoy arropada en mi cama viendo Expediente Warren, mi película favorita. Antes era muy fan de las películas de amor, pero desde que dejé de creer en el amor, no he vuelto a ver ninguna, el terror se ha convertido en mi género favorito, no me da miedo y me encanta ver las películas con todas las luces apagadas.

He estado contestando los mensajes del blog y cuando he terminado, he estado hablando con mi madre durante una hora por teléfono, la echo de menos, ojalá poder abrazarla.

Estos días he pasado tiempo con Manu y Sara, Martina ha venido a verme también y un día nos fuimos los cuatro a dar una vuelta por el centro de Barcelona. Nos lo pasamos de maravilla esa tarde, fuimos a cenar a un restaurante de sushi, yo nunca lo había probado  y se ha convertido sin duda en mi comida favorita del mundo, tanto que todos estos días he pedido sushi a domicilio para cenar.

-¡Cloe!-oigo la voz de mi tía Emilia al otro lado de la puerta.

-¡Pasa!-la digo invitándola a entrar.

Mis tíos entran en la habitación y encienden la luz, yo pauso la película para atenderles.

-Hola cariño, estamos preocupados por ti-dice mi tío Antonio.

-¿Por qué?-le pregunto.

-No sales últimamente mucho y nos preguntamos si es que te ha pasado algo-me dice mi tía.

-No, está todo bien, solo que ya sabéis, no soy muy de fiestas y además disfruto más estando en casa acostada-les digo.

Jamás les diría a mis tíos que las fiestas a las que va Manu se basan en emborracharse en un polígono y ver cómo varios tíos se parten la cara por un sobre de dinero. Nunca se me ocurriría delatar de esa forma a mi primo y mucho menos preocuparles a ellos.

-Manu y Sara se han ido a una fiesta a casa de Martina, ¿no quieres ir?-me pregunta mi tío.

Otra mentira más en la cual tengo que cubrirle.

-No, me encuentro un poco mal y no me apetece, pero gracias igualmente-les digo sonriendo.

-Bueno, cualquier cosa estamos en la habitación, vamos a dormir ya, si necesitas algo solo dínoslo-dice mi tía.

Se acercan a darme un beso cada uno y vuelven a salir de mi habitación.

Mi teléfono empieza a vibrar. 5 mensajes de Martina.

"Hola amor"

"Tienes que venir"

"Por favor"

"Necesito bailar con alguien y aquí son todos unos aburridos"

"¿Dónde está mi compañera preferida? ¡Contesta!"

La respondo.

"Ya te lo dije, no voy a ir, disfruta por mí, yo estoy viendo una película de terror acostada en la cama, no quiero darte envidia de mi súper plan"

Bloqueo el teléfono y veo como se ilumina la pantalla, sigue siendo Martina escribiendo mensajes e intentando convencerme.

El último mensaje es el único que capta mi atención.

"Caleb está aquí"

Leo varias veces el mensaje.

¿Y si fuera a la fiesta a plantarle cara? Quizás de esa forma recuperaría mi trabajo o quizás también solo empeoraría la situación actual. Pienso varias veces en que debería hacer mientras sigo leyendo el mensaje sin meterme en él para contestar.

Me incorporo en la cama, con el teléfono aún en la mano, pensando en si pedir un taxi y aventurarme a lo que pueda pasar o si seguir en la cama viendo mi película favorita. Miro al armario y veo el vestido que Martina me regaló el otro día, el vestido que quería que me pusiera hoy en la fiesta.

Me levanto de la cama y acaricio el vestido con mis manos, pensando en que debería hacer. Me siento en el suelo, apoyando mi espalda en la puerta del armario, cojo mis piernas con mis brazos y apoyo la cabeza en mis rodillas.

No puedo ir, no debo, no quiero.

Mil situaciones posibles de la fiesta se me cruzan en la cabeza, algunas buenas, otras horribles.

¿Discutir con Caleb? ¿Bailar hasta olvidarme de todo con Martina? ¿Emborracharme en la fiesta y pasar de todo lo que me rodea? O quizás, ¿tener que ver cómo a Caleb le rompen la cara? Esa opción es la que más placer mental me da, ver cómo le parten la cara, lo tiene merecido.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora