Un Tesoro de Cartas - Lawlu

3: El sueño de un salvador

"¿Quieres que te ayudemos a enviar una carta al antiguo Almirante de la Flota, Sengoku el Buda?".

Luffy asiente como respuesta antes de que su habitual risita brote de su pecho. Después de todo, Cora-san ya está en el cielo, pero Law mencionó antes que el cielo no acepta cartas de piratas como ellos. Así que un marine debería poder hacerlo, ¿no?

"¡Sí! Además, necesito hablar con el abuelo de Torao también si quiero casarme con él, ¿verdad?"

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A Luffy le encantan las fiestas.

¿Por qué no? Después de todo, puede comer mucha carne sin ni siquiera intentar robarla de la nevera de Sanji. Ve a un montón de gente desmayarse por intentar beber más que Nami y Zoro. Escuchará historias aún más maravillosas de Usopp en cuanto su francotirador empiece a emborracharse. Puede ver a Franky profesando su amor por Robin como si fuera la primera vez que lo hace, y a Robin riéndose de las payasadas de Franky. Canta y baila con Chopper alrededor de la hoguera mientras Brook toca las canciones más maravillosas que jamás haya oído.

Y sobre todo, puede ver la sonrisa de todos sus compañeros como si no hubiera nada más importante en el mundo que este momento.

A Luffy le encantan las fiestas, y eso incluye esta fiesta que organizan en Zou por razones que Luffy ha olvidado hace tiempo. Es divertido estar con los minks y mucho más escuchar sus historias sobre cómo les ayudaron sus compañeros de tripulación. Luffy siente que se le hincha el pecho de orgullo cuando les escucha relatar los sucesos de las dos últimas semanas. Una parte de él desearía haber estado allí con su tripulación cuando ocurrió todo, pero también sabe que Mingo necesitaba una paliza y que no podía dejar que Torao se ocupara de él él solo.

Lo que le recuerda: ¿dónde está Torao?

"¿Buscando a Torao?" Luffy voltea a ver a Robin y mira a su arqueóloga. El capitán asiente con la cabeza mientras se llena la boca con otra ración de carne antes de coger un plato limpio a un lado. "¿Le has visto?" pregunta Luffy mientras empieza a llenar el plato de pescado a la parrilla, una tonelada de carne que puede comérsela si Torao no quiere, un poco de verdura aquí y allá (eew, pero a Torao le gusta así que se la pone), y más variaciones de Onigiri de las que puede contar.

"Lo vi caminando hacia su casa designada antes", menciona Robin con una pequeña sonrisa y esa es toda la pista que Luffy necesita para salir de la fiesta con un grito: "¡Gracias, Robin!".

Luffy se está acostumbrando poco a poco a buscar a Torao en medio de una fiesta. Sabe que a Torao no le gusta la multitud, de ahí la habitual desaparición que se produce cuando Luffy ha estado demasiado preocupado comiendo hasta hartarse o haciendo estupideces con su tripulación. Pero no pasa nada. Porque aunque Torao se mantenga alejado de las fiestas, Luffy le llevará la fiesta a él.

Después de todo, ya tienen todos los requisitos para que empiece una fiesta: comida, bebida, dos o más personas para celebrar y una canción para cantar y bailar. Luffy sabe que a Torao no le gusta bailar, algo que aprendió por las malas tras su fiesta en Punk Hazard. Que lo cortaran en pedazos era divertido, pero Luffy prefería poder comer a tiempo en lugar de esperar a que sus compañeros lo volvieran a unir para poder comer.

Pero está bien, Luffy puede bailar y Torao cantar. Puede que el Cirujano nunca lo admita, pero Luffy sabe que le gusta cantar. Luffy lo sabe porque lo ha oído un montón de veces, la primera de las cuales aún no está seguro, teniendo en cuenta que se drogó bastante después de la guerra. Pero Luffy mantiene su afirmación de que a Torao le gusta cantar siempre que está de buen humor, o siempre que intenta despejar la mente para pensar en todos esos pequeños planes retorcidos.