❝Jungkook nunca creyó que llegaría a conocer a Jimin. Tampoco se imaginaba la clase de chico que se escondía detrás de aquella imagen perfecta de jugador de rugby y rey del instituto. Y por supuesto, nunca pensó que podría llegar a enamorarse de él...
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Jimin me soltó la mano y apartó la mirada.
- Lo siento -me disculpé bajando la cabeza-
Me quité el estetoscopio y lo tiré a la caja con el resto de los trastos. Me separé de él y me senté en la esquina del asiento, pegado a la puerta. Me froté el rostro con las manos, profundamente arrepentido y sintiéndome culpable y estúpido a partes iguales. Cogí aire, dispuesto a esquivar aquello de la mejor forma posible, ignorando el hecho de que medio me acababa de declarar y me sentía como una mierda.
Jimin tenía la cabeza girada y los brazos cruzados, miraba fijamente la ventanilla cubierta por regueros de agua y gotas de lluvia.
- Jungkook -oí que decía con un tono serio que me rompió por dentro- Esto es sólo un juego -me advirtió.
- Lo sé -sonreí, tratando de que mi voz no temblara. Me mordí el labio inferior y los ojos se me nublaron debido a las lágrimas que luchaban por salir.
- Yo no soy cómo tú. No soy un...-no terminó la frase; pero ambos sabíamos lo que él iba a decir.
Un puto maricón. Lo había oído demasiadas veces a mis espaldas, dicho por sus compañeros de equipo entre risas.
Abrí la boca, quizá para reírme, quizá para dejar claro que ya lo sabía. Pero no fui capaz. Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro y simplemente me esforcé en taparme la cara y evitar que me viera sollozar. El cuerpo me temblaba y me costaba respirar. Entonces me acordé de lo que me dijo Yeji.
Uno de los dos tenía que seguir sonriendo, porque Jimin no iba a hacerlo.
Él no podía. No era tan fuerte como yo.
Apreté los puños y los dientes, y le dije:
- Tienes razón, no sé en qué estaba pensando. -me giré hacia la puerta y la abrí- Volvamos, es tarde.
- Jungkook...-me dijo con tono pausado- No me odies, por favor...
Su mano me aferró con más fuerza el hombro.
- No te odio, Jim -respondí porque es cierto- Pero no entiendo a qué estamos jugando...
La voz se me quebró a mitad de la frase y otra lágrima se deslizó por mi rostro.
- No...no sé que quieres de mí...-negaba con la cabeza y me costaba respirar- ¿Es sólo sexo? -le pregunté- ¿Es eso?
Él se quedó en silencio, incapaz de mirarme a la cara. Eso me enfadó.
Me volví a meter en el coche y lo cerré de un portazo.
- ¡Entonces ya está! -excalmé yendo hacia él para rodearle los hombros- ¡Follemos y cada uno a su casa!
Jimin apartó el rostro cuando fui a darle un beso.
- Para -Dijo con tono seco- No hagas eso.
Intenté volver a besarlo, llegando a forzajear incluso con él para acercarme lo suficiente.
