POV. Sarita
Subió molesta las escaleras hasta su cuarto, sabía que no era correcto dejar a los invitados tan groseramente, y que probablemente mamá la reprenderia luego por ello. Pero estaba frustrada con todo lo que estaba pasando y no quería más que ponerse su ropa de cama y tirarse a dormir.
Nada más sacar la bata escucho la puerta de la habitación abrirse y no tenía que ser adivina para saber de quién se trataba.
-Sarita! ¿Te estás dejando contagiar por el mal genio de mi papa? La visita no se ha ido, no has debido retirarte.
Suspiro tratando de calmarse, lo menos que quería era pelear con mamá.
-Mama, en esta casa no se habla si no del noviazgo de mi hermanita con Leandro. Todo gira alrededor de ellos, mama no mas estoy harta!
-No me impacientes Sarita.
-Yo soy la que se impacienta con la importancia que le están dando a esos dos, esta bien, que se casen y hagan lo que quieran. Pero a mi no me obligues a participar en esas reuniones que me tienen hasta la coronilla mama.
-Sara... ¿Sientes envidia de tu hermanita?
Estaba tan cansada de escuchar eso, Leandro, Jimena, y ahora su madre. Si, se moría de la envidia y era un sentimiento tan fuerte y desagradable que las ganas de gritar la están consumiendo. Pero al contrario de lo que todos estaban suponiendo ese sentimiento no tenía nada que ver con el inminente compromiso de su hermana pequeña con Leandro Santos.
Se tragó lo que quería decir y en su lugar respondió con un rotundo no.
-No siento envidia de nadie, porque no tengo afán ni de tener novio, ni de casarme.
Una mentirosa es lo que era.
-Deberias, creo que te hace falta.
No pudo más que reír amargamente.
-Con quién, con el bobo de benito? O acaso me estás dando el privilegio de escoger ah? Y en donde? No hago otra cosa que estar pendiente, de los asuntos de la hacienda, de el padre, y ni hablar de con quien salir, como Jimena vive pegada a el novio.
-Sara estas mal de los nervios, creo que dedicaré más tiempo a ti.
Lo que le faltaba tener a Gabriela pegada a ella todo el tiempo, no tuvo oportunidad de diferir pues justo llegó Eva solicitando la presencia de su madre en el comedor.
Gracias a dios, camino a la ventana al escuchar el ruido de un automóvil y pudo ver llegar a Jimena y Leandro, la primera con una gran sonrisa.
Sabía que a donde fuera que su hermanita estuviera saliendo, no era con Leandro, no era tonta tenía sus sospechas, pero le aterraba comprobarlas.
Su mente divagó recordando aquel día que los encontro besándose en el cuarto que los trabajadores utilizaban para guardar sus cosas. Esa punzada que sintió en el pecho sin poderlo evitar y cómo después de aquello se encerró en el baño de su habitación, avergonzada por llorar por algo tan absurdo.
Pero no sabía cómo evitarlo, sin que ella lo notara, y sin saber por qué, Franco Reyes se había adueñado de cada uno de sus pensamientos.
¿Como? No lo conocía, no en realidad, no sabía nada de él, pero lo veía a lo lejos, esa risa escandalosa de niño pequeño, esos ojos azules tan lindos, y ese cariño y respeto que irradiaba por sus hermanos.
Todo en él le removía sentimientos que no creía llegar a experimentar jamás.
Y si, sentía envidia, de Jimena por tener la libertad de besar esos labios, y de que estos le correspondieran.
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El verdadero amor perdona
RomanceEh estado leyendo tantos fanfics de estos dos, que no podia no escribir uno propio. En esta historia la relacion de Franco y Sarita empieza antes, tratare de no cambiar mucho la historia original para que les sea sencillo imaginar esta historia como...