Al llegar al hotel después de una agotadora sesión de ensayo, consideré que era el momento propicio para embarcarme en la creación de nuevos sencillos. Aspiraba a plasmar mi crecimiento y madurez en las próximas composiciones.
Me senté y tomé mi guitarra, comencé a tocar notas al azar, tratando de encontrar la inspiración. Pero nada salió bien. Las melodías me parecían vacías.
Me levanté y fui a la mesa de trabajo. Abrí uno de mis diarios y comencé a escribir frases sueltas y sensaciones. Pero nada parecía encajar. De pronto, sentí una punzada de frustración.
¿Por qué no podía encontrar las palabras? ¿Por qué no podía plasmar lo que sentía?
Me apoyé la cabeza sobre el escritorio y cerré los ojos. Dejé que mis pensamientos vagaran libremente.
De repente recordé aquella noche en la que le pedí a Travis que me besara. No había entendido de dónde había sacado ese coraje. Había estado nerviosa toda la noche, pero cuando estábamos solos en su coche, no pude evitarlo.
Me sentí decepcionada por su respuesta, pero también aliviada. Aún no estaba preparada para ese momento.
¿O si?
Pero desde entonces, no he podido dejar de pensar en sus labios.
¿A qué sabrían? ¿Cómo sería su forma de besar?
Creí que al recordar aquella noche sacaría algo de inspiración. Pero, por alguna rara razón, eso no funcionó. Mientras debatía internamente si seguir escribiendo, un golpe en la puerta resonó en la habitación. Consulté el reloj y no esperaba a nadie a está hora. A pesar de mi desconcierto, la insistencia persistía, así que me levanté de la silla.
Al abrir la puerta, me encontré con Travis, de pie frente a mí, con una sonrisa cautivadora en su rostro. Sus ojos me miraban con intensidad, y su sonrisa se tornaba aún más seductora cuando me vio.
—Hola, hermosa —pronunció Travis, recorriéndome con la mirada.
Me sentí vulnerable bajo su mirada. Mi corazón latía con fuerza, y mi mente se quedó en blanco.
—Sí... sí —titubeé, mi intento de sonar normal resultó un fracaso.
Me sentía como un desastre total. Travis exploraba la habitación con la mirada, y, finalmente, puso sus ojos en mí.
—¿Te importa si me siento? —susurró, con su voz tan ronca que me hizo sonrojar.
—Para nada —respondí, aún incapaz de recobrar la compostura.
Inmediatamente me dirigí hacia mi escritorio para ordenar el desastre que había causado. A mis espaldas, se escapó una pequeña risa, y al girarme, lo vi sentado en mi silla, invitándome a unirme a él, en sus piernas.
ESTÁS LEYENDO
Destinos Cruzados
FanfictionTaylor Souvage, una famosa cantante, se encuentra con Travis Kovac, un destacado jugador de fútbol americano, después de uno de sus conciertos. Travis se enamora profundamente de Taylor por su talento y personalidad, pero ella lucha con sus propias...