Caleb conduce lo más rápido que puede dirección a la comisaría.
¿Qué hace mi padre en Barcelona? ¿Cómo puede ser que después de tantos años me llame la policía preguntando por él? ¿Cómo puedo estar yo perdiendo el culo por ir a ver qué pasa?
Caleb ha intentado sacar tema de conversación, preguntarme varias veces por mi padre, pero no he podido si quiera responder. No quiero hablar. No me apetece y menos que sea él a quien tenga que contarle mis problemas.
-Por favor, ¿puedes responderme?-vuelve a preguntarme.
-Caleb, no quiero hablar, respeta eso al menos-le digo.
-¿Ese hombre te hizo daño?-me pregunta.
Por su tono de voz diría que está...¿Preocupado? No, imposible. A Caleb no le preocupa ni le importa nada que no sea él mismo.
Sigue soñando Cloe. Pienso.
-Ese hombre como tú dices, me abandonó, prefirió seguir siendo un alcohólico que permanecer al lado de su familia-me atrevo finalmente a decirle.
Caleb agarra el volante más fuerte todavía. Pisa el acelerador y su expresión en la cara cambia por completo.
-¿Alguna vez te hizo daño?-me pregunta.
-Caleb, no, era un alcohólico y una persona violenta, pero jamás me puso la mano encima.
-Eso espero, si no...
-¿Si no qué? ¿Pegarías también a mi padre?-chillo interrumpiéndole.
-No iba a decir eso, iba a decir que...¡Bueno sí! Es justo lo que iba a decir Cloe.
-Ya lo imaginaba, es tú única forma de resolver las cosas-digo.
Me apoyo en la ventanilla. Deseando llegar ya a la comisaría.
Caleb deja el coche dónde a él le parece bien. En medio de la calle. En un aparcamiento exclusivo para los agentes de policía.
-No puedes aparcar aquí-digo.
-¿Crees que me importa?-me pregunta.
Bajamos del coche y corro hacia dentro de la comisaría, Caleb me sigue a paso rápido por detrás.
-Hola, he recibido una llamada de ustedes.
-¿Parker? ¿Cloe Parker?-pregunta un agente desde atrás mío.
Me giro a mirarle.
-Si-respondo.
-Acompáñeme-me dice el agente.
Caleb me sigue por detrás y me giro a mirarle.
-No-le digo para que deje de seguirme y me espere fuera.
Pone los ojos en blanco y su expresión es de enfado. Pero me da igual. Ahora no estoy para sus juegos ni su amargura de vida.
Entro en la sala y el agente me invita a sentarme. Él también se sienta en una silla delante mía.
-Hemos encontrado a su padre tirado en una calle, cuando nos hemos acercado a él estaba casi delirando, solo gritaba su nombre. Él ha pedido que la llamemos-dice el agente.
-¿A mí? Llevo más de diez años sin ver a mi padre, no sabía ni que seguía vivo para ser sincera.
-Señorita Parker, su padre no está en un buen estado, no sé el tiempo que llevará bebiendo, pero le aseguro que por cómo le hemos encontrado, me atrevería decir que ni siquiera tiene un sitio para dormir-dice el agente.
-¿Y qué me quiere decir con esto?
-Si usted no se lleva a su padre hoy de aquí, tendremos que ingresarle en un centro de desintoxicación.
-Mire, yo no puedo hacerme cargo de mi padre porque no tengo una casa propia en Barcelona, acabo de mudarme de Londres y estoy viviendo en casa de una persona, no puedo hacerme cargo de mi padre lo siento-digo.
-Si desea ver a su padre, está en la sala de al lado, quizás quiera despedirse de él-me dice el agente.
Salgo del despacho de la gente de policía y veo que Caleb está sentado en una silla en la sala de espera. Me acerco a él y me siento a su lado.
-¿Qué ha pasado?-me pregunta.
Le cuento todo lo que me ha dicho el agente de policía, y él me deja hablar tranquilamente. Posa su mano en mi pierna y me acaricia para que me pueda tranquilizar.
-¿Quieres que te acompañe a verle?-me pregunta, refiriéndose a mi padre.
-Por favor-me limito a decir.
Caleb y yo nos levantamos de la silla y caminamos hacia la sala donde me han dicho que estaría mi padre.
No tengo fuerzas ni siquiera para abrir la puerta y Caleb es quien lo hace por mi. Le agradezco y entramos a la sala.
Dirijo mi mirada directamente hacia el hombre que está tumbado en una sillas de plástico. Hace unos años ese hombre era mi padre, ahora, para mí es un completo desconocido con el que compartí años de mi infancia.
Todos los momentos malos, pero también los buenos se me vienen a la cabeza de golpe. Lo que me hace derramar lágrimas. Mi padre ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy aquí. Está demasiado borracho como para fijarse en que ya no está solo y supongo que él ni siquiera sabe dónde está.
-¿Papá?-le pregunto a acercándome a él.
Mi padre levanta un poco la cabeza y veo como me mira. Su mirada me transmite cariño y veo como sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas.
-Cloe...-dice.
Mi padre se abalanza hacia mí para abrazarme y yo me quedo quieta. Le devuelvo el abrazo y comienzo a llorar más todavía de lo que ya estaba llorando.
-¿Qué te ha pasado?-le pregunto.
-La mala vida-me responde de la mejor forma que puede hacer, ya que casi ni le entiendo de lo borracho que está.
-Papá, yo no puedo hacerme cargo de ti y la policía te va a llevar a un centro de desintoxicación para que te puedas curar-intento explicarle a mi padre sin derramar muchas lágrimas.
Veo cómo sus ojos cambian y comienza a alterarse. Se levanta tambaleándose de la silla y esta vez me mira amenazante, como si me odias, por lo que acabo de decirle.
-Eres igual de mala que tú madre-dice.
Veo como todavía está más enfadado y veo cómo cierra su puño derecho de la mano. Todo esto me está recordando cuando yo era pequeña y empiezo a tener un miedo en el cuerpo que hacía muchísimos años que no tenía.
Mi padre alza el puño y antes de que pueda reaccionar, Caleb le agarra del brazo.
-No te atrevas a tocarla-dice.
-¿Tú quien eres?-le pregunta mi padre.
-Eso a ti no te importa, ahora lárgate de la vida de Cloe y vete a curarte de la enfermedad que tienes y sobre todo, no vuelvas a molestar-dice Caleb enfadado.
Lloro de rabia e impotencia, por no saber cómo gestionar más a fondo esta situación. Los agentes de policía interrumpen la discusión de mi padre y Caleb y yo doy gracias porque este momento haya sido detenido.
-Vamos a llevarte a un lugar mejor-le explican los agentes a mi padre.
Veo como uno de los policías coge a mi padre del brazo y se lo lleva lejos de mí. Mi padre dirige su mirada hacia mí y escupe al suelo, demostrando asco.
Yo no puedo parar de llorar.
-Ven aquí-dice Caleb.
De repente me encuentro abrazada a Caleb. Ahora mismo no quiero que me suelte, necesito sentirme segura y protegida.
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Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...