Y es que lo había conocido por redes sociales cuando ella no quería nada con nadie. Le preguntó que cómo encontró su perfil, y él le respondió que le había aparecido como sugerencia; a ella le causó extrañeza porque no tenían amigos en común, lo único que parecían tener en común era que ambos seguían al mismo cantante, y era el favorito de ambos.
Pero era así, llámenlo casualidad, llámenlo suerte, la cosa es que en ese preciso instante, su perfil apareció ante él. No podía afirmar que era la primera mujer que seguía, ya que si observaban su lista de seguidos, podría haber formado la orquesta sinfónica femenina completa del distrito de Columbia. Y aunque habían más, él sólo tendría ojos para ella.
Para agregarle un poco más de conflicto a esta historia, vamos a decir que ambos vivían en ciudades diferentes, los separaban 300 km de distancia, pero eso no sería nada comparado con el dilema que enfrentarían después.
Ella no quería nada con nadie, y él estaba listo para abrir su corazón. Ella estaba enfocada en sí misma, tenía grandes proyectos que quería cumplir, no tenía tiempo para el amor, fue así como se lo expresó la primera vez que él le escribió.
Él estaba muy lindo, físicamente cumplía todo lo que a ella le gustaba en un hombre: más alto que ella, espalda ancha, un poco de músculos, barba, tez clara y cabello castaño, básicamente era ella en versión hombre. Lo pensó por un segundo, pero no quería distracciones, además de que vivía muy lejos, y de frente le dijo que no estaba interesada en hablar con él; aún así no se dejaron de seguir de las redes sociales.
Los días pasaron, y ella se dio cuenta de algo: comenzó a ver todo lo que él compartía en sus historias, desde fotos triviales de sus compras hasta imágenes de su mascota y autorretratos frente al espejo. Por alguna razón, a ella le parecía muy tierno, ¿Sentía la necesidad de querer conocerlo un poco más? ¿Pueden unas simples historias describir a una persona?
