El secreto Malva

Parte 1

Abrir los ojos nunca le costó tanto y cuando finalmente lo hizo se arrepintió completamente. Todo lo que veía era el bosque, oscuridad y una luna llena roja. Apoyo la mano en el viejo Sauce y lo noto húmedo. Al verse la mano, noto el liquido escarlata que todo lo cubría. Su cuerpo, el suelo, los arboles y todo lo que podía ver estaba cubierto con sangre, roja y espesa sangre.

Al mirar a lo lejos, lo vio. Un hombre corriendo en su dirección a toda velocidad. ¿Por qué corría? ¿No veía que todos ya estaban muertos? ¿No era consciente de la sangre por todos lados? ¿Qué estaba pasando?

Grito, tan fuerte como su garganta y pulmones se lo permitieron.

La oscuridad de mi habitación me recibió del horrible sueño que acababa de tener. Me mire las manos asustada, esperando ver la sangre. Solo había sido un sueño. Los había tenido toda su vida, pero en las últimas dos semanas se había hechos regulares. Nunca podía ver los detalles. Por eso me asusto más.

Este sueño tenia texturas, olores y colores reales. Aunque no lo fuera, se sintió tan real y tan vivido. Volví a sentir el pánico, se me acelero la respiración, se me seco la garganta, empecé a sudar frio y me empezaron a temblar las manos. El sollozo ahogado que pronuncie me hizo reaccionar. Me abrace las piernas con fuerza y seguí sollozando en silencio.

El sol ya se asomaba por la ventana, a través de mis cortinas lilas. Pero no podía salir de la cama. El sueño que tuve hacia unos minutos todavía era palpable.

Escuche ruidos abajo, papá no era porque él trabajaba durante las noches y llegaba cuando yo ya me había ido. Asi que una sola persona podía ser capaz de hacer tanto ruido. Y no podía verme en mi estado, o se pondría como loca y se preocuparía.

Me levante y fui al baño, me lave la cara con agua tibia y luego los dientes. Tener 17 años en la manada era un número especial. Cada seis meses se hacia la presentación de las nuevas camadas. En este ritual se supone que le presentabas tu lobo a la manada, y posiblemente encuentres a tu pareja. Esa noche era muy importante, no solo era la presentación, sino que también ya habían pasado 5 años desde que se hizo la competencia de guerreros. 

Lo sé, muchas cosas en una sola noche. Vamos por partes. En primer lugar hoy era nuestra "presentación en sociedad" tanto Jess como yo, ya teníamos 17 años.

En segundo, nuestra manada tiene muchas tradiciones, entre ellas está la "competencia" los hombres de entre 17 a 22 años pueden o no, participar de una competencia física y brutal para ser nombrados los guerreros más cercanos al Alfa. Y yo iba a participar, aunque como diría mi padre "Es solo para hombres, tu no lo eres Emily". Pero tenía que demostrarle a mi padre que era tan fuerte y capaz como mi hermano Sebastian. El, actualmente, era uno de los guerreros del Alfa. Eso significaba que tendría que pasarme su lugar a mí. Por generaciones mi familia fueron vencedores de la competencia. Todos los hombres de la familia Rainmoon fueron de la Élite de guerreros y yo pensaba formar parte, aunque solo fuera una mujer.

Me mire en el espejo por última vez. No era una diosa, pero tenía lo mío. Como mujer en una manada de lobos, tenía mis curvas clásicas de la manada. Estaba pálida, normal en esta época del año que hace tanto frio. Mis ojos azules y mi cabello castaño despeinado me saludaron desde mi reflejo. Agarre el cepillo y empecé a pasarlo por mi pelo, mientras iba a buscar la ropa que ya sabía que iba a ponerme. Un jean azul oscuro, una remera lila y la campera gris que era de mi hermano. Me ate el pelo en una cola de caballo alta y me vestí con rapidez.

Jess estaba sentada en la cocina con una taza de café en las manos. Mi amiga era de mi misma altura, ella tenía el pelo castaño y largo, siempre lo tenía suelto en una cascada. Tenía unos ojos verdes preciosos y llamativos. Ella era hermosa. Siempre le decía que ella debería ser la nueva luna, porque la Luna Esmerald era igual a ella.