Agentes De La Inquisición

Capitulo 1: Llegada

¿Qué es la libertad? es herejía, todas las vidas humanas existen para servir al santo propósito del emperador. La libertad sin propósito se transforma en libertinaje, y el gran enemigo se aprovecha de los libertinos. Reflexiono Leire con los ojos cerrados.

La turbulencia de la nave al entrar a la atmosfera la devolvió a la realidad. Ella estaba sentada atrás de la cabina del piloto. Era una nave pequeña para desembarcar tropas. Dentro de ella pudo ver a su escuadrón. Sus 10 confiables hermanas que sirvieron con ella desde novicias. Eran nuevas dentro de la hermandad del corazón sangriento. Hacia 6 meses eran unas meras novicias luchando por ganarse sus servoarmaduras.

Las llamaron para su primera misión como miembro pleno de las adeptas sororitas. Ayudar al eclesiarca de la ciudad a reunir fondos. Ninguna se tomó la noticia de la misión en buen grado. Y menos sabiendo que los marines espaciales todavía están en el suelo de Armagedón, limpiando la superficie de pieles verdes y tratando de frenar un culto Genesteler que está aumentando su fuerza a base de absorber orcos.

Leire ya había visto el mapa de las rutas y lo compartió con todas para lo estudien en el viaje. Ya todas sabían que pasaran días recorriendo calles y pasadizos para llegar al meollo de forjas e industrias esparcidas de forma errática por la ciudad colmena. Era su primera misión como hermana superiora de un escuadrón de sororitas y por el emperador que se iba a asegurar de que todo saldría a la perfección.

La nave tenía una cerradura hermética con múltiples capas de blindaje que no le permitían ver al exterior. no tenía idea de cómo se vería la ciudad colmena desde el cielo. desde su monasterio en Zip-04 una de las lunas de Armagedón. Las nubes de contaminación hacían imposible vislumbrar la ciudad exceptuando por su cúspide que se situaba por encima de toda esa polución.

Leire sonrió ante la idea de que la nave que la trasportaba era como una mosca revoloteando alrededor de una pila de basura. La voz del piloto resonó por la comunicación interna de la nave. Iban a aterrizar en pocos minutos. -coloquen sus cascos- ordenó Leire, en un planeta así de contaminado, si no tenías los filtros de aire correctos o pulmones biométricos en poco tiempo podrías enfermar y pasar una estación con los medicae.

Luego se colocó el casco. Del cargado olor a incienso que llenaba la nave termino oliendo su propio aliento del aire reciclado y filtrado de su traje. Podía sentir como la nave ya había cruzado el campo de fuerza que separaba la colmena del intenso bombardeo que la rodeaba

El estruendoso sonido del choque de metal contra metal inundó la cámara donde estaban, habían aterrizado. La puerta se abrió y pudo ver cómo su traje se inundaba de olor a prometium quemado y químicos. La contaminación era tan fuerte que incluso algunos restos podían atravesar los filtros de aire del traje.

Se bajaron de la nave y lo primero que las recibió fue un visioingeniero con una inclinación de cabeza -me encomendaron servirles a todas sus necesidades técnicas- su voz cibernética y monótona daba escalofríos. Su túnica carmesí denotaba una forma humana, aunque cuando a siempre vista toda su cabeza era una bola de metal repleta de cables blindados y dos penetrantes faroles verdes en vez de ojos. Solo el emperador puede saber que más esconde esa túnica.

Caminaron guiadas por el mecano de túnica y frente a ellas una pared de acero de medio metro de espesor descendió permitiéndoles ingresar al monasterio de la ciudad. Al entrar la puerta se cerró y los filtros de aire conectados al techo se encendieron. Un par de minutos después se pudo escuchar una bocina determinando que el aire había sido purificado.

Todas se quitaron los cascos y los engancharon a sus cinturones mientras la segunda puerta de entrada se abría pesadamente. lo primero que vio fue a un hombre regordete de baja estatua embadurnado por ropajes blancos. Rodeado por servidores y sacerdotes que quemaban incienso a su alrededor.