¿Donde estás?

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Hola chicos, quería pediros disculpas por tardar tanto en escribir el próximo capítulo. Estaba en exámenes y no podía escribir, la verdad es que tenía muchas ganas de continuar con la historia, ya que he recibido buenos comentarios sobre esto. Me gustaría que siguierais dandome vuestro punto de vista, que pensáis sobre Amanda.Ahora estoy de vacaciones, así que podré escribir más seguido. Os quiero. Un saludo.

Abrí los ojos, tenía la visión un poco distorsionada y apenas podía mover los brazos.
-¿Donde estoy?- pregunté asustada.
-Estás en el hospital, ayer por la tarde intentaste suicidarte - el médico me miraba con compasión.
El silencio se apoderó de la habitación unos instantes.
-Tengo sed.
-No puedes beber nada, tienes conectado un suero directo en la vena. Llegaste inconsciente, tuviste suerte.
-¿Quien me trajo aquí?- pregunté.
-Tu tía, creo que se llama Mercedes.
-Debo estar horrible.
-Estás pálida, como un cadáver.
-Gracias.
El tomaba apuntes mientras yo miraba a la ventana. Y recordaba lo que había sucedido
-¿Mi tía está aquí?
-Sí, estaba muy preocupada, y triste...
Suspiré.
-Si necesitas algo, presiona el botón azul que está en el lateral de tu cama.
Cerró la puerta.
Tenía mucho miedo de la voz de mi cabeza, me estaba volviendo loca, temía en que en ese momento me comensara a hablar . Las paredes de los hospitales son muy finas, podía oírse incluso el pasillo, aunque la puerta de la habitación estuviese cerrada. Odio los hospitales... En ese momento recordé cuando mamá perdió la vida en uno.
Ese maltratador debe estar pudriéndose en el infierno ahora -pensé.
El sonido de las agujas del reloj eran desesperantes.
Esperaba que Damian venga a verme, porque se fue muy disgustado la tarde anterior. Escuché el ascensor detenerse, y se abrieron las puertas.

Escuchaba pasos por el pasillo, iban y volvían como pensando si entrar o no. Me estaban poniendo muy nerviosa.
-¡QUIERES PASAR DE UNA MALDITA VEZ! -Grité, aunque no muy alto.
Derrepente, los pasos pararon por unos segundos. Mentiría si digo que no moría de curiosidad, pero también estaba aterrada.
Se paró justo en la puerta, y la puerta tardo un poco en abrirse.
-Hola
Nunca me lo hubiera imaginado, era quien odié desde primaria. Alisson.
-¿Alisson?- Pregunté.
-Sí, siento llegar así derrepente.
-¿Qué hacés aquí?
-Ayer, cuando saliste del local vi lo que sucedió, y vi que llorabas. Y en la noche llamé a tu casa para saber si estabas bien. Me contestó tu tía. Ella acababa de llegar, e iba a pasarte la llamada y tú estabas encerrada en el baño, no respondías. Cuando al fin pudieron abrir la puerta junto a la asistenta...te encontraron ahí, junto a un charco de sangre. De inmediato colgué la llamada. Nadie sabía que vendría. Y -extendió los brazos - Te he traído un ramo de rosas. No sabía cuales eran tus favoritas, así que...son blancas.
-Gracias Alisson, nunca hubiera pensado en que fueras tú. Las rosas blancas están bien, y gracias por lo de ayer.
-No es nada.
Su mirada fue directa a las vendas en mis muñecas.
-¿ Por qué has estado faltando tanto al instituto estos últimos días? -preguntó.
-Mi madre falleció hace poco, mi tía ha venido de Los Ángeles para llevarme con ella, y he estado bastante liada últimamente.
-Vaya, lo siento -había sinceridad en sus ojos.
Nunca pensé conocer el lado humano de Alisson, siempre fue tan cruel, tan superficial. Y fue la primera persona que acudió a mí cuando yo necesitaba ayuda.
-¿Qué hay de tu trenza?
Solté una carcajada.
-Ya no es una trenza -respondí.
Sonó la puerta.
-Adelante -respondí.
-¡Cielo mío!
Mercedes se abalanzó sobre mí y me llenó de besos, tenía los ojos hinchados, claramente había pasado la noche llorando. Me abrazaba como si fuese todo lo que tiene.
-Me tenías tan preocupada, no vuelvas a hacer esto o me dará un infarto.
Alisson sonreía desde el pie de cama.
-¿Damian sabe que estoy aquí? -pregunté.
-No mi amor, no se lo he dicho, no estaba segura si era lo que querías.
-Mejor, no lo hagáis.
-¿Qué pasó con tu vuelo? A estas horas deberías estar volando.
-No cielo, me quedaré contigo hasta que termines el instituto, no puedo dejarte sola.

Amanda está tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora