Cinco (Parte I)

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Nota: Leer la nota al final ;)

Flashback
18 de Julio 2015
Silverstone - Reino Unido

Mi perspectiva privilegiada ofrecía una vista panorámica de la trepidante competencia. Los monoplazas, máquinas veloces de ingeniería impecable, surcaban la pista con una velocidad vertiginosa, creando estelas de adrenalina en su estela. La destreza y habilidad de los pilotos se manifestaban en cada curva y recta, mientras sus bólidos competían uno contra otro, acortando distancias y desafiando los límites de la velocidad.

En este momento crucial, Carlos destacaba en el segundo lugar, persiguiendo a Daniel Ricciardo con una determinación palpable. Los motores rugían en una sinfonía de velocidad, mientras la multitud expectante observaba con frenesí la competencia.

El debut de Carlos con Toro Rosso añadía un toque especial a la jornada, con cada milésima de segundo contando en su búsqueda por la victoria. Desde mi posición, podía sentir la emoción en el aire, la anticipación por el rendimiento excepcional de Carlos.

A pesar de las dificultades para llegar hasta aquí desde Madrid, la experiencia de presenciar a Carlos en una de las competiciones más importantes de su carrera valía cada esfuerzo. Por otro lado, se sentía bien salir de la rutina.

El paddock se vestía de glamour y emoción, creando un telón de fondo único para este emocionante evento automovilístico.

En lo que respecta a nuestras familias, mi padre y el señor Sainz se encontraban sumidos en sus responsabilidades laborales. Ambos, por razones diversas, no pudieron hacer acto de presencia en el evento. Por otro lado, Emily y Carlos habían peleado como era de costumbre, ésta vez no pregunté el porqué, ya que tenía una idea de lo que habría ocasionado el altercado.

Tenía conocimiento de que mi hermana disfrutaba de su estancia en Francia, celebrando con entusiasmo la culminación de su primer año en la universidad. Por boca de una de sus amigas me di cuenta que Emily actualmente vivía un romance con un chico de la misma residencia, y apostaría lo que fuera que Carlos también estaba al corriente de este hecho.

Carlos había aprovechado la situación y su insistencia en mi presencia fue intensa. Finalmente tuve las agallas de mentir a mis padres, una mentira piadosa sobre mi supuesta participación en un retiro católico, gracioso pues me ponía constantemente de rodillas y no era por lo que ellos pensaban.

En el apogeo de la competición, observé cómo las personas a mi alrededor se levantaban de sus asientos y corrían hacia la orilla, lanzando vítores y celebrando la culminación de la carrera. Carlos había conseguido la cuarta posición, superando a varios pilotos destacados en la actualidad de la Fórmula 1, según escuché entre los murmullos de la multitud.

Descendí las gradas con paso firme hacia el garaje, rodeada de familiares efusivos dispuestos a celebrar los logros de sus seres queridos. A lo lejos, entre la intensidad del evento, localicé a Carlos vistiendo su mono de competición, con su cabello ligeramente alborotado y su rostro sonrojado por la alta temperatura en la pista. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al notar que su mirada se encontraba con la mía.

Me aproximé con decisión y, sin dudar, nos abrazamos.

-¡Felicidades!-, expresé con una sonrisa genuina, a lo que él asintió y selló el momento con un breve beso en mi mejilla.

-¿Viste eso? Es el mejor tiempo que he hecho en mi vida. - Sonrió con una emoción palpable, una faceta de él que nunca antes había presenciado.

Sentía un profundo orgullo por los logros de Carlos, consciente del tiempo y esfuerzo que había invertido para alcanzar este momento, sacrificando no solo su tiempo y relación familiar, sino también sometiéndose a rigurosas dietas y rutinas de entrenamiento matutinas. En una ocasión, me mostró de manera cómica los ejercicios que realizaba para fortalecer su cuello, algo que, aunque divertido, le admiraba. Aún teniendo un entrenador personal, Carlos siempre se exigía más.

Pruébame - Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora