—Ya te dije que es Nana. Nana con acento en la segunda "na".
—¿Eres extranjero? Dices que te llamas Nana, pero creo que estás mintiendo.
—¿Cómo dices?
En un pequeño pueblo pesquero, donde la tierra roja teñía los hogares y los pastos crecían a la altura de los cercos, Nana conversaba con su nueva amiga, una pescadora que había tocado la orilla por primera vez luego de una larga jornada de trabajo en altamar.
—¡Eh! Conocí un chico de cabello marrón y ropa extraña, dijo que se llamaba Nana, pero le dije que sin mentiras en este pueblo. La gente nueva me repugna, pero él no está tan mal, eso creo, —dijo la cansada pescadora al llegar al despacho, mientras soltaba su lacio y largo cabello color anaranjado, el cual se extendía hasta sus hombros y revelaba las descuidadas puntas pero que sin embargo se excusaban por un cabello extrañamente sano.
El hombre del despacho parecía estar pensando luego de que la descripción se le diera. "¡Nana!" Exclamó con anticipación antes de dejar a la pescadora decir una palabra más.
—¿Lo conoces? —preguntó la mujer antes de sentarse en un viejo taburete y zamparse de un trago el vino de una oxidada lata, lo que acompañado por su pelo, demostraba que lo superficial no parecía ser importante para esta mujer, pero dada la descripción tan exacta que brindó sobre Nana, parece ser que el exterior no le importaba solo en ella.
Nana, sin dejar atrás su reciente llegada, ya era conocido en la tienda de pescado del pueblo, siendo esa rara pescadora la única excepción.
—Todos lo conocen, viene a comprar pescado todas las semanas. Creo que ni siquiera lo come, seguramente solo viene para poder charlar con nosotros.
—¿Qué? ¿Por qué compraría pescado si no lo come?
El sol estaba justo arriba, por eso Nana amaba el mediodía, porque podía ver el horizonte a cada lado sin necesidad de poner su mano en su frente para evitar la inmensa luz solar. Sin embargo, lo que más le importó, siempre fue lo que había después del horizonte.
—Hey, Nana, — saludó Kami, una chica regordeta de cabello rubio esperaba en la puerta de Nana con dos bolsas de comida y una botella de jugo de manzana, la cual le gustaba aclarar que era hecho por ella misma y de su árbol de manzanas. El mejor acompañante de la comida es sentarse en la orilla del agua a charlar. Aunque la comida no podría tener buen sabor si no estás con alguien que quieres— traje comida y jugo de manzana que yo misma hice de mi árbol de manzanas, —aseguró lentamente.
Se sentaron junto al agua en el borde de un pequeño puente que conectaba una parte del pueblo con otra, las cuales se separaban por el riachuelo que se formaba desde el mar. Muchos decían que deberían haber puesto dos nombres separados al pueblo ya que estaba completamente separado por esa vía fluvial pequeña, pero después de todo, se quedó como un solo pueblo, llamado "Loveplace".
—¡Está salado! —exclamó Nana conteniendo su rostro y girando lentamente la cabeza hacia Kami, la cual lo veía con un rostro enojado. El cual viendo la expresión de Nana, no duró mucho. Ambos soltaron una carcajada, mientras se salpicaban agua sentados en la orilla del agua.
—Oye Nana. ¿De dónde vienes? —preguntó Kami. La cual observaba a Nana masticar la comida lentamente y mirando a un punto fijo, casi como si estuviese viendo su vida pasar frente a sus ojos.
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Todo sobre Nana
AventuraA veces, cuando todo está tranquilo, puedo notarlo justo en la esquina de mi ojo. Se siente como si pudiera dar un pequeño movimiento y tenerlo otra vez en mis brazos. Pero no me muevo. Me quedo quieto porque sé que si me muevo, solo habrá sido algo...