Parte 4, ¿Libertad?

469 39 16
                                    


Pasaron varias horas en las que no me moví de mi sitio por simple terror, estaba paralizada, aferrada a esas sabanas que me cubrían, solo mirando en la oscuridad con la incertidumbre de no saber si volvería a ser atacada o no, pero las necesidades comenzaron a hacer de las suyas, tuve que luchar contra el dolor y logré salir de la cama, arrastré mi trasero sobre esa superficie tan blanda y bajé de ella sosteniéndome con un gesto de dolor en el rostro, intenté caminar hacia la mitad de la habitación, creí haber recordado ver una puerta al fondo, una por la que él entró en algún momento y tiró de una cadena, supuse que se trataba de un baño, era justo eso lo que necesitaba, un baño y un grifo del cual pudiera beber algo de agua, así caminé torpemente entre tambaleos y sollozos, me sentía fatal

La habitación estaba escasamente ilumina por la luz de la luna que apenas entraba por ese balcón, no había mas ayuda para avanzar en medio de la atemorizante oscuridad, solo avancé con las manos extendidas en busca de encontrar la pared, mis sollozos se intensificaron después de un rato y decidí poner una mano en mis labios para no hacer mas ruido, no podía darme el lujo de llamar la atención de dicho sujeto, moría por estallar en llantos, revolcarme en rabietas, pero la idea de hacerlo llegar por algo tan controlable como mis sonidos me llenaba de pánico

Seguí avanzando hasta que toqué algo frío con la punta de mis dedos, me retraje un poco, pero después, volví a buscar eso, lo palpé un par de veces y entendí que se trataba de un perchero de algún metal, me sostuve un momento en mi sitio, intentando respirar con regularidad debido al dolor que casi me doblaba, un quejido se me escapó y sentí la necesidad de hacerme ovillo, el dolor se intensifico mas que antes, percibí mis lágrimas corriendo por mis mejillas y fue ahí cuando cedí ante el malestar, me incliné y terminé sentada en el suelo helado, apretando mi cuerpo, sollozando débilmente y sintiendo que algo salía de mi interior, temblando, puse mis dedos en mi entrada, toqué con delicadeza y acerqué mi mano a mi rostro para apreciar que en efecto, eso era sangre 

Me arrastré sin mucho éxito pegada a la pared, intentando llegar a ese jodido baño de una buena vez, pero no pude mas, no lo soporté y terminé orinándome en el suelo con las piernas apretadas, el gesto de dolor plasmado en mi rostro y un chillido agudo emergieron de mis labios sin poderlo evitar, eso ardió tanto, que me importó realmente poco hacer mas ruido del que debía hacer, entonces comencé a llorar, los llantos inundaron la silenciosa habitación, abarcaron el lugar de una forma cruda, solté la amargura que se acumuló durante años, el terror experimentado en su máximo ímpetu gracias a los abusos de las horas anteriores y del resentimiento hacia esos que se supone, cuidaban de mi y que solo me entregaron si mas

Me tiré al suelo abrazándome a mi misma, cerrando los ojos y casi gritando entre quejidos y llantos, entonces, escuché un fuerte portazo estremecedor, me retraje callándome tan rápido como lo oí y abrí los ojos petrificada ante su persona

Él me miraba desde arriba, dedicándome una mirada gélida, hostil y tan inhumano, que era como si fuera mas bestia que hombre, me cubrí a mi misma haciéndome ovillo, suplicando con mis ojos por piedad, quería rogarle, pero mi voz no salió aún cuando lo intenté durante ese largo rato

Avanzó hasta mi, acercó sus manos en mi dirección y solté un chillido cuando me levantó hasta cargarme en sus brazos, dio unos pasos y una puerta se abrió, estaba tan cerca, a un metro cuando mucho, casi lo lograba, él nos hizo entrar, encendió la luz y conmigo en sus brazos abrió la llave de la regadera, puso sus dedos en el agua por unos segundos mientras que me aferraba a él para no caer aún cuando me sostenía con firmeza, era imposible que su agarre se zafara, pero estaba tan adolorida, que un impacto desde esa altura hasta el suelo, sería realmente doloroso

Después de unos segundos, se quitó los zapatos con sus propios pies y aún con su ropa puesta, entró al agua junto conmigo, gemí por la sensación, fue desagradable aunque el agua estuviera tibia, él me sostuvo de la cintura para pegarme a su cuerpo y con su mano libre, comenzó a frotar mi piel debajo del agua, cerré mis ojos, lloraba en silencio y permanecí tan quieta como pude mientras que él me daba un baño sin despegarme de su pecho

Tua cantante (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora