Mis tacones retumban por la fría acera y la niebla está presente impidiéndome ver bien uno de los callejones más peligrosos de mi ciudad Luisiana.
Si estaba viviendo en una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero mis acontecimientos de la vida hicieron que acabara aquí trabajando como policía para el FBI.
Hace dos años que había tenido que dejar mi vida en Italia donde estaba mi familia al cual tenía que ocultarla a lo que me dedicaba por seguridad.
Se podría decir que el FBI estaba un poco obsesionado con el tema de la privacidad, tanto que cuando entre a trabajar con ellos me dieron una identidad nueva con otro nombre y apellidos como también en él lugar que viviría.
Todo paso una mañana cuando mi jefe para entonces me llamo para que acudiera a su despacho para hablar conmigo...
Dos años atrás...
Guardo el ultimo formulario que había terminado en una nueva carpeta levantándome para dejarla con las demás cuando escucho la voz de mi jefe llamarme.
-Layla - me doy la vuelta encontrándomelo apoyado en la puerta de su despacho con una carpeta en mano. - Ven a mi despacho - me dice sin más volviéndose a meter en su despacho.
Todos mis compañeros que estaban presentes en la oficina me observan, pero rápido vuelven a sus trabajos cuando poso mi mirada en ellos y es que cada vez que el jefe salía para decir a alguno que fuéramos a su despacho el mundo temblaba porque pocas veces era para algo bueno...
Dejo la carpeta en si sitio tragando fuerte saliva comenzando a caminar hacia su despacho, pero mi compañera y amiga se levanta deteniéndome.
-Deberías llevarle su café preferido tal vez tenga un poco de piedad contigo si está pensando en cambiarte de sitio o despedirte - me observa apenada.
-Te quiero tanto Keith sobre todo cuando me animas cuando lo necesito - mi respuesta la saca una sonrisa. - Esta bien le llevare un café gracias - asiente con su cabeza sin despegar su mirada de mi cuando me alejo hacia la máquina de cafés que teníamos.
Si sabíamos cuál era su café preferido es porque siempre cuando llegaba a primera hora de la mañana iba directo a la maquina sin articular una sola palabra a nadie.
Preparo el café viendo como mi mano que sujeta el vaso de plástico tiembla cuando voy avanzando hacia su despacho.
Lo admito estaba un poco asustada...
Me detengo pasando mi mano por mi mechón rebelde colocándomelo para después estirar mi falda de tubo y mi camiseta para después llamar a su puerta dando dos toques.
-Adelante... - trago fuerte saliva abriendo la puerta.
Levanta su mirada de la carpeta cuando cierro la puerta y avanzo hacia su mesa dejando despacio su café.
Sus ojos se detienen en él café para volver a observarme.
-Gracias - estira su brazo mientras que yo subo mi pierna encima de la otra y la bajo haciendo lo mismo con la otra estando más nerviosa.
-¿Para qué me llamo jefe? - decido preguntarle delatándome mi tono de voz.
Da un pequeño trago a su café dejándole en la mesa poniendo toda su atención en mí.
-Veras... Layla si te llame es para... - le interrumpo.
-Despedirme... - me remuevo en mi asiento.
-No - me mira extrañado. - ¿Tan mala fama tengo? - ladeo mi rostro evitando su mirada confirmándoselo. - Serias a la última persona que despediría Layla - le miro con sorpresa.
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Peligrosa Perversión
Science FictionUna chica que trabaja para el FBI un asesino despiadado capaz de hacer cualquier cosa...