- Nevisca -

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Simón estaba sentado en su ventana, disfrutando de las vistas, con una mano sobre su vientre. Aun no podía creer que esto estuviera pasando en su vida; ahora tenía una gran familia, amigas, un novio medio loco, medio dictador, y estaba esperando un bebé mágico.

¿Quién me habría dicho a mí que todo esto iba a pasar por pisar mal y caer en un agujero mágico? - Simón sonrió, tomando un libro a su lado para leer.

Mientras tanto, Invernal estaba trabajando en su oficina. La capa de Simón ya había llegado y necesitaba entregársela para esta tarde, pero primero debía cumplir con sus deberes como rey. Tenía que terminar un par de experimentos para el funcionamiento del pueblo y completar algunos documentos.

Mi rey - Una perla guardiana se acercó a Invernal, que levantó su vista para mirar duramente a la perla.

¿Sí? - La perla se enderezó más para no meterse en problemas con su majestad.

Los rebeldes han sido completamente encarcelados, ¿qué debemos hacer con ellos? - La perla esperó las órdenes.

Bien, déjamelo a mí, yo me encargaré de ellos. Solo tienen que recoger los pedazos y llevarlos al Quebrantahuesos para deshacernos de los restos - La perla cerró los ojos y tomó una bocanada de aire. Cuando Invernal pasó delante de ella y la dejó sola, su mano tembló. No importaba; debía obedecer. Esto era lo mejor para el reino.

De repente, escuchó cómo los pasos de Rey volvían.

Oh, cariño, se me olvidó algo - El rey caminó hacia ella y tomó su cara.

¿S-sí, mi rey? - La perla trató de no mirar a los ojos del rey.

Sabes demasiado - Y la magia fluyó en la mano del rey. Cuando la mano se separó de la cara de la perla, tenía una sonrisa feliz en la cara. - ¿Cómo te sientes, querida? ¿Te golpeaste la cabeza?

Jaja, bien, Rey - La voz de la perla se volvió más estúpida y su postura se relajó.

Sabes, eres una muy buena soldada, así que te moveré al Escuadrón Helado de Banana - Invernal sonrió.

¡Gracias, mi rey, jaja! - Y la perla se fue corriendo y jugando con su lanza.

Bueno, una menos - Invernal fue hacia los calabozos, caminando con calma en su esencia.

Cuando llegó a los calabozos, pudo ver a sus ciudadanos rebeldes. Ni siquiera se iba a dar el tiempo para reconocer sus gritos de demanda o qué ciudadano era; simplemente activó su magia congelándolos por completo. Pero quería asegurarse de esto, así que activó una compresa que tenía en la celda, aplastando las estatuas de hielo en miles y miles de pedazos.

Cuando salió de los calabozos, sus mejores soldados, los más imbeciles, entre ellos la perla que acababa de arreglar, barrieron los miles de trozos y comenzaron a llevarlos al volcán Quebrantahuesos para derretir las sobras y en el paso a ellos mismos, así él no tenía que hacer ni un solo trabajo sucio.

Caminó hacia su oficina y tomó la capa que había mandado a hacer para Simón. Iba a ir directamente a la habitación de su manchita café cuando su equilibrio se rompió y cayó al suelo. Tuvo que sostenerse con una mano, y todo se movía; no podía levantarse porque volvía a caer. Cuando el movimiento se detuvo, se levantó rápido y corrió hacia las habitaciones. No se había caído nada, pero fue fuerte y tenía que revisar a su familia.

Cuando en su vista apareció Marceline, Mely y Doty, las tomó en sus brazos. Las tres lloraban y estaban hiperventiladas. ¿Qué pasó?

¿Niñas? - Marceline fue levantada por los brazos de Invernal. Mientras las niñas se secaban las lágrimas, Marceline comenzó a balbucear.

Se llevó a mamá, se llevó a mamá - Invernal miró a Doty y Mely. Mely vio la mirada de su padre y tomó aire rápido para informarle.

Estábamos en el cuarto de mamá Simón, estábamos en su ventana, cuando empezó a temblar y un símbolo raro apareció en el suelo. Se prendió en fuego y salió un señor raro, medio azul, con un traje como los que usan los abogados. Mamá se puso delante de nosotros y nos mantuvo en el piso; él quería llevarse a Marci, pero mamá se puso en medio y se lo llevó a él - Mely habló extremadamente rápido, pero no importaba porque él había entendido.

Marceline, ¿era él? - Invernal quería gritar. Debería haberlo matado hace años cuando lo conoció; debería haberlo acabado.

Sí... era, era él, papá - Marceline ni siquiera quería decirle padre. Él solo había sido el hombre que la abandonó en medio de un apocalipsis y casi la dejaba morir. Si no hubiera sido por papi Invernal, no quería ni imaginar dónde estaría ahora mismo.

Doty, Mely, tomen a Marceline, sean buenas hermanas mayores, y diríjanse al cuarto del pánico. Quédense ahí; voy a buscar a sus tías, voy a traer a Simón de regreso -

Mely tomó a Marceline y comenzó a caminar, pero Doty se quedó congelada mirando a su padre.

Quiero ir - Doty tenía rabia. Ella era la más grande, la primera en ser creada de las dos perlas; se suponía que la hermana mayor debía cuidar, y dejó que se llevaran a su madre, Simón, frente a sus ojos cuando ni siquiera se podía levantar como un ciervo recién nacido.

Doty, tú eres la que sabe pelear y la hermana mayor. ¿Si tú no las cuidas, en quién podría yo confiar para cuidar de esta familia? Ahora ve con tus hermanas - Eso fue una orden. Doty asintió y tomó la mano de Mely para que ambas comenzaran a ir a la habitación del pánico. Invernal se aseguró con magia de que estuvieran a salvo.

Guardia - Una perla en el piso se levantó con esfuerzo y ni siquiera dudó.

Iré a buscar a las heroínas ahora mismo, mi rey - La perla ya estaba fuera del castillo buscando a las heroínas; ella no había estado en el cuarto, pero sabía lo que debía hacer.

Invernal fue al cuarto y se quedó en el marco de la puerta mirando hacia adentro, el desastre, la ceniza.

❄️El rey quiere un principe ❄️[TERMINADA][corregido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora