De Canarias A Sevilla {Gadri}

Prologue 2.0

El dolor de pecho era tan intenso que le costaba respirar, seguía sin entender cómo era posible que todo se fuera a la mierda en cuestión de unos segundos.

«— Se fue...no va a volver...no... está vez...no volverá» Se dijo a si mismo mientras se mordía la lengua evitando que las saladas lágrimas decoren su rostro nuevamente, cómo estuvo pasando durante semanas.

No existen palabras que puedan explicar con exactitud lo que sentía. Era una mezcla de amor-odio.

— Sabes, Benedetti escribió "Aprender que hay personas que te ofrecen las estrellas y otras que te llevan a ellas. Esa es la diferencia entre quién quiere y ama" —la voz del mayor lo sacó de sus pensamientos, su mirada se centro en él.

—¿Qué quieres decir?

— Deberías pensar más con el corazón y no está de aquí...—apunto a su cabeza y luego a su entrepierna — ni con esa de allá.

El chico soltó una risa floja y justo en el instante en que iba a hablar nuevamente el sonido del timbre lo interrumpió.

—¿Esperás a alguien? —indico confundido.

—No...—se mordió el labio inferior intentando esconder la sonrisa que se le formo al pensar quién podría ser.

Se levantó de su sitio para ir a ver quién era, luego de unos segundos los pasos de su hermano junto con otros que no reconoció llegaron a la isla de la cocina dónde se encontraba el chico.

Su hermano llegó acompañado de una jovencita de baja estatura, cabello castaño por los hombros, ojos grises profundos y de ceño fruncido.

—¿Rom... —antes de poder responder lo interrumpió el puño de la ojigris estampando en su mejilla derecha.

— Eso fue por romperle el corazón a mi mejor amigo imbécil —indico la joven mirándolo desde arriba ya que por la fuerza del impacto el chico había caído al suelo.

«—Para medir 1.60 es bastante fuerte...» Pensó el chico sobándose la parte afectada por el golpe.

Se levantó con dificultad del suelo y la miro perplejo —Roma...yo...estem...

La chica lo tomó del cuello de la camiseta y lo empujó a la pared levantando la mano— Escúchame bien Pedro...—cerro los ojos esperando otro impacto pero en cambio no fue así —No te vuelas a acercar a Pablo...—el Canario asintió levemente — ¿Me oíste no?

Cuando lo soltó abrió los ojos lentamente para encontrarse con los grises de su contraria llenos de odio y decepción.

— Oh...y Pedri...—se giro sobre sus talones para mirar al chico que tenía ahora dos cardenales formándose lentamente en la mejilla derecha y su ojo también derecho — Esto es solo una advertencia cariño...si no haces lo que digo te cortaré lo huevos y voy a mandar tu cadáver a Egipto.

—...si...—murmuro con un leve temblor en el labio inferior.

—Muy bien.

Sonrío cínicamente girando nuevamente y acercándose a Fernando que estaba recostado por un pilar mirando la escena entre divertido y decepcionado.

—Nos vemos Ferbaby —indico en tono coqueto dejando un beso rápido en la comisura de sus labios y saliendo de la cocina dejándolos solos.

—¿Eso..fue..

— Te lo merecías.

Se fue dejando solo al chico que llevó la mano al lugar dónde había recibido el golpe y cerro los ojos con fuerza odiandose así mismo, le había hecho daño a la persona que más lo amo sin haberse dado cuenta él mismo lo hizo, mientras que se había prometido que lo cuidaría y no permitiría que nadie lo dañará.

Él lo daño. Vaya que si se merecía ese puñetazo y mucho más.

Sus mundos se habían hecho pedazos, y ellos sabían el motivo.

Amor.

Esa simple palabra había mandado todo por la cañería, haciéndoles daño como nunca se lo habían hecho.

«—Yo sabía los riesgos que teníamos si hacíamos esto realidad» Esas palabras no paraban de resonar en sus mentes una y otra vez, cómo una canción con letra pegadiza.