Prólogo.

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-¿Pude ser más larga?

-Claro que si Ponyboy, tan larga como quieras.

-Gracias. -dije, y colgué.

Me senté y cogí la pluma y estuve un minuto pensando. Recordando. Recordando a un chaval guapo, moreno, de sonrisa inquieta y temperamento caliente. A un chico rubio y cabezota, con un cigarro en al boca, una sonrisa amarga en su cara endurecida. Recordando -y esta vez no me dolió- a un quinceañero tranquilo, con pinta de derrotado, al que le había falta un buen corte de pelo y cuyos ojos negros tenían una expresión asustadiza. En una semana los tres habían desaparecido. Y decidí que podía contárselo a la gente, empezando por mi profesor de lengua. Durante un buen rato estuve preguntándome como empezar a escribir sobre algo que para mi era tan importante. Y finalmente empecé así: «Cuando a la brillande luz del Sol desde la oscuridad del cine tenía solo dos cosas en la cabeza: Paul Newman y volver a casa...» -y cerré el libro.

El último libro que leeré este verano. Ya que mañana empezaría el instituto. Y la verdad, no me agrada la idea. Me cambio de instituto.

Tengo un hermano gemelo, Javier. Cada uno va a un instituto, y mis padres me han obligado a ir al suyo. Este año hago primero de bachillerato. Y al parecer ese instituto es más "prestigioso".

No me hace mucha gracias ir a otro instituto. No porque me lleve mal conmi hermano o porque no me guste estudiar. Si no al contrario, tengo una relación bastante buena. Bea es muy sobreprotector la verdad, no le gusta que ande con chicos, ni que tenga novio. Aun que él siempre anda con chica y cada día de lía con una. Eso, si que me jode un poco. Yo también tengo derecho a enamorarme. Aun que lo de él no es enamoramiento.

Soy muy estudiosa y me encanta leer. Me encanta adentrarme en el mundo de la literatura. Es descubrir nuevas historias. Meterte en las cabezas de los personajes y vivir tu todo lo que le pasa. Es una habilidad que poca personas tienen.

-Natt...-oía una voz conocida- Te has vuelto a quedar dormida viendo la tele. Anda vamos a la cama.

Esa voz era la de mi hermano Javier. Él es muy amable con migo y con las personas que de verdad le conocen. En el instituto es el típico popular, el guapo, el chico malo y rebelde que con una sonrisa te termina enamorando, aun que luego te utilice como un pañuelo. Y cuando se enamore de verdad lo va a pasar muy mal... Lo sé.

Nos parecemos mucho físicamente, por algo somos mellizos. Los dos somos delgados, pero eso no quiere decir anoréxico. Ambos morenos, el con el pelo corto y un tupé elevado hacia el lado derecho. Yo lo tengo ondulado, aunque me lo suelo alisar bastantes veces, y me llega por debajo del pecho. Él es muy alto, me saca una cabeza, así que ya la podéis imaginar como soy yo. No muy alta, pero tampoco tan baja para mi edad. Javi es bastante guapo, al igual que yo, o eso me dice la gente, aunque yo no me lo considero. En eso hemos salido a mi madre. Ella es una mujer guapísima con un tipazo, también morena. Mis ojos son verdes oscuros, y los de mi hermano verdes claros.

A mi hermano le gusta arreglarse para salir y también le gusta vestir bien. A mi no me gusta arreglar, me refiero a ir elegante con vestidos, faldas o tacones. También me gusta ur bien vestida, pero con deportivas, vaqueros y sudaderas. Odio maquillarme, no me gusta nada, es como querer enmascararte fe como eres y aparentar cosas que no son. No soy perfecta, y tampoco es que quiera serlo.

-Natt... Despierta vamos. -seguía intentando que subiera a la cama.- No hay quien pueda con tiog Naty de verdad... -acto seguido me coge y me sube hasta mi habitación.

Me deja sobre la cama, me arropa y me da un beso en la mejilla. Apaga la luz de mi habitación y se va a la suya.

Siento como cierra la puerta. Pero a partir de ahí no se que pasa. Creo que caigo en un sueño profundo...



Mi única verdad. {Jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora