Probablemente.

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Día 2: Infiltración.

Obviamente, iban a tener que ser ellos. Reiner no podía infiltrarse en las murallas una segunda vez sin ser reconocido. Para desgracia de Pieck y Porco, está vez ellos tenían que hacer este trabajo.

Al menos, estaban juntos. Es lo único que él podía sacar positivo de esta situación. Aunque, nuevamente no era como hubiera querido. Pero su relación con Pieck siempre fue de esta manera.

Tenía a quien quería, pero no de la forma que quería.

La encontró en el entrenamiento para candidatos a guerreros.
La beso después de una batalla.
Empezaron su relación, pero tenía que ser secreta.

Y estaba harto. Harto de vivir a medias con ella y sabe que en realidad no puede hacer nada más y que en todo caso, debería estar feliz de poder estar con ella, aún sea en secreto. Sabe que todo esto lo hicieron todos para darle una mejor vida a sus padres, Pieck, Marcel y él.

Quería escapar, con ella.

Lejos de la guerra. Lejos de las obligaciones o de todo aquello que no los dejaba ser a ellos, ser ellos.

Aunque tal vez, solo era una ilusión y jamás podría pasar. No perdía nada intentándolo.

—Podemos hablar, Pieck —pidió él.

Pieck volteo a verlo antes de salir por la puerta, frunció el ceño y apoyó la espalda en la madera cruzando sus brazos en su pecho y sus ojos conectándose con los de Porco.

La mirada fría que él tenía en su rostro haría que cualquiera se estremeciera. Ella tembló, él nunca se había visto tan serio como en ese momento.

—¿Qué pasa, Pock? —preguntó ella intentando romper la tensión del momento.
—Cuando termine este infierno. Vámonos. No me importa donde la verdad, ni me interesa... Solo tú y yo los últimos dos años que te quedan.

Su voz no tembló, era firme y sin apartar la vista de ella, estaba hablando completamente en serio, no con doble sentido o en clave, él en realidad quería esto y ella comprendió. Pero no estaba segura de poder asegurarle que esto pasara.

—¿Y qué pasará contigo y los años que te quedan con vida? —preguntó—. Simplemente estarás fugitivo solo por dos años más conmigo... Sabes que no es justo para...
—Para nuestras familias. Lo he pensado bien, no tenemos que huir solos. Podemos irnos con ellos.

Pieck dejó ir el aire que no sabía que estaba conteniendo en sus pulmones. Frunció el ceño y bajó la mirada al piso. Empezando a reírse a carcajadas.

No podía hacer tal cosa, no por Marley, si no por el riesgo que implicaba para todos ellos hacer aquello. Marley no dejaría de buscar a los portadores del titán carguero o al titán mandíbula. Los buscarían cielo, mar y tierra hasta que los encontrarán, sin contar lo que haría Marley una vez que los encontrarán.

Porco frunció el ceño cuando la vio reír, literalmente ella estaba teniendo un ataque, se tapó la boca con ambas manos y evitó a toda costa su mirada.

—¿Qué tiene de gracioso? —preguntó Porco, molesto por la reacción de Pieck.
—Es que es una locura, Porco. No podemos hacer eso. No podemos abandonar a Marley. ¿Qué crees que pasaría si nos descubren? Nos matarían a nosotros y a nuestras familias. ¿Es eso lo que quieres? —replicó Pieck, dejando de reír y mirándolo con seriedad.
—No, claro que no. Pero tampoco quiero seguir viviendo esta pesadilla. No quiero seguir siendo un arma de guerra. Quiero vivir los años que te quedan contigo. —confesó Porco, acercándose a ella y tomándola de las manos.

Sus ojos grises se conectaron con los verdes de Porco, ella sintió que su mirada penetró hasta su alma, sus propios ojos se volvieron cristalinos y apretó las manos de Porco con las suyas.

—Porco... —susurró Pieck, sintiendo un nudo en la garganta.
—Pieck, dime que me quieres. Dime que quieres estar conmigo. Dime que quieres irte conmigo. Por favor, Pieck. Dímelo. —rogó Porco, acercando sus labios a los de ella, esperando su respuesta.

Quería. Pieck tenía este sueño, de tomar su mano y salir corriendo a dónde sea que fuera, quería irse junto a él. Desde que perdieron a Annie, Bertholdt, Zekke, Marcel. Lo último ella necesita es perder a alguien más. La idea de ver a Porco morir la hacía estremecerse, querer meterlo en sus costillas para protegerlo de lo que sea.

Porco sintió que su corazón se estrujaba al escuchar sus palabras. Quería creer que ella también quería estar con él. Quería creer que ella también quería escapar con él.

—¿Qué seguridad tenemos de que no va a pasar algo malo en esta misión? —preguntó ella.

Buscando otra vez su mirada. Porco tomó su rostro con una mano, acariciando su mejilla con el pulgar mientras que la otra mano la enganchó en su espalda y la atrajo a él.

—Ninguna. Pero has sido mi estrella guía desde que supe cuál era tu nombre, sobreviviré por ti, por mí y por nosotros... Solo vámonos después de entregar a ese maldito a Marley. Si quieres matarse entre ellos después ni me importa.

Pieck sintió que las lágrimas se le escaparon de los ojos, Porco limpio su rostro, no dejando que ella oculte su rostro de él, Pieck cerró los ojos y se apoyó en él, dejando que sus brazos se envolvieron a su alrededor enganchando las manos en sus anchos hombros.

—Parece que me estuvieras pidiendo que me case contigo o algo parecido —ella comentó con gracia, abriendo los ojos nuevamente.
—Algo así... ¿Qué dices? —preguntó nuevamente.

Fue como si sus ojos pudieran verla y a través de ella, Pieck chasqueo la lengua mientras asentía con la cabeza repetidas veces.

Pieck, con sus ojos aún brillando por las lágrimas, sintió una oleada de emoción y alivio recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de Porco. Sus labios temblaron antes de que una dulce sonrisa se formara en su rostro. No necesitaba más palabras para expresar lo que sentía.

Sin decir una palabra, Pieck se inclinó hacia adelante y capturó los labios de Porco en un beso apasionado. Sus labios se encontraron en un abrazo cálido y anhelante. Era un beso lleno de amor, promesas y esperanza, un recordatorio de que estaban dispuestos a enfrentar cualquier desafío juntos, sin importar lo que el futuro les deparará.

Cuando finalmente se separaron, sus frentes se apoyaron una contra la otra. En ese momento, no necesitaban palabras para comprender lo que significaban el uno para el otro.

Probablemente tenían la oportunidad de vivir sus últimos años juntos. O tal vez no.

PokkoPiku Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora