Tú Otra Vez

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Mi respiración agitada es audible en cada paso que doy. Las personas en la acera me miran y se hacen a un lado para no resultar empujada por la loca corriendo.

Estoy a nada de llegar a mi destino cuando alguien me toma del brazo y me hala de la gabardina que llevo encima.

Pierdo el equilibrio cayendo encima de quien sea me ha halado. Suelta un Ough al impactar. Mi cara cae enterrada en su pecho y a pesar del ardor en mis manos por el asfalto, logro percibir su colonia. Huele a amizcle, a madera.

Sin embargo no logro captar más por que él se mueve haciendo que me siente en la acera.

-¿Estás bien? Toma una de mis manos y la revisa. Tengo raspones en la palma de esta y una uña rota. Adiós manicura de 500 peso

-¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué me halas? Tiro de mi mano para levantarme.

-Estabas corriendo... Explica. Ambos nos sacudimos el polvo de la ropa.

-Eso no te derecho a halar a las personas.

-No. Pero tu estabas corriendo directo al tráfico. Levanto la mirada y es cierto. Los autos avanzan.

-De nada. Me pasa un pañuelo para que pueda limpiarme las manos. Lo tomo. Es de seda dorada y una orilla verde.

-¿Gucci? Que buena imitación.

-¿Perdona?

-Perdonado. Y gracias. En todo este tiempo no lo he visto. Y ha sido una buena cosa porque justo cuando lo veo pierdo el habla. Es alto. Muy alto según mi altura de un metro cincuenta y seis. Y guapo. Muy guapo. Algunos mechones de cabellos le caen sobre los ojos.

Un señor me toma del brazo y entre gritos y apretones exige que le pida disculpa al hombre frente a mí o de lo contrario llamará a la policía por alterar la vía pública. Más personas se unen a su reclamo.

Trato de safarme de su agarre pero una mujer me toma del otro brazo. ¡Dios, yo solo quiero llegar a la reunión a tiempo!

Trato de hablar pero una anciana se adelanta y trata de defendeme junto a lo que supongo es su nieta.

En segundos vuelvo a caer por los jalones y empujones de ellos. Escucho como la sirena de la policía se hace cada vez más ruidosa. Unos brazos me levantan de golpe y me hala de nuevo entre las personas que ahora se pelean y ni se han dado cuenta que no estoy con ellos.

Despeinada y desorientada veo como se quita su gorrito de lana rojo y me lo pone sobre la cabeza con rapidez antes de empujarme a la calle lejos de la pelea que se ha formado.

Menos mal estaba en rojo el semaforo por lo que corro. Algo grita. No le escucho por lo que grito en respuesta:

-¡Te debo una!

Y luego un bus tapa mi visión de él parado en la acera con su chaqueta de cuero.

Pero que bueno que estaba. Si no hubiese pasado lo que paso tal vez me hubiera atrevido a pedirle su número.

Corro por tres manzanas más antes de llegar al edificio de diez plantas donde se encuentra la editorial "Mugung", es un lugar que transmite paz con ver los jardines a su alrededor y las pequeñas mesas bajo las sombras de los árboles.
Suelto un suspiro y trato de calmar mi respiración al pasar las puertas.

El primer piso es una librería con todos los libros publicados por la editorial. Hay murmullos de personas y una música suave. Saludo al guardia de seguridad antes de trotar hacia los elevadores.

En el camino hacia arriba veo mi reflejo en las puertas del elevador. Tengo las mejillas rojas por correr. Combina con el gorrito rojo. Me lo quito y lo guardo en mi bolsa. Trato de peinar los nudos de mi pelo como puedo.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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