SOOJUN| 𝘓𝘢 𝘔𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦
la muerte puede ser más placentera de lo que parece.
Yeonjun con la intención de vengarse, hace un trato con la muerte, lo que no esperaba era su condición, pero así también a la muerte le esperaba una grata sorpresa.
Sb-tp...
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Yeonjun reía en compañía de su hermana, mientras que ambos por una de las calles principales pasaban. En un momento ella se excusó diciendo que iría a ver a una amiga enferma, él afirmó y dijo que le esperaría en alguna de las tiendas de la zona.
Una vez solo, un frío repentino contra su cuerpo chocó dándole un sentimiento que no debería tener.
Regla número siete; Nunca tengas sentimientos hacia la muerte.
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Seguido de eso una mano tomó la suya, así que sorprendido se giró y sintió unos labios que impactaron sobre los suyos, estático quedó y miró al ser frente a él, no era nadie más que su ex-novio actual, Jin Hoseon.
—Honnie...—. Susurró sorprendido, él le devolvió la sonrisa, pero había algo malo en todo eso, Yeonjun no tenía los mismos sentimientos—...Volviste.
—Me dijeron que falleciste, así que volví lo más pronto posible, me asusté mucho, mataré a los idiotas que bromearon conmigo—. Yeon soltó una risa irónica y asintió, abrazando al chico, a pesar de que el amor y cariño que hace tiempo le tenía se habla acabado, como buenos amigos habían quedado.
—Sigues besándome de sorpresa, atrevido—. Regañó, golpeando divertido su hombro, el chico defendiéndose apretó su cintura y recordó que en ese momento solos no estaban, poco y nada le importo, al final y al cabo solo eran negocios.
—Lo siento, te extrañé—. Sonrió y volvió a abrazar al azabache.
—Lo sé paso un tiempo—. Sonrió ante el chico y escucho la voz de su hermana a sus espaldas. Platicaron entre los tres ir un largo rato, hasta que finalmente había oscurecido y el amable chico a llevarlos a su casa había ofrecido, claro esta que aceptaron y Yeonjun sin pensar en sus acciones, rompió otra regla.
Regla número ocho; Nunca le provoques celos a la muerte.
Suspiró una vez se baño y vistió se recostó en su cama en compañia de un buen libro, mañana era el último día que tenía para asesinar a su cuñado, claro que no lo desperdiciarla, aunque eso le costará.
—Soobin, Soobin, Soobin—. Susurró y el llamado apareció.
—¿Que quieres?— preguntó con indiferencia—. Sabes que cuando es innecesario no debes llamarme.— Yeo se sentó sobre su cama, confundido ante su trato.
—Yo solo quería....—. Soobin se cruzó de brazos ante la mirada sorprendida del humano.
—¿Que miras?— Yeonjun se levantó de la cama y caminó hacía él, confundido Soobin solo lo observó sin hacer ningún movimiento.
—Yo...puedo.....— sin más tomó la capucha del chico entre sus manos, antes de que la pudiera bajar Soobin lo detuvo.
—Asi que, pueder verme—. murmuró—. Tu venganza o la terminas mañana, o nunca más tendrás tiempo.
A pesar de que le veía como un fantasma transparente, lo veía maravillado, claro que no era la primera vez que lo veía, pues su semblante tenebroso no había cambiado, pero habían cosas desde el último encuentro que sí cambiaron—. Quiero verte—. Pidió ignorando sus palabras.
—Si dejo que me veas el trato acabará y el contrato se destruirá, queda una noche, sé paciente—. El azabache asintió y volvió a la cama—. No sabía que tenías pareja, debí haber prestado atención a tu expediente.
—Es un ex, solo tiene una mala costumbre—. Sinceró, volviendo al libro que antes había tomado.
—Vaya mala costumbre—. Se recostó a su lado en la cama, cubriendo su rostro con la capucha—. ¿Que tienes en mente para asesinarlo?
—Ya lo verás mañana, por ahora, espera—. Él alto asintió y se cruzó de brazos, la espera lo estaba matando—. Sé paciente.
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