Prólogo

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Rud

Tal vez no debería haber actuado así, se que soy impulsivo, pero nunca había llegado tan lejos. Ni siquiera sé su nombre, actué sin pensar. Ahora solo camino hacia delante, no se donde voy, mis pies caminan solos, a un paso bastante lento teniendo en cuenta la situación. Estoy demasiado calmado, no lo entiendo ¿Qué cojones estoy haciendo? Debería pararme a pensar, llamar a la poli. No se, hacer algo...

Una canción que reconozco empieza a sonar y mi chándal nuevo comienza a vibrar. Sin mirar quien llama descuelgo el teléfono.

-¿Dónde estás tete? No te he visto desde que se ha acabado el match. Los pibes estamos en el parque esperando a que abran el bar ¿vas a venir?- Reconozco la voz de Pablo en el altavoz, no estoy como para seguir con el rollo.

Me imagino a mis amigos, los que quedamos todos los sábados. Tal vez debería hacer como si nada. Seguir con mi vida, sí, podría hacer eso, aunque no sería lo más sensato.

-Voy para allá ¿Quiénes estáis?- no me interesa en absoluto la respuesta, no sé ni para qué he preguntado.

-Nada, los de siempre. Marcos dice que tal vez baja Aitana con las demás, pero no creo, seguro que se escaquean.

No estoy tan lejos del parque, de hecho vengo de esa zona ¿verdad? Sí.

-Bien, estoy allí en cinco- informo antes de cortar la llamada.

Tengo que llegar al parque. Una vez allí todo será normal. Solo debo dejar de pensar. Estar alrededor de gente me vendrá bien.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Son las nueve. Solo han pasado veinte minutos desde que he salido del partido. Vale, puedo hacerlo, solo tengo que reponerme. Estoy temblando, necesito respirar.

No me había dado cuenta de que estaba sangrando hasta que he pasado mis manos por la cara y me he notado húmedo. Mierda, no puedo aparecer así, tengo que limpiarme, y ya.

Estoy en la calle, menos mal que es de noche y esta es la calle menos transitada del barrio. Mi casa está a quince minutos. No puedo aparecer así en casa. Mi madre hará muchas preguntas y se pondrá en modo sobreprotectora que no tiene nada mejor que hacer.

¡Mierda, mi madre, mi padre! No me he despedido de ellos después del partido. Me van a matar, no es la primera vez que lo hago. Da igual. Rud, concéntrate. Andrés vive a dos calles de aquí. Podría ir a su casa y pedirle que me deje ducharme.

Vamos a ver, soy gilipollas o me lo hago. De verdad, seguro que me hace preguntas. Aunque es Andrés, si alguien puede saberlo es él. Dale, no tengo opción mejor.

¿Lo llamo al móvil? Lo más probable es que siga en casa, es de los que se van después de los partidos y vuelve horas después para cenar. No coge el móvil, nadie coge el teléfono en esta época. Le envio un mensaje. Nada. Lo vuelvo a llamar tres veces más, esta vez sí que me responde.

-¿Andrés?- pregunto al ver que este no lo hacía.

-¿Humm?- responde a través del altavoz.

-Estoy debajo de tu casa, ábreme.

-¿Qué haces...? ¿Por que no est- ...l parque?- me interroga super flojo y cortándose la llamada en medio de las frases.

-¿Estás en altavoz?

-Si, si, ya te abro. Voy - Dice esta vez gritando.

El portal se abre haciendo el ruido característico del timbre. Subo por las escaleras lamentándome de que su piso esté en el séptimo. Cuando llego a su piso veo su puerta cerrarse.

-¿Andrés?- digo tocando a la puerta. Este la vuelve a abrir. Y nada más mirarme me grita.

-¡¿Qué cojones te ha pasado en la cara?! Ven al baño que te limpie.- me arrastra rápidamente al baño recién reformado y pasa un trapo mojado por mis mejillas frotando con agresividad.

-¡Coño! Andrés, frena, que me vas a arrancar la mejilla, estás muy alterado. Solo ha sido un corte.- Lo veo de arriba a abajo, sigue todo sudado del partido.- ¿Todavía no te has duchado?

- No, iba a hacerlo cuando me has llamado. Ya está- dice dejando el trapo más calmado- No tienes ningún corte en la cara ¿Qué ha pasado?

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda... Entro en un bucle mental. No había contado con que la sangre podría no ser mía. Mierda, ¿Qué he hecho? ¿Qué hago tan tranquilo? ¿Qué hago aquí?

Me alejo de mi amigo todo lo que puedo y este me mira con miedo y también se aleja.

-¿¡Rud, que cojones has hecho!?- me mira con pánico y reconoce mi cara en shock- ¿¡Qué cojones has hecho!?- grita cada vez más fuerte. - ¿A quién has pegado? ¿A sido al imbécil del partido?- Asiento- Mierda, Rud, dijeron que no podías volver a pegar a nadie. El capullo va a denunciarte, ha sangrado y todo. De esto no te libras. Joder, joder, jod-

-No va a decir nada- le corto serio antes de que empiece en bucle.

-Eso no es verdad y lo sabes, lo que te falta es amenazarle. No puedes, tendrá más razones para denunciarte. Te dijeron que la siguiente te ibas a chirona. No te puedes ir Rud, no puedes. Hay que hacer algo.- Está dando vueltas sujetándose la cabeza. Yo sigo quieto mirándolo.

-Andrés, él no puede decir nada. Él no va a denunciarme. Él no va a hacer nada.- Le digo mirándolo a los ojos.

Se exactamente en qué momento se ha dado cuenta de lo que decía. Ha empezado a retroceder otra vez. Se ha apoyado a la pared, está agachado en una esquina. Tiene la cara tapada con las manos. Lo miro, estoy seguro de que está llorando. Alza la cabeza para verme, está muy serio pero rojísimo.

-No me digas que ha pasado, por favor. Necesito pensar, supongo que querrás que no lo diga.- Asiento- Hostia, esto no pasa en España, solo en las películas. Algún día me vas a matar.- Se queda mirándome pensando en sus palabras.

Me hace gracia su juego de palabras, en otra situación me habría reído, pero se que si lo hago se acojonaría, más de lo que ya lo está.

-Está bien.- se levanta del suelo y se me acerca.- Tú te vas de mi casa- asiento- Yo acudo en diez minutos. Vas al bar y seguimos como si esta conversación no la hubiéramos tenido nunca. Rud, mírame. - me coge de la cara apretándome las mejillas con fuerza para que lo mire, aunque ya lo estaba haciendo. Andrés está temblando- Vas a apuntarte a un psicólogo, deberías haberlo hecho hace mucho. 






Primer capítulo. ¿Qué pensáis, sigo la historia?

Si hay cosas que no se entienden decirme, por favor. Una amiga dice que es una mierda y otra que le encanta. Mi abuela está flipando pero ella no cuenta. 










No he sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora