Al llegar cerca del cenador, YoonGi vio a Yves y a Karen camino adelante, cogidos de la cintura. Todavía estaba temblando, y sentía el estómago como una ciénaga ácida. Puede que nunca hubiera sido el mejor actor del Departamento de Teatro del Noroeste, pero todavía era capaz de representar una escena. Delante de él, Yves sostenía abierta la puerta del cenador para que pasara Karen. Con la otra mano buscaba su trasero. Era fácil adivinar a qué se habían dedicado aquella noche. Ahora lo único que tenía que hacer era asegurarse de que ninguno de ellos percibiera a qué se había dedicado él.
Cuando cruzó la puerta mosquitera, todos lo saludaron, y formaban, por cierto, el grupo de gente más falto de sueño y sexualmente satisfecho que había visto jamás. Eli llevaba una marca sonrosada en el cuello que parecía de rozadura de barba, y a juzgar por la expresión de suficiencia de Andrei, Miyeon no merecía su reputación de mojigata. Margaret y Domi compartían un único bizcocho sentados en un sofá de mimbre. Y Chaewon, en vez de regañar a Yugyeom como de costumbre, le hablaba con voz melosa y le llamaba «cielo». Los únicos rostros inocentes eran los de Pippi, el pequeño Geto y ShuHua.
YoonGi centró su atención en la comida que Eli había dispuesto, pese a que no tenía ganas de comer. Un jarrón de cerámica de un amarillo luminoso, lleno de zinnias, se alzaba en el centro de un mantel color nuez moscada sobre el que había desplegadas jarras de zumo escarchadas, una fuente de tostadas francesas, una cesta de bizcochos caseros y la especialidad del bed & breadfast, un pastel de harina de avena recubierto de azúcar moreno, canela y manzanas.
—¿Dónde está Jeongguk? —preguntó SeokJin—. No me lo digas, hablando por teléfono.
—Enseguida viene —dijo YoonGi—. Se le han pegado las sábanas. No estoy seguro de a qué hora fue a dormirse anoche, pero seguía despierto cuando yo me fui a la cama. —Dirigiéndose a la mesa del desayuno, se dijo que esa mentira era un acto de caridad, dado que la verdad habría arruinado algo más que unos cuantos desayunos.
ShuHua, que se estaba llenando el plato, lanzó una mirada contrariada a la profusión de comportamientos empalagosos que tenía lugar a su alrededor.
—Dime que no soy la única que se siente sexualmente indigente esta mañana.YoonGi sorteó la cuestión.
—Chaewon debió mostrar más consideración hacia nosotros dos.
—¿Así que nos equivocábamos respecto a lo tuyo con Jeongguk?
YoonGi se limitó a elevar los ojos al cielo.
—Hay que ver lo que os gusta el melodrama.ShuHua y él se acomodaron en un par de sillas de mimbre, no lejos de la familia Kim. YoonGi mordisqueaba la esquina de su cuadrado de pastel de avena cuando Jeongguk hizo su aparición. Llevaba unos shorts caqui y unacamiseta de Nike. Al menos, parte de las cosas que le había dicho eran ciertas. Sí que sentía que había dicho adiós al fantasma de Tae. Desgraciadamente, otro fantasma había ocupado su lugar.
Pippi, que había estado robando trozos de plátano de la bandeja de la trona de su hermano pequeño, atravesó volando el cenador y placó a Jeongguk a la altura de las rodillas.
—¡Puíncepe!
—Hola, nena. —Jeongguk, algo forzado, le dio unas palmaditas en la cabeza, y uno de sus pasadores de la conejita Dafne se deslizó hasta la punta de un rizo rubio.
Margaret frunció el entrecejo.
—¿Cómo le ha llamado?
YoonGi adoptó su expresión más jovial.
—Príncipe. ¿No es adorable?
Margaret levantó una ceja. Domi besó a su mujer en la comisura de la boca, probablemente porque Jeongguk le caía bien y pretendía distraerla. La niña de tres años, sin dejar de mantener una presa firme sobre las piernas de Jeongguk, miró a su madre.
—Quiero que el puíncepe me dé zumo. —Elevó los ojos Jeongguk—. Tengo mocos. —Arrugó la nariz para confirmar sus palabras.
Eli, que estaba limpiando un pegote de plátano del suelo de piedra caliza, señaló con un gesto vago en dirección a la mesa.
—El zumo está allí.
Pippi miró a Jeongguk con adoración.
—¿Tienes teléfono?
SeokJin irguió la cabeza.
—Que no se acerque a tu móvil. Le apasionan.
Jeongguk empezó a responder, pero le interrumpió Yugyeom.
—¿Adónde vamos de caminata?