Going out | Staying in

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Advertencia del fic: Mención de abuso en el pasado | Mención de abuso sexual

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Por lo menos, el escondite de ese vaquero tenía un elevador secreto. Ya era ridículo todo lo que Striker recorría a diario para entrar o salir. Pero, ¿él quería ser un dramático? Bien, que lo fuese, pero había sus límites. Ella chasqueó los dedos y señaló la zona donde carretas y carros desmontados y destruidos estaban. Después de pensarlo mejor, ella encabezó la pequeña comitiva y aclaró su garganta. Lo último que quería era que Striker disparara a uno de los doctores.

—¿Qué carajo...?

Ella entró a la improvisada habitación. Si bien era cierto que las cascadas de lava y las altas paredes mantenían el ambiente templado, ¿en verdad este imp no podía dormir en algo nuevo? Ridículo. Dramático ¿Qué tenían los demonios por hacer todo excesivamente extra?

Ella subió los escalones y para sorpresa de nadie se encontró con el cañón de un arma apuntándola.

—No seas ridículo y baja eso de una vez. —Stella observó a su alrededor. Pequeño. Para el tamaño de imps. Típico. Ella tuvo que resignarse con una mesa de dos patas apoyada contra una de las paredes y la usó para sentarse ahí.

—¿Qué carajo haces aquí? —Striker demandó, pero apenas pudo moverse sobre la cama.

Patético.

Él tenía quemaduras serias en todo su cuerpo. Las vendas estaban manchadas de sangre, y el lugar apestaba a infección. Por lo menos Striker tenía conocimiento suficiente para tratar sus propias heridas pero ¿cómo podía atender la peor parte que era en su espalda? Imp orgulloso. Típico.

En lugar de contestarle, Stella miró hacia la entrada donde los otros dos demonios esperaban su señal se movieron. El médico, junto a su asistente, entró al lugar.

—Silencio. —Ella ordenó. No estaba de humor para oírlo maldecir por tercera vez haciendo la misma pregunta o una variable de esta—. Por teléfono dijiste que no podías tomar mi oferta porque estabas herido. Eres un asesino y necesito tus servicios. —Stella se cruzó de piernas y señaló a los dos demonios que Striker había decidido apuntar con su arma—. Esto, ellos, hará que hagas tu trabajo. Así que baja esa cosa.

Al parecer el imp tenía suficiente energía para fulminarla con la mirada. Aunque esa técnica de intimidación no funcionaba en ese estado tan lamentable. Stella notó las viejas heridas en el cuerpo del hombre. Un valle de marcas blancas. Él estaba sudando, y Stella no creía que fuese consciente de cómo sus hombros temblaban al intentar sostener su peso para estar sentado en la cama. Las sábanas tenían manchas de sangre. El lugar era un mayor desastre que en otras ocasiones. Ella levantó las cejas desafiante.

Striker frunció el ceño, y un ligero gruñido escapó de su boca. No era la primera vez que Stella sentía que veía a una bestia en lugar de a un demonio. A pesar del carisma y las habilidades, Striker siempre irradiaba pura energía concentrada contenida apenas por ese cuerpo. Seguramente él nunca podría mantener un perfil bajo y una vida tranquila. Striker era alguien de acción.

El vaquero bajó el arma y se recostó de vuelta en la cama, sin mirarla. Stella hizo una señal a los médicos, y estos comenzaron a trabajar. Era ridículo que la única razón por la que estuviese cooperando que era porque muy probablemente Striker odiaba el estar incapacitado temporalmente. El lugar cayó en silencio, pero ella no pudo apartar la mirada. Las heridas eran graves. Serias quemaduras. Nunca sanarían. Había algo mórbido en todo eso. Striker pudo morir. Bueno, él siempre podía morir; su línea de trabajo era peligrosa. Las heridas y cicatrices eran comunes. Pero seguramente Striker había aceptado que eventualmente moriría por una bala o una puñalada. No por fuego. Ahí estaba la esencia mórbida de mirarlo. Porque ambos sabían que esa era una muerte lenta y dolorosa. Y sobrevivir era una tortura larga antes de la recuperación.

Los médicos terminaron con la agilidad y discreción que hacía que costasen tanto. Ellos dejaron cambios de vendajes, ungüentos y medicamento.

—Debe quedarse boca abajo.

—Pueden irse por donde vinimos. —Stella sonrió de lado y notó el nerviosismo en ambos demonios. Bien. Que recordasen sellar sus bocas—. Y absoluta discreción.

—Por supuesto.

Ella los siguió con la mirada, y esperó hasta que las rejas del ascensor se cerraron, Stella se levantó y se sentó en la cama. Tan baja. Todo era tan incómodo. Striker era pequeño en comparación con ella. Seguramente Stella podría cerrar sus garras sobre él y cubrir todo su pecho con una mano atrapándolo con facilidad.

—Ya oíste a los médicos.

—Sí, ma'am. —Él gruñó contra la almohada sin levantar la cabeza.

—No vas a poder salir unos días. —Stella sonrió de lado por tan estoico y terco comportamiento.

—Me las arreglaré.

—Qué vida tan solitaria. —Ella miró a su alrededor. Era obvio que nadie más vivía ahí.

—¿Salió de su perfecto palacio e hizo todo el camino hasta aquí solo por mí? —Striker atacó, girando la cabeza para mirarla y sonreír de lado—. Debe querer liberarse de su esposo desesperadamente.

—Oh, querido. —Stella tomó su mentón. Tan pequeño entre sus dedos. Ella tuvo que admitir que él lucía bien con su garra sellando su boca—. El palacio de mi hermano es encantador pero frío, y recordé que aquí siempre hace buen clima. —Ella se levantó y lamió su garra mientras le lanzaba una mirada—. Son solo negocios.

—Supongo que tendré que sanarme pronto para atenderla, ma'am. —Striker sonrió y enterró su rostro de vuelta en la almohada, ahogando una risa ronca ahí.

—Me alegra que estemos en la misma página. —Ella se encaminó a la salida, y al pasar sus dedos se deslizaron por el final de la cola de Striker, que se movía peligrosamente cerca de ella cuando pasó.

Stella lo oyó maldecir con voz ahogada, y ella no ocultó su risa burlona de camino al ascensor.

Striker era tan pequeño; podría degollarlo con la garra en su pulgar. Sería tan fácil. Pero él era letal; se las había arreglado para serlo. Striker no se rendiría fácilmente y pondría una lucha. Stella entró al ascensor y se presionó contra la pared. Ella jamás había sido alguien que disfrutase ensuciarse las manos, pero ¿por qué el pequeño vaquero despertaba en ella el deseo de luchar contra su vigor hasta romperlo mientras Striker la miraba a los ojos?

Tan peculiar.

Saludos criaturitas diurnas y nocturnas: En Twitter esta el evento de Strella Week organizado por Twiggietime y tenía que participar. Espero que les guste.

¡Nos leemos!

Nocturna IV


Never wanna knowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora