Unos cuantos chicos habían decepcionado la idea de amor que en ella había permanecido desde pequeña, por muy increíble que parezca había sufrido mucho a sus 17 años, tan solo había una persona que para ese momento le había hecho creer que los amores de películas en donde se podía ser feliz eran reales, creyó profundamente en que aquella persona seria con quien estaría para toda la vida.
Hasta que ese amor se convirtió en una mancha oscura para su alma, dándole dolores a su corazón que provocara que no quisiese estar con alguien más o intentarlo.
Tenía apenas 15 años cuando tuvo que enfrentarse a la vida optando por construir una personalidad más madura, los acontecimientos que ella pasaba eran para alguien mucho más mayor, apenas era una niña cuando sintió los golpes que la vida le traería desde temprana edad, esto provocando que toda ilusión y creencia de pequeña se esfumara para siempre.
Y ahí estaba, luego de haber querido intentarlo con alguien más se rindió, ella ya no creía que pudiese tener a alguien especial en su vida, ya no podía tener relaciones serias porque a la semana las terminaba por el miedo a sufrir de nuevo.
Era un constante temor que hacía que se grabara en la cabeza que jamás volvería a enamorarse, que nadie merecía esa parte de ella, y que no merecía ese tipo de sufrimiento.
Se encontraba a sus 17 años pronto a cumplir la mayoría de edad sobre su cama, intentando pensar si este nuevo chico podría llegar a ser esa persona a la cual ella le daría la oportunidad de amar, pues algo le decía internamente que no era un chico más, que aún no sabía lo que pasaría pero que él tendría un gran impacto en su vida.
Se mentalizaba que podría manejar tal situación, que no llegaría a enamorarse y solo lo intentaría, pero estaba muy fuera de sus planes el hacerlo, ya que el destino tenía otros planes, en donde descubriría que hay personas que pueden hacer que tu personalidad cambie, ya sea para bien...o para mal.