Capítulo 60

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Perdón por tardar tanto en subir el capítulo, esto de que estar explotada laboralmente me ha dejado sin tiempo, energía ni motivación uwu esta semana creo que haré cap doble para compensar hehe


Me deshago en lágrimas por sus palabras. Tan macabras como suenan, son la muestra más sincera de amor que me ha dado nunca nadie. Porque quizá Ángel está jodidamente loco y quizá mataría por mí, pero al menos no me envenena como ella. Ángel es brutalmente sincero, desde sus amenazas hasta sus confesiones de amor.

—Gracias... —murmuro, bajando con un torpe camino de besos por su mentón y su cuello hasta esconder mi rostro en su pecho. Inhalo profundo, tranquilizándome. —¿Ni siquiera tú me harás daño?

Noto su cuerpo tensándose, su corazón latiendo rápido contra mis labios. Y luego se calma, como un nocturno, un suspiro que se siente como una oleada débil me golpea la nuca y luego lo siento pasar sus dedos por ahí, yendo y viniendo, acariciándome rítmicamente.

—No te haré daño mientras no me traiciones —dice tímidamente, casi como estuviese pidiéndome algo, en vez de exigírmelo.

Yo vuelvo a respirar profundo contra su cuerpo y lo abrazo, estrechándolo cerca.

—No lo haré —aseguro, pero puedo sentirlo tensarse otra vez, igual que se tensa cuando le hago una promesa y recuerda, como él dice, todas las que ya he roto.

<<No volveré a hacerlo>>

Ugh ¿Por qué la voz de mi padre ahora? ¿Por qué ese tono de pena cuando su mujer ya tenía el ojo morado y un bobo ramo de rosas no iba a curarlo?

Da igual, no quiero pensar en ello. Solo en Ángel.

—No necesito que me cuentes lo que has recordado de tu madre —asegura con voz calmada, luego la mano de la nuca me agarra con firmeza y me maneja, haciéndome separarme y subir el rostro. Con la otra mano me va quitando poco a poco las lágrimas de la cara. —, pero si en algún momento quieres te escucharé.

Y sus palabras me hacen sentir muy feliz, porque es la primera vez que voy a sincerarme con alguien, pero luego se siente como una horrible punzada. Hay otro cosa sobre mamá que no le he contado.

La llamada.

Pero no le dije a mamá donde estaba o con quién. Solo le dije algo de un sótano y millones de lugares en el mundo tienen sótanos, ella no debe saber siquiera de dónde venía la llamada. Lo más seguro es que piense que se trata de una broma pesada que casualmente le tocó recibir a ella.

No hay nada de qué preocuparse.

Miro a Ángel con ternura y acuno su rostro grande en mis manos, trayéndolo cerca. Esta vez soy yo quien le da besos. Primero pequeñitos, alrededor de las comisuras, luego uno largo y lento en la boca.

—Eres tan dulce ahora... —lo halago, relamiéndome, y él se pone rojo como un novicio por mis palabras, incluso aparta un poco la mirada. Le acaricio el rostro con los pulgares notando la rasposa barba que empieza a salirle —por favor, sigue siendo así.

Sus ojos vuelven a los míos, el brillo verde y fugaz, como de una estrella, me deslumbra un segundo.

—Seguiré siéndolo, mi amor —asegura, acercándose más, besándome un segundo para luego volver a mirarme bien de cerca. Nuestras respiraciones se entremezclan y el coche parece reducirse al pequeño espacio entre nuestras bocas. No existe nada más que la distancia que nos separa de otro beso —, voy a ser todo lo dulce que tú desees y todo lo malo que necesites. Voy a llenarte de besos y si tú me dices que alguien te hace sentir solo un poco mal le vaciaré el cuerpo de sangre. —Ángel se inclina hacia adelante, hundiéndose en mi cuello. Deja un camino de besos en él hasta llegar al suave punto tras mi oreja. Lo lame sensualmente y luego susurra: —De veras, Ty, solo necesitas decirlo. No necesito que me cuentes qué hizo tu madre, no necesito entender... para hacerla desaparecer.

Un escalofrío me recorre de pies a cabeza. La odio, la odio con todo mi ser, la odio hasta el punto de que ya logré olvidarla una vez, pero matar... ¿Matar como ella mató a papá? No. ¡No!

Yo no soy ella, no me permitiré convertirme en ella.

Yo solo quiero ser feliz y olvidarla de nuevo, reír tanto que me duela el estómago más que las cicatrices que me dejó esa mujer en el alma. Quiero dedicar mi vida a mí y ella que se pudra junto a la suya si quiere.

—No, Ángel, no... —le digo con un tono triste, pasando mis dedos por sus suaves mechones y notando como él besa el contorno de mi oreja de manera tierna. —No quiero nada más de eso ¿Si? No quiero que te conviertas en un asesino. A partir de ahora vas a estar limpio de todas esas cosas ¿De acuerdo? Hazlo por mí, por favor, solo céntrate en mí y en nuestra relación, no en hacer cosas horribles.

Él se separa un poco de mí, me sonríe como si fuese un bobo y me da un casto beso en los labios.

—No soy nada puro, por mucho tiempo que pase sin mancharme las manos —dice con una leve risilla, sus ojos verdes bajando de mis ojos a mi boca, luego a mi cuello, mi pecho, mi estómago... el vivaz color pierde el brillo cuando llega a mis piernas —, pero si tú lo deseas puedo portarme bien mientras tú no me obligues a hacer lo contrario. Puedo ser muy bueno, Ty, lo sabes, solo debes ser bueno para mí de vuelta.

Sus palabras me erizan la piel, la sutil amenaza en ellas, la forma en su vista sube de nuevo hacia la mía y la mantiene con una ferocidad silenciosa pero letal. Acechando. Me mira a través de su leve flequillo, sus pupilas tapadas por las pestañas superiores y la parte blanca de sus ojos mostrándose por abajo. Es aterrador, así que me acerco para besarle y así cerrar los ojos y no ver su mirada asesina. Sus labios se sienten sedosos y agradables. Hablo sobre ellos:

—Seré bueno, Ángel, lo sabes.

Me da un beso corto y frío, con su mirada todavía peligrosa sin suavizarse ni un poco examinándome.

—Bien. —dice, su voz ronca, de nuevo amenazante, me hace temblar entero.

Entonces me pone el cinturón con un presto movimiento y lo siguiente que sé es que mi puerta se abre y se cierra y el espacio angosto del coche ahora mismo parece enormísimo. Respiro profundamente viéndolo rodear el coche de vuelta a su asiento y para cuando el motor ruge yo estoy de nuevo adormecido sobre el asiento, mirando de soslayo la forma en que rostro besado por el sol parece propio de un dios.

Un dios cruel y amable a la vez, como todos los dioses son.

Fin del cap ¿Qué os ha parecido? 

¿Os ha gustado?

¿Creéis que en algún momento la llamada que hico Ty repercutirá de nuevo en la historia o se olvidará de ella? ¿Qué sucederá con eso?

¿Os gusta la forma en que ha cambiado su relación?

Los/as simps de Ángel ¿Llamo a un psicólogo? jeje

¿Qué os parece la propuesta que le ha hecho Ángel a Tyler? ¿Creéis que Ty debería haberse aprovechado y pedirle que se vengue contra su madre? ¿Qué habríais hecho vosotros?

Gracias por leer <3

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