Lara y Jones se conocen por razones incómodas. Wildflower y SilverEye comparten una amistad extraña por medio de mensajes. Ambos tienen la perspectiva diferente de como funciona su relación, sin saber que son ellos mismos... solo que Desde otros ojo...
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Wildflower
Feliz cuatro meses de rara amistad.
SilverEye
No me hagas llorar, florcita 😿
Me emocioné.
Wildflower
¿Qué hacemos para celebrar?
Puedo comprar un pastel, o una pizza.
SilverEye
La pizza suena tentadora.
Wildflower
Te dejo la mitad en la administración de la escuela.
SilverEye
¿En serio?
Wildflower
Super serio.
Lara
― ¿Cómo que no puedo dejarlo? ―pregunto a la señora de la recepción, Margaret, quién me miraba como si hubiese cometido un crimen, el de ser ilusa tal vez―. Vamos, ehm, Margaret.
―Está prohibido dejar cosas sin autorización de un adulto―respondió de forma cortante y cínica, tomó la caja de pizza y la arrastró hasta el punto de ocultarla bajo su escritorio. Me debía estar jodiendo, se la iba a comer.
―Pero...
―Sin peros, querida, ahora vuelve a tu escuela.
― ¿Lara?
Me doy la vuelta y le sonrío a un Jones energético, portaba el uniforme bien planchado y actuaba de una forma tan alegre que sus ojeras pasaban desapercibidas, algo inusual en lo que recuerdo siempre de él.
―Hola―digo apoyándome en el escritorio de Margaret.
― ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar...? Ya sabes―señaló al gran ventanal, donde se podía ver la escuela femenina, tal vez la secretaria tenía razón, esto se sentía como un delito.
―Vine a dejar un recado.
―Comida―interrumpió la adulta con el ceño fruncido.
―Pizza―aclaro mirando al suelo, no debía seguir hablando. Jones arqueó su ceja y se mostró curioso, pero yo no quería revelar la información, sus ojos me mataban.
― ¿Para quién?
―No lo sé, una... compañera me dijo que lo dejara por aquí―me encojo de hombros al mentir y suelto una risa nerviosa, ¿cómo no estarlo? Si él sabía que apenas Sheila era mi única amiga, y que soy tan cerrada para hacerle el favor a alguien más.
―Ah, bien―dijo no convencido, claro―. Si quieres yo puedo entregarlo a la persona, no sé, técnicamente ya soy mayor de edad―miró a la secretaria y le dio la típica media sonrisa encantadora, no lo negaré, yo caigo un millón de veces― ¿puedo?
