El sol que resaltaba en el cielo empezaba a bajar, poniéndose de colores naranjas y rojizos tenues, iluminaban el prado en las afueras de la ciudadela de Aurelio, donde se notaba el césped en las colinas y los pocos árboles por el lugar.
Cuyas hojas se ladeaban al pasar volando el enorme y robusto dragón de oscuridad, dejando ver las escamas negras en todo su cuerpo, ornamentadas con la armadura que traía.
Moviendo las alas con cartílagos morados como las placas que bajaban por su cuello, poseía una cara de enojo y frustración en el rostro, incluso dejaba escapar humo de sus fosas nasales al respirar.
No podía quitarse el encontronazo con la dragona rosada y placas blancas como los cuernos en su cabeza, los ojos de la misma brillaban de un cálido iris, imaginándose su sonrisa tierna, donde enseñaba un par de colmillos blancos como la nieve.
«Soy solo un maldito dragón de oscuridad que no puede ser el amado perfecto» pensó con unos gemidos sutiles, a la vez que notaba el césped y las flores de algunos prados, estos fueron oscurecidos por su enorme sombra.
También, divisó algunos carneros enormes con cornamentas circulares, solo estaban pastando: el pelaje de su cuerpo eran café y negro en su melena, la cual bajaba por su cuello. Un grupo de estos saltaron y corrieron al verle pasar, continuando con su depresión:
«No sé qué hacer... Incluso voy con mi amigo, el cual no es una criatura muy limpia y civilizada, pero es el único que me entiende...».
De esa forma siguió volando recto, pasando algunos lagos de agua estancada, estos tenían playas con enormes conchas de colores azulados y rosados claros.
Una de estas se movió al pasar sobre ella, revelando aun enorme cangrejo de cristal morado, el mismo poseía fornidas pinzas, haciendo un ruido al abrirlas y cerrarlas, al salir de la arena, empezó a correr rápido, avanzando de lado.
A la vez que el sol poco a poco desaparecía, ocultándose en el este, las luces azules, amarillas y rojas del cielo, empezaron a apagarse dejando ver un negro imponente.
La noche se posaba en el reino, la fiera de escamas negras perdida en sus pensamientos, movió el hocico para ver una enorme y frondosa selva.
Notando como las plantas y matorrales pequeños se ladeaban por el viento, esta descendió suavemente moviendo las alas con sutileza, apoyando sus patas delanteras y luego las traseras al aterrizar delante de la jungla, poniendo una cara de seguridad comentó:
—Esta debe ser la Jungla Rinei. Mi compañero vive en una cueva, solo me bastará con usar mi olfato para encontrarle.
Después de decirlo. El dragón negro pegó las alas en sus costados, bajando la cola para tener más equilibrio. Antes de empezar a avanzar por el frondoso boscaje, notando los enormes árboles que casi tapaban la enorme luna blanca: la cual se tornaba roja con el pasar del tiempo, teniendo un tono rosado pálido.
Los rayos de luz lunar se filtraban de entre las ramas de las formidables ceibas, se escuchaba como el viento de la noche las hacía mover, provocando ruido por parte de sus hojas, sin perder el tiempo se dispuso a olfatear el ambiente, buscando algún olor conocido.
Emprendiendo el paso, conforme hacía sonar la maleza y las plantas al caminar, difícilmente se apreciaba su cuerpo de escamas negras por la poca luz que había, incluso se apreciaban los rayos de luz que emitía el astro.
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La leyenda de Spyro: La Dimensión Fronteriza
FanficSpyro y Cynder, después de derrotar al malvado dragón Malefor que quería destruir el mundo, usan los poderes de Spyro al máximo para arreglar el daño. Sin embargo, accidentalmente son transportados a otra dimensión donde conocen a un espíritu de fue...