Capítulo 8

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Emprendemos camino al amanecer , las tierras del clan McNeil se encuentran a medio día a caballo, por lo que no llegaremos hasta la tarde, el camino es tranquilo, sin imprevistos, John a dispuesto a los mejores guerreros del clan McQueen para el viaje y unos metros por detrás está Jane a quien se ha dispuesto como mi dama dama de compañía, cosa de la que me alegro pues por lo menos tendré una cara conocida entre mis ahora nuevos enemigos.

-Aún estamos a tiempo de dar la vuelta si cambias de parecer  - menciona el hombre a mi lado por octava vez desde que le dije que aceptaba la imposición de la rata del rey. 

-No,  seguiremos hasta el final  - le respondo con decisión mientras dirijo a mi caballo - ¿No deberías intentar convencerme para que no cambie de parecer? , después de todo no solo amenazó con matarme a mi , si me niego todo tu clan sufrirá. 

-Mi gente prefiere morir a dejar que un enano dientudo amenace a una joven inocente para conseguir sus perversos fines - una sonrisa se dibuja en sus labios al decir lo siguiente - además no somos gente fácil de matar, puede intentarlo, pero le llevaríamos al infierno junto con nosotros. 

-No lo dudo - giro la cabera para mirarlo - y os agradezco que me defendierais de ese hombre a pesar arriesgarte a  poner en peligro a tu gente , eres una buena persona Laird, todos lo sois- miro hacia atrás mientras, lo digo mirando a los guerreros que ofrecen amables sonrisas cuando notan que los miro y a Jane que parece luchar para que su caballo la haga caso, sí,  me digo a mi misma , estas son buenas personas, puede que no vaya a Drunhein solo para buscar mi piedra, puede que en el fondo también vaya para proteger a esta gente del consejero del rey , por lo menos será mi forma de agradecerles el que me salvaran y cuidarán, antes de que vuelva a mi tiempo, tendré que idear un plan para que la falsa Isolde pueda desaparecer sin crear sospechas, tal vez finja mi muerte o algo parecido. 

-Yo defiendo a mi gente Lucrecia - dice sacándome de mis pensamientos - desde que pusiste un pie en mis tierras te considera tan McQueen como a cualquier otro en mi clan y después de salvarnos a todos haciéndote pasar por Isolde los demás piensan igual. 

No respondo solo le doy una pequeña sonrisa , intentando ignorar el cálido sentimiento que surge en mi pecho,  no quiero tener cariño a este hombre o alguna de estas personas, son pocas las personas que dejo entrar en mi corazón,  pues luego  se sufre demasiado al perderlas, ya he pasado por eso y no es algo por lo que quiera volver a pasar. 

Cuando nos acercamos a las fronteras del Clan McNeil unos guerreros nos esperan para escoltarnos al castillo y una hora después estamos ,a las puertas del castillo de las brumas en lo alto de la colina , el cuerpo me duele después de tantas horas a caballo y la herida a pesar de que sana con rapidez ya que al ser portadora la piedra me da ese "don" como lo llaman en la orden, aun duele y estoy más que segura que se ha saltado algún punto de sutura , pero me obligo a mantenerme erguida y un rostro indiferente , regla número uno no mostrar ninguna debilidad ante el enemigo y por la forma que me miraban las personas en el pueblo y puedo decir que esta gente desearían verme muerta. 

Un grupo de hombres espera a las puertas y encabezando el grupo esta el hombre más hermoso que yo haya visto jamás , su cara parece esculpida por el mismo Miguel Ángel, unos ojos azul oscuro y sobre estos unas largas pestañas por las que muchas mujeres matarían por tener, es alto, le saca unas cuantas cabezas a algunos de sus guerreros , cuando se cruza de brazos se puedo notar un brazo muy musculado debajo de la camisa, definitivamente es la definición de highlander hecho hombre.

El hombre le dedica una mirada de odio a mi padre ficticio

-McQueen , que alegría verte por mis tierras-   dice con ironía , y luego posa sus ojos en mi,  siento una pequeña corriente eléctrica cuando su mirada profunda choca con mis ojos verdes, haciendo que mi espalda se ponga recta ,  intentando no mostrar nada pero sobre todo intentando no dejarme hipnotizar por esos ojos que me miran sin expresión alguna,  pero las siguientes palabras que pronuncia me sacan del embrujo haciendo que quiera clavar una daga en uno de esos pozos azules -¿esta es tu hija?, es verdad lo que dicen de que no nos fiemos de las habladurías de la gente, pues según tenía entendido la muchacha es una pobre cría enfermiza que parece más fantasma que persona y que pronto la muerte la reclamará pero a esta de aquí la veo bastante sana, aunque siendo sincero me gustarían que los rumores fueran reales y quedarme viudo pronto. 

Noto como John aprieta con fuerza las riendas de su caballo intentando controlar la ira, imagino que intentando no volver a repetir la misma reacción que tuvo con el consejero del rey cuando hablo mal de su difunta hija y el Laird McNeil también a debido darse cuenta de esto ya que una sonrisa divertida se dibuja en sus facciones, es un golpe bajo para un hombre que a perdido a su hija y aunque el no sabe que la muchacha a fallecido, acaba de desear que yo la falsa Isolde muera solo para  que sus palabras causen daño a una buena persona. 

Quiero callar a este hombre por lo que antes si quiera de pensar bien en lo que estoy haciendo digo

-Tenéis razón señor , no hay que hacerle caso a los rumores,  pues lo que se dice de vos también es falso.

Mi comentario atrae la mirada de todos 

-¿Y que es lo que se dice de mi McQueen? - pregunta con un tono de  falso interés pero con un brillo en sus ojos , curiosidad identifico, mi cebo a funcionado, sonrío ante mi pequeño triunfo.

-Se dice - prosigo - que sois el gran lobo negro de los McNeil un feroz guerrero temido por enemigos y aliados, pero yo solo veo a un chucho que ladra mucho, asique como veis no hay que creer todo lo que dice la gente, pues luego solemos decepcionarnos al ver la verdad con nuestros propios ojos.- termino con tono mordaz . 

Mi comentario provoca risas por parte de los McQueen incluso John sale un momento de su eterna tristeza y  sonríe ,  por otra parte los McNeil solo me dedican miradas de odio , excepto su Laird que lanza una pequeña carcajada y niega con la cabeza . 

-Sera mejor que montéis  ya las tiendas ,antes de que anochezca, esta noche parece que hará bastante frio- dice el Laird McNeil de nuevo cara inexpresiva y tono frio , es increíble como este hombre puede cambiar de expresión de un segundo a otro. 

-¿No dormirá nuestro Laird y joven señora en el  dormir en el castillo señor ?- pregunta uno de los guardias de McQueen , este hombre debe tener la inteligencia justa para abrir un pistacho, pues hasta yo que no tengo mucha idea de la enemistad de los clanes se que el hombre arrogante que tenemos frente a nosotros no dejaría entrar a un McQueen en su castillo ni aunque su vida dependiera de ello. 

-Da gracias a que os deje quedaros esta noche en mis tierras en vez de mataros a todos  - le dedica una mirada al guardia que haría temblar a cualquiera, incluso yo me remuevo incomoda en la montura, las miradas cortantes de la señora Odetta no son nada comparadas con las que dedica este hombre. 

-Mañana al amanecer celebraremos la ceremonia del handfasting,   luego os iréis a vuestras tierras y no las volveréis a pisar si no queréis acabar con vuestras cabezas en una estaca.

-¿Un handfasting? - repite con sorpresa John y yo intento buscar en mi mente que es la ceremonia que acaba de mencionar.

-El rey ha pedido una ceremonia pero no ha especificado una unión duradera, con la ceremonia estamos cumpliendo la orden sin atarnos para siempre - se limita a responder sin mirarnos.

Jonatan McQueen permanece unos minutos en silencio pensativo hasta que asiente con la cabeza y dice :

-Estoy de acuerdo en un año  y un día mi hija volverá a mis tierras sin un solo rasguño, el tiempo que dure la unión habrá paz entre los clanes para contentar al rey- baja del caballo para sellar el traro con un apretón de manos ,  cosa que el Laird McNeil acepta de mala gana  mirándome fijamente apretando su mandíbula, esta "tregua" me recuerda demasiado al periodo de paz armada de la primera guerra mundial.

Devolviéndole la mirada a McNeil tengo la misma corazonada que me llevó a aceptar casarme o bueno unirme por un año con este hombre  me dice que el tiempo que este aquí va a ser todo menos tranquilo y ese pensamiento me hace sonreír, si algo me gusta es cuando las cosas se ponen interesantes. 

Perdida en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora