CAPITULO 107

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El ambiente durante el desayuno se sentía pesado, Nolan acepto entrar a la mansión a cambio de que nadie se acercará a las estatuas, el doncel observó sin disimulo a cada persona que paseaba por el jardín, causando la irritación de Layton. El cual sentía que era una falta de respeto que uno de sus invitados no le prestará la atención que era requerida en aquel momento. Evangeline se tomó aquella situación como un pequeño juego, que le causaba cierta risa. Layton no podía levantarle la voz a Nolan enfrente de su esposo, así que simplemente jugueteaba con los cubiertos que tenía cerca.

Verona se veía visiblemente tensa ante la situación intentado no prestar atención a los juegos de su prometido, y fingiendo estar ocupado tomando los pastelitos que había frente a ella. Edlynne la miraba de reojo con la esperanza de que dijera algo, la noche anterior habían conseguido que hablara un poco más de lo habitual, aunque seguía ocultando muchas cosas, entre ellas el nombre de sus padres, se escudaba en la excusa de que ella demasiado pequeña cuando ellos murieron y no recordaba nada de ellos.

Lennox, pasaba la mirada entre Nolan y Pietro, escucho sobre la discusión que habían tenido en el jardín, y noto que su doncel estaba mucho más enfadado que por la mañana. El guardián decidió guardar silencio, ni siquiera había hablado con Drystan o Tristán.

-Duque ¿ocurre algo? – preguntó Drystan preocupado. - ¿Se siente mal? – Lennox negó con la cabeza. – El señorito durmió en la habitación de vuestra hermana.

-¿Pietro lo acompañaba? – el guardián se quedó en silencio. - ¿Sabes lo que ha ocurrido con ellos?

-Mi señor, el señorito entro completamente solo a la habitación de la señorita Evangeline. El joven Simba se acostó al lado del señorito y lo acompaño. – sonrió, Evangeline le había pedido que no le contará gran cosa a su hermano.

-¿Dónde ha dormido Pietro? – el guardián miró a su compañero de reojo. – No vino a mi habitación.

-No puedo proporcionarle esa información, mi señor. Ni yo mismo lo sé. – respondió con sinceridad. – Mi compañero durmió en la mansión, tan solo se eso.

Rudolf seguía prefiriendo estar alejado de Lennox, así que se encontraba en el extremo contrario al de su duque, cerca de Nolan, tal y como habían quedado en la casa de descanso. Lennox podía ver como su guardián se esforzaba por esquivar su mirada sin mucho éxito. Estaba algo confuso, no sabía si él estaba enfadado con él, o no. Rudolf no mostro ningún indicio de enojo de su parte, tan solo cuando le confesó sobre la muerte de Adrien.

-¿Cómo se encuentra Rudolf? ¿Ha dicho algo sobre Adrien? – Drystan negó con la cabeza. - ¿Has notado algo extraño en él?

Layton dejó caer de manera escandalosa los cubiertos al suelo, mostrando su desagrado hacia la actitud de su hermano. El desayuno había sido organizado para hablar sobre su boda, pero nadie estaba prestando atención a los futuros esposos.

-¿Hasta cuándo piensas estar cuchicheando con tus guardianes? – pregunto furioso. – Si es algo tan importante, podrías decirlo en alto, para que lo escucháramos todos.

Verona agacho la cabeza avergonzada, estar enfrente de toda la familia de Layton le causaba demasiado nervios, y todo empeoro cuando la miraron a la vez. Lennox sonrió con amabilidad para tranquilizarla, pero consiguió todo lo contrario. Verona empezó a apretar sus puños debajo de la mesa, quería huir de aquel lugar, pero Layton no se lo permitía.

-Siento mucho haberos molestado, no era mi intención hermano. – Layton le gruño. – Perdónanos, querida Verona. – su hermano puso los ojos en blanco. – Aún no nos hemos acostumbrado a la mansión, le estaba preguntado a mis guardianes si habían tenido problemas para encontrar sus habitaciones.

-¿Qué más importa eso? – grito Layton, mostrando cada vez más su molestia. – Son simples guardianes, pueden dormir en el suelo si no encuentran sus camas, no es...

-Como duque no puedo permitir que mis guardianes duerman en el suelo, aunque esté limpio. – respondió Lennox sin borrar su sonrisa. – Su comodidad es importante para mí, ya que si no han tenido un descanso adecuado se puede ver afectado en su trabajo. – Layton bufó. – Hermano ¿tienes algo importante para decirnos?

-No estoy seguro de que escuches mis palabras, ya que prefieres hablar con tus guardianes.

Verona quiso calmar a su esposo poniendo su mano sobre la suya, ganándose así una mala mirada de parte de Layton. Había estado estudiando cómo actuar enfrente de una familia noble, ya que sabía que pronto la iban a presentar como la futura esposa de uno de ellos, pero estaba siendo más complicado de lo que parecía.

-Hermano, deberías ser más delicado con el trato hacia tu futura esposa, ya que pronto te casaras con ella, al menos tendrías que tratarla con un poco más de amor.

-¿Qué te importa a ti como la trate? – Nolan imitó el gesto de Verona después de escuchar a Layton. – No busco tener una relación llena de flores como la tuya.

-Es una lástima que Verona tenga que agachar la cabeza cuando está cerca de ti. – respondió con picardía. – Tener que ocultar un rostro tan hermoso debería estar prohibido, hermano.

-¿Qué importa cómo se vea? – gruño. – Tu esposo también agacha la cabeza cuando está cerca de ti.

-Tan solo lo hace para mostrar sus respetos ante los invitados, ahora mismo te está observando en silencio. – Nolan mostro una pequeña sonrisita. – Puedo saberlo, incluso sin mirarlo.

Lennox sabía que había estado actuando mal enfrente de su esposo en muchas ocasiones, pero nunca le pediría que agachara la cabeza ante nadie, si no es algo que él quisiera. Además, sentía miedo al hacer enfadar a su pequeño doncel, la amenaza de cortarle sus partes nobles seguía en pie, desde que lo había hecho enfadar hacía unos meses. Nolan se negaba a quitar la amenaza por más regalos que recibía de parte de Lennox.

-Querido ¿hay algo que quieras decirle a mi hermano? – Nolan negó con la cabeza. - ¿Hay algo que me quieras decir a mí? – el doncel rio. – Esa risa suena peligrosa, Layton, te aseguro que tendrás que tener cuidado si Verona se ríe así.

-A diferencia de ti, yo no voy a dejar que me domen tan fácilmente, padre estaría furioso si lo viera, dejar que tu esposo haga lo que quiera es demasiado...

-Layton... - la voz de Edlynne sonó por encima de la de su hijo. – Es mejor que guardes silencio, Lennox lo mismo digo de ti. – ambos apretaron los labios. – Esto es lo que queréis mostrarle a vuestros esposas, discusiones sin sentido en la mesa durante el desayuno. Ninguno de los dos fue criado para ser tan maleducado. – Lennox quiso responder a su madre, pero fue remetido por ella. - ¿Tienes algo importante que decirme?

-No, madre. – Edlynne asintió.

-Y ahora, si me disculpáis, quiero seguir comiendo con tranquilidad, Layton te pediría el favor de que dejaras de hacer esas muecas, Lennox ni se te ocurra corregirme. – Evangeline sonrió. – Lennox, te recuerdo que pronto serás padre, tu doncel está embarazado y tu tan solo discutes con tu hermano, cuida de tu futura bebé.

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Incluso un duque le tiene respeto a su madre, y Layton aunque diga que no, le asusta que Edlynne se enfade. Ya que nunca suele hacerlo. 

Espero que os haya gustado :)

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¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora