Capítulo 4

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Los pies me temblaban, pero no podía demostrarlo, tomé un respiro y con toda la actitud que pude me levanté y fui a su encuentro, Lenna me miró compasiva cuando pasé por su lado, y me quedó claro que Noah no está muy contento, porque que te citen a la oficina del jefe no es juego y menos si es el señor Thompson, el más guapo, multimillonario y con fama de tirano en todo New York.

Pasé mi tarjeta por el aparato como cada vez que cruzo una puerta de este edificio y después de escuchar el bip me adentré en el espacio personal del CEO.

Como la vez anterior, estaba sentado en su gran escritorio moderno gris, rodeado de papeles, lápices y una gran variedad de carpetas.

¿Qué acaso no sabe que ya nos digitalizamos?

Me aclaré la garganta cuando veo que aún no levanta la cabeza, pero parecía estar tan concentrado que ni siquiera notó mi presencia, aunque sé que es imposible.

Me tomé el atrevimiento y me dirigí a la silla de invitados delante de él, para mientras me voy acercando dedicar un tiempo a detallarlo.

En su rostro se ve lo que parece ser la sombra de la barba y la espalda está tensa, aunque muy a pesar de eso hace el esfuerzo por parecer relajado, su semblante se sigue viendo de su edad a pesar de las formalidades de su atuendo y sus ojos azules están clavados en la páginas como si aquello fuese de vida o muerte y aunque me da curiosidad por saber cómo se vería vestido de cualquier otra forma, estaba extremadamente guapo en ese traje negro y con esa corbata azul marino en combinación con sus ojos -Buenos días señor Thompson.

No recibo una respuesta a cambio, pero me hace un gesto para tomar asiento y no sé si los segundos que estuve sentada se convirtieron en días por la presión o porque en realidad no quería estar ahí, cuando su mirada chocó con la mía.

-Creo que tú y yo tenemos algo de que hablar. - Su voz estaba tensa y ronca y si mal no recuerdo es la primera vez que me tutea.

De más está decir que sudé frío en esos momentos, porque por las miradas que intercambiamos sé que ambos estamos pensando en lo mismo y realmente nos incomodaba, aunque por mi parte era más que una simple falta de comodidad, estaba aterrada.

-Quiero que me digas que pasó en la fiesta. -Zanjó, apenas me dio tiempo a pensar en nada y por al menos 20 segundos después en mi cabeza solo se reproducía una gran pantalla blanca.

Y aunque su pregunta fue directa y sin rodeos según yo pudo haber quedado abierta a miles de suposiciones y quise preguntarle ¿qué fiesta? y hacerme la tonta, pero por su mirada supe que él no estaba jugando. -No lo sé señor, no estuve toda la noche persiguiéndole los pasos. -Le respondí a la defensiva.

Intenté sonar segura a pesar de que mi respuesta no fue lo más formal que he dicho antes.

-Quizás toda la noche no, pero sabes perfectamente que pasó al final, después de que fuimos a la dichosa habitación. - Se había acercado a mí, y apoyaba los codos a la mesa mientras me miraba con malicia y se apretaba las manos delante.

Yo apenas podía sentir los nudillos por la presión, mis pies nerviosos se movían en el suelo alfombrado a una velocidad que ni siquiera creí que es posible y un frío de miedo se apoderó de mi cuerpo.

Él ya lo sabía.

-Yo... - Tartamudeé por unos segundos, pero no pude terminar porque ni siquiera pensaba que respuesta le iba a decir.

-Vamos Eva, miles de mujeres en tu situación ya estuvieran pidiendo algo a cambio de sus servicios y su silencio, soy todo oídos. -El tono no varió, pero la intención cambió a una especie de negociación, el problema es que yo apenas podía procesar lo que me decía, y peor aún, que sentía que mi cabeza rechazaba cada palabra que iba saliendo de su boca.

DCEO Y Constelaciones (Ya Disponible En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora