Caminando sobre el agua parte 2

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Faltaba poco menos de un mes para que la cena de acción de gracias se celebrara, y la tía abuela aun no ponía en marcha los preparativos así que, una tarde mientras las chicas tomaban el té en compañía de Elroy, Candy decidió abordar el tema.

-Tia abuela, falta muy poco para la cena de acción de gracias y aun no has iniciado los preparativos.

La tía abuela tomaba lentamente su té, mientras miraba profundamente a Candy.

-Después de mucho pensarlo-finalmente habló la tía abuela-he decidido dejar los preparativos en tus manos Candice.

-Pero.. Tía abuela... yo no creo poder hacerlo-respondió Candy, mientras Annie y Patty la miraban nerviosas.

-Claro que podrás hacerlo, además contarás con la ayuda de la señorita O'Brien y Brighton, quien por cierto, debe de familiarizarse con todo lo que conlleva ser parte de la familia Andrey, porque seguramente después de tantos años de relación con Archibald, seguramente la hará su esposa.

Un sonrojo asomó el rostro de Annie, mientras Patty y Candy se lanzaban miradas llenas de preocupación por la gran responsabilidad que la tía abuela había depositado en ellas, ya que si algo salía mal, la familia entera seria el hazme reír de la sociedad. Y así, con maletas en mano, las tres chicas se marcharon a Chicago, pues ya había llegado la hora de poner en práctica todo lo que habían aprendido en el colegio.

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La cena estaba lista, Susana había invitado a Terry a festejar en su casa la cena de acción de gracias y aunque no había aceptado, tampoco se había negado, así que entusiasmada, ayudó a su madre a que todo quedara perfecto.

Ya había pasado más de un año desde que Terry había regresado de aquel viaje, a pesar de haber abandonado "Romeo y Julieta" tan repentinamente justo cuando su actuación era alabada por todo el mundo todo ese tiempo, Susana pensó enloquecería de solo pensar que Terry había corrido en la búsqueda de Candy, pero para su alivio regresó meses después, pidiendo perdón en la compañía Strafford, y aunque a ella no le dio explicación alguna, solo por si acaso, decidió enviarle una carta a Candy. Terry la visitaba casi a diario, exceptuando las ocasiones en que salían de gira, con ilusión esperaba pronto Terry le pidiera matrimonio, pues según había escuchado, tal vez muy pronto le darían nuevamente la oportunidad de protagonizar una obra.

Susana se esmeró en su arreglo, e incluso estaba usando las muletas que en muy raras ocasiones ocupaba. Ese día no habría función, solo ensayarían hasta media tarde, así que cuando el reloj marcó las seis, Susana decidió ir en su busca pensando en que como era su costumbre, Terry se había quedado ensayando de más en busca de la perfección, Susana decidió ir en su búsqueda.

Pero cuál sería su sorpresa al llegar al teatro, al ver a Terry acompañado de una hermosa rubia, ese rostro le era tan familiar... era nada menos que Eleanor Becker. Lágrimas de rabia resbalaban por su rostro, al ver las sonrisas que Terry le brindaba a Eleanor, vió como le abría la puerta de su auto, para enseguida ponerlo en marcha.

-Susana ¿Qué te sucedió?-preguntó su madre al verla llegar bañada en llanto-¿Dónde se encuentra Terrence?

-¡No lo sé madre!-gritó Susana-¡y por favor déjame sola!

Susana se dirigió con rapidez a su habitación, y en penumbras, un llanto lastimero salió de lo más profundo de su ser, al comprender que, Terry nunca sería suyo. Ahora comprendía que aquellos rumores de que de un tiempo a la fecha, Terry buscaba la compañía de hermosas rubias de cabello rubio y rizado y de ser posible con ojos verdes, eran ciertos, y eso solo quería decir que después de todo, Candy siempre seria esa sombra que nunca la dejaría ser feliz.

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