𝟶𝟸.

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ᴹᵉⁿᵘᵈᵒ ʳᵉᵉⁿᶜᵘᵉⁿᵗʳᵒ. ⁰²
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ིྀ Tres meses después ೄྀ
Ona se encontraba andando junto a su padre por los pasillos de la ciudad deportiva de su querido equipo.

Iba directa a la cafetería junto a su padre. Ella ya estaba al tanto de que el Real Madrid había fichado a nuevos jugadores. Uno en particular lo había elegido su padre como jugador estrella, de quien horas más tarde sería su presentación. Luis le comentaba con detalle a los nuevos integrantes del equipo y ella lo escuchaba sonriente.

Una vez llegaron a su destino, ambos pidieron un capuchino, y cuando se los entregaron, se sentaron en una mesita para dos que había en una esquina del sitio.

—Bellingham es un muy buen jugador. Ayudará mucho en el equipo.

—Estoy segura, papá. Tienes buen ojo para esas cosas. —ambos rieron en una escena muy familiar.

—¿Lo conoces? ¿Escuchaste hablar de él?—preguntó, curioso, mientras se llevaba a la boca la taza de café, dándole un pequeño sorbo.

—No. —confesó la chica, encongiendose de hombros.

—Tranquila, hoy lo conocerás —sonrió a la castaña justo antes de levantarse—. Bueno, me gustaría seguir aquí contigo, pero tengo mucho que hacer. Debo prepararme mi guión para la presentación.

—Está bien, yo iré a ver entrenar a los chicos. Tengo que hacer algunas fotos para las redes, y de paso respirar aire fresco.

Ambos familiares se despidieron  y cada uno se fue por su lado. Ona llegó al campo donde todos se encontraban y la saludaron con una cálida bienvenida.

—¡Pero bueno, mirad a quién tenemos por aquí! —gritó Vini con alegría, yendo hacia la chica para darle un abrazo y sobarle la cabeza.

—¡Oye, deja mi cabeza! ¡Sabes que odio que me hagas eso! —gritó, malhumorada.

El alarido hizo que los chicos se acercaran a saludarla.

—Nos tienes olvidados, pulga. —Rodrigo se hizo la víctima.

—Que lástima. —quiso hacerse la desinteresasa, pero una sonrisita se escapó de las comisuras de sus labios.

—Lástima es medir medio metro. —dijo por lo bajito Camavinga, obviamente para chincharla. Todos se rieron por su comentario.

—Pero bueno, ¿¡hoy estáis todos contra mí o qué?! Si queréis me voy, eh. —Se cruzó de brazos.

—No, déjalo. Seguro tus minúsculas piernas no aguantan esa caminata que te has pegado para llegar hasta aquí dos veces. —se burló Camavinga.

𝑈𝑁𝐴 𝑁𝑂𝐶𝐻𝐸 𝑀𝐴́𝑆, ㅤ 𝙅𝙪𝙙𝙚 𝘽𝙚𝙡𝙡𝙞𝙣𝙜𝙝𝙖𝙢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora