15. MARZO (Primavera. París)

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HYUNGWON

Contemplé el mar azul e inmenso a través de la ventanilla ovalada, con el corazón todavía un poco agitado, porque lo de volar no era lo mío.
-¿En qué estás pensando? -me preguntó Kihyun.

Giré la cabeza para mirarlo. Estaba precioso.
-Créeme, no quieres saberlo.

-Vamos, dímelo -insistió.

-Está bien. -Acerqué mi cabeza a la suya para hablar en susurros-. Estoy pensando que estamos a más de veinte mil pies de altura volando en un cacharro que no me da ninguna confianza, pero del que ninguno de los dos podemos escapar... - Deslicé la mirada hasta sus labios cuando se los humedeció-. Así que supongo que, si buscase un momento perfecto para decirte que sigo estando loco por ti, este sería el ideal. O si quisiese contarte que no sé cómo, pero pienso intentar que me perdones cada día. También podría decirte que he estado a punto de besarte varias veces...

-Hyungwon... -Se tensó en su asiento y noté cómo se le aceleraba la respiración.

-Pero como te he dicho, solo son suposiciones.

Sonreí con inocencia. Kihyun expulsó el aire contenido.

 Kihyun expulsó el aire contenido

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KIHYUN

Todos tenemos nuestros mecanismos de defensa. Ante el dolor, ante la traición, ante el peligro. Canalizar las emociones, saber digerirlas e interiorizarlas, no siempre es fácil.

En mi caso, lo que más me costaba era aprender a trazar el punto final. Pensaba, pensaba y pensaba en lo mismo, dándole vueltas, observándolo desde diferentes ángulos y perspectivas hasta que daba con una conclusión que para mí era válida. Y entonces..., no sabía qué hacer con esa conclusión. ¿Qué se hace con los sentimientos una vez consigues etiquetarlos en tu cabeza? ¿Los ordenas por colores? ¿Los guardas en un cajón? ¿Dejas que te acompañen en tu día a día y aprendes a llevarlos encima como si fuesen una bufanda que cada vez te aprieta más?

Yo no sabía soltarlos. Dejar ir esos pensamientos.

Quizá por eso todavía no había hablado con Hyungwon, por esa parte de mí que se resistía. Tenía las manos llenas de reproches, pero era incapaz de dejarlos salir a pesar de que llevarlos a cuestas me consumía, porque cada día parecían pesar más.

Tenía miedo. No quería abrir esa caja en la que guardaba las cosas feas, todo lo que ocurrió entre nosotros.

Me asustaba que la línea que separaba el odio del amor fuese tan fina y estrecha, hasta el punto de poder ir de un extremo al otro de un solo salto. Yo quería a Hyungwon, lo quería con la tripa, con la mirada, con el corazón; todo mi cuerpo reaccionaba cuando estaba cerca. Pero otra parte de mí también lo odiaba. Lo odiaba con los recuerdos, con las palabras nunca dichas, con el rencor, con ese perdón que era incapaz de ofrecerle con las manos abiertas por mucho que lo desease. Al mirarlo, veía el negro, el rojo, un púrpura latente; las emociones desbordándose. Y sentir algo tan caótico por él me hacía daño, porque Hyungwon era una parte de mí. Siempre iba a serlo. Pese a todo.

Lo que somos 2° Parte // HyungKi (Ad3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora