C

152 17 3
                                    

Aunque no quiera admitirlo, a veces sigo pensando en que hubiera pasado si los dos hubiéramos querido que esto funcionara.

Como todo en esta vida, nuestra historia es complicada de explicar y hasta de entender, al menos para mí.
Llegaste a mi vida en uno de los años con más cambios e incertidumbre y de un momento a otro de volviste alguien imprescindible en mi día, no te miento yo anhelaba en todo momento que me contestaras y llegue a ignorar infinidad de veces mi hora de dormir y a desbalancear mi ciclo de sueño solo para seguir hablando contigo.
Cuando te fuiste, la primera vez, te extrañé. Y es que no es fácil entender cómo extrañas a alguien a quien nunca has conocido pero que a la vez te es tan familiar.
Cuando el destino, ¿o debería decir tinder?, hizo que volviéramos a coincidir no pude evitar sonreír y volverme a sentir soñada cuando no tardaste ni 2 minutos en escribirme y contarme qué habías perdido tu celular y con eso mi número. Y así, como si no hubiera pasado nada de tiempo, volvimos a intercambiar mensajes diario y a acercarnos a la distancia como si toda una ciudad no nos separara.
Hasta que llegó el día que tanto me asustaba pero esperaba a la vez. Ya no íbamos a ser dos desconocidos que sabían todo sobre el otro y habían compartido innumerables noches en vela y secretos.
Pero una vez más las cosas no salieron como esperábamos, y seguía existiendo la distancia de toda una ciudad entre nosotros. Y no te voy a mentir, se sentía más que nunca.
El tiempo seguía pasando y con eso etapas en donde nos volvíamos a hacer confidentes del otro, chats esporádicos o incluso a no hablar. Hasta que me volvía a llenar de valor y entre haciendo que mi mensaje sonara casual y directo te dije que quería verte. Tu respuesta no fue la que esperaba pero mi decisión ya estaba tomada. Si no te conocía en ese marzo iba a terminar con todo el contacto que teníamos. No estoy orgullosa del haber puesto este ultimátum pero de tener que hacerlo lo volvería a hacer. Ya no podía extrañarte más y tenía que confirmar si realmente había algo entre nosotros más allá de un daily chat.
Yo estaba tan mentalizada a que no iba a suceder que cuando recibí tu llamada me paralicé al escuchar tu voz. A pesar de conocer muchos de tus miedos eso era algo que nunca habías querido compartir conmigo, y que dolía un poco.
Habías decidido recorrer la ciudad con la esperanza de que yo aceptara verte. Y aunque mi yo racional nunca hubiera aceptado un plan así de abrupto, mi yo enamorada de ti claro que lo hizo.
Debo de admitir que tenía mucho miedo, de no ser lo que tú esperabas, de que solo hubiera silencio entre nosotros y sobre todo de no volverte a ver más.
Cuando te vi sentí muchas cosas, por suerte miedo no fue ninguna de esas, me sentía feliz y me hiciste sentir muy bien. No dejabas de repetirme lo bonita que soy y de tratar de hacerme sentir cómoda contigo. Yo creo que nunca se me va a olvidar como manejando por la ciudad sin un rumbo fijo nuestro primer beso sucedió. Tampoco la lluvia y tu mano en mi pierna todo el camino. Ni los temas que hablamos en la cena y el como parecía que los dos queríamos lo mismo, tal vez tú un poco más que yo. C, cuando me dejaste en mi casa me hiciste prometer que no te rompería el corazón. Pensé que esa promesa había sido mutua.

¿Cómo extrañas la cercanía de alguien a quien nunca has conocido?  No podría explicarlo pero después de nuestra cita sabía que ambos lo habíamos sentido.

72 horas después de habernos conocido, todo volvió a cambiar. Las promesas que me habías hecho y lo dispuesto que estabas a hacer que algo entre nosotros desaprecio. No te voy a negar que me sentía muy triste aunque trataba de hacerles sentir a las personas a mi alrededor que sabían de ti que todo estaba bien abordándolo con humor. Pero ¿tan pronto se había esfumado tu interés por mi? ¿En tan poco tiempo habías sentido que yo no era suficiente?
Te mentiría si te dijera que no lloré muchas veces por ti y por cómo había acabado nuestra historia.

Si algo he aprendido de la vida es que los hombres siempre vuelven, y tú ni fuiste la excepción.
Me volviste a buscar de una forma tan inesperada como siempre, y yo siendo yo no pude mantenerme firme contigo y accedí a verte, de una forma tan abrupta como la vez pasada.
Pero esta vez las cosas fueron diferentes, ya no estabas tan enfocado como la vez pasada, y yo ya no me sentía tan cómoda. C me hiciste sentir tan ordinaria y tan rara que cuando nos despedimos supe que ya no iba a existir otra vez. Que era mejor dejar todo y no arruinar los recuerdos del tiempo que nos habíamos acompañado. Y así fue.
Fue difícil mantenerme firme, pero no tanto por tu actitud y el cómo hasta por mensaje sentí como me estabas soltando.
Y aunque me gustaría decir que ese fue nuestro final, los hombres siempre regresan y tú seguiste sin ser la excepción. Te hiciste presente con una llamada 10 meses después de nuestra última conversación.
Aún me pregunto qué hubiera pasada si yo la hubiera contestado. Por suerte o por desgracia no fue así.

De ti aprendí a no confiar en las personas que no tienen redes sociales.
También como puedes crear un vínculo con alguien a quien no has visto pero conoces.
Gracias por todo el tiempo que me acompañaste y las decisiones que me ayudaste a tomar. Por ayudarme a ver que límites tengo y como soy capaz de respetarlos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 30, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fugaces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora