Una noche llena de sorpresas

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Capítulo 6

Lo importante en este mundo no es donde nos encontramos, sino en qué dirección vamos.

Oliver Wendell Holmes

-¡Esto es maravilloso!-decía Alice girando-hacia tanto tiempo que no venía, que todo ha cambiado tanto.

-Tampoco es como si hubieras estado fuera tanto tiempo-la reprendió su hermana Rosalind-además si no mal recuerdo, estuvimos la navidad pasada.

-Eso es para mí, mucho tiempo-dijo con un puchero, mientras Patty y Candy miraban divertidas como ambas hermanas peleaban. Annie, como era de esperarse, pasaba gran parte del tiempo en compañía de Archie, así que Candy y Patty, visitaban frecuentemente a las hermanas Rogers.

Ellas vivían en una zona residencial en West Village, sólo tardaban aproximadamente poco menos de media hora de camino para reunirse con Candy, quien se hospedaba en el hotel plaza. Las hermanas Rogers al igual que Isabella, pertenecían a "los nuevos ricos" familias que estaban en esa posición gracias a su esfuerzo y dedicación, no por el hecho de poseer un apellido de renombre. Y así sus días pasaban, algunos en la mansión Rogers y otros en el plaza, y era en esos momentos en los que las cuatro solían pasear por la ahora más bulliciosa de lo que Candy recordaba, ciudad de Nueva York.

-¡Oh por Dios!-exclamó repentinamente Rosalind-pasado mañana será la cena en casa del alcalde.

-¡Ah! Pero antes, iremos a ver el cierre de temporada de la compañía Stafford-respondió Alice-y ustedes chicas ¿Irán al teatro?

Patty y Candy se miraron, efectivamente el alcalde había designado un palco exclusivo para la familia Andrey, pero Albert le dijo a la rubia que no sintiera la obligación de asistir a la obra.

-Yo... no sé, tal vez asista, pues mis padres llegarán mañana-respondió Patty en un susurro.

-Yo aún lo estoy pensando-respondió Candy.

-¡Tienes que estar radiante Candy! Para que Terry se acerque a ti-exclamó emocionada Alice-y esta vez, no te perdonaré que no me presentes a nuestro dios griego.

Candy solo rió nerviosamente, pues rogaba al cielo que en la fiesta, a la cual si estaba obligada a asistir, no acudiera Terry. Por petición de Rosalind, se dirigieron a Bloomingdale's, recorrieron el gran almacén mientras los empleados, literalmente, se tiraban al piso, al saber que la heredera Andrey se encontraba ahí.

Se probaron muchos vestidos, zapatos, accesorios, para estar "arrebatadoras" esa era la palabra que últimamente Catherine usaba mucho, pues su tía recién había regresado de su aventura por "la belle France". Candy se estaba divirtiendo como nunca, pues a pesar de que ella había adquirido su vestido con anterioridad, había comprado varias cosas, entre ellas, los regalos navideños para su familia aunque se sentía mal al utilizar el dinero de Albert, para comprarle un regalo a él.

-¿Candy?-escuchó que la llamaban, abrió enormemente los ojos al ver a la chica que estaba frente a ella-pero mira cómo has cambiado, me alegra ver que has dejado atrás ese par de coletas.

-Hola Karen-saludó la rubia, mientras tres pares de ojos la miraban confundidas-disculpen chicas, permítanme presentarles a Karen Klaise.

-¿Karen Klaise? ¡Oh por Dios! ¡Qué alegría! ¡Déjame felicitarte por tu perfecta actuación! Tu forma de actuar es tan sublime... que espero algún día llegar a ser tan buena actriz como lo eres tu-Candy miró sorprendida a Rosalind, pocas veces participaba en las pláticas que sostenían todas, pues siempre tenía la cabeza metida en algún libro, a los ojos de Candy, ella y Alice eran como el agua y el aceite, pero ahora al escucharla, confirmaba lo equivocada que estaba-por cierto, mi nombre es Rosalind Rogers.

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