Primera de muchas (Swissxsodo Omergaverse)

XXVI

El vuelo hacia su nuevo destino fue tranquilo. Sodo la pasó bien compartiendo lugar junto con Swiss, ya que la pareja de este último se había quedado un día más en el país anterior. Internamente, Sodo lo agradeció; no sabía por qué, tal vez era porque no tenía que estar cuidando que el omega no los atrapara.

En el avión, pudieron compartir un momento agradable, sin connotaciones sexuales. Rieron viendo una película que a ambos les encantaba. Algo que compartían era la opinión de que la segunda película de esa saga era la mejor de todas; jamás dirían lo contrario.

En ciertos momentos notaban cómo Cirrus y Aether los observaban desde su lugar, para luego voltearse con complicidad y reír un poco. Sodo los miraba mal y eso los detenía. No podía enojarse, ya que ambos siempre los cubrían cuando era necesario. Por ejemplo, según le comentó Swiss, el día anterior se encargaron de que Phantom no lo buscara cuando salió por la noche y no regresó hasta la mañana siguiente. Era increíble cómo inventaban cualquier tipo de mentira que lograba engañar a ese hombre. Aunque no sabían cuánto les duraría esto.

Claro que Phantom no era el único que les preocupaba. Además de todos los demás integrantes, lo que más temían todos, era que Copia se enterara. No porque él prohibiera las relaciones en la banda, eso no le importaba, sino por Sodo. La relación entre Sodo y Cardinal era algo así como paternal.

Sodo había tenido una vida complicada desde joven. Trabajó, estudió lo principal y siguió sus sueños solo. Nunca tuvo a alguien que lo apoyara desde que decidió dejar a sus padres, ya que en ellos no podía encontrar paz debido a cosas que prefería no recordar. Sin embargo, desde que ingresó a la banda, encontró un apoyo incondicional por parte de Copia, aunque este nunca le dijo por qué. No perdía la oportunidad para ayudarlo en cualquier problema del que se enterara. Al principio, Sodo no aceptaba algunas cosas con las que Copia se ofrecía a ayudar, principalmente dinero, ya que siempre fue alguien que prefería ganarse las cosas por sí mismo. Pero al final, ese beta siempre terminaba ayudándolo. Entonces por todo eso intentaban ser discretos cuando estaban frente a Cardinal.

— Sodo, aquí tienes las pastillas que Rain me pidió para ti — llegó Cumulus, interrumpiendo las risas que Sodo y Swiss compartían.

— Oh — dijo Sodo sorprendido, mirando de reojo a Swiss. No estaba en sus planes que este lo viera. — Gracias.

— Sí, espero que eso te ayude y también...— estiró su mano, entregando otra medicina — esto es de mi parte. Noté que andas con problemas de espalda, así que Sunshine y yo lo compramos para ti.

— Muchas gracias, Cumi — dijo con una sonrisa dulce, sintiendo la mirada intensa de Swiss a sus espaldas.

Cumulus devolvió la sonrisa y se despidió de Swiss con una seña, quien le respondió con una media sonrisa. Al desaparecer del radio de los amantes, Swiss apretó discretamente el muslo de Sodo, llamando su atención.

— ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal? — preguntó Swiss, sin soltar su agarre en Sodo.

— Pero si tú sabes que me duele la espalda, después de todo es gracias a tu fuerza. — respondió Sodo. Swiss lo miró con una sonrisa, intentando no reír.

— Tú sabes que no hablo de eso. — apretó nuevamente su agarre.

— No es nada, solo me duele un poco el estómago — dijo, soltando un pequeño quejido por la fuerza que aumentaba. No le creía. — No te preocupes, en serio.

— Está bien, solo quiero ayudarte si es posible. — expresó, llevando su mano a la mandíbula de Sodo, quien sonrió inconscientemente.

— Lo sé, gracias. — puso su mano sobre la de Swiss. — Ten cuidado, podrían confundir esto.