Missa:
Estaba hecho fuego.
Tenía por fin a Felipe sobre mí: entregado, gimiendo, muerto de placer, perdido en lo que le estaba haciendo y suplicándome por que no dejase de tocarlo. Era el paraíso. Las ganas guturales de tomarlo por la cintura, lanzarlo contra la cama, arrancarle la ropa y romper la mía para luego... luego...
¿Luego qué?
Sabía que venía luego de eso, pero... ¿Él me dejaría hacerlo? ¿Estaría de acuerdo con ser quien recibía? Y en caso de no serlo, ¿podría ser yo quien cediera para que él me... penetrara? Temblé al pensarlo. No sabía si podía y era por eso mismo que no quería seguir para no presionarlo a tomar una decisión en medio del calor de la situación.
— Pastelito... —murmuré, apenado y caliente. No quería dejar de tocarlo y no quería que se alejase, pero era necesario. Era una conversación que deberíamos tener antes de que algo así pasara. Debíamos investigar, cuidarnos bien y estar preparados, así ambos disfrutaríamos sin sentir que estábamos obligados—. Debes ir a bañarte.
Él, con aún la cabeza sobre mi hombro, se tensó. Había cortado lo que estaba sucediendo en medio de todo, justo después de que él me dijese algo tan malditamente excitante. Me sentí como la mierda. Se alejó de mi, despacio y sin mirarme. Podía ver sus orejas enrojecidas y como se mordía el labio inferior.
— Perdón... fui muy intenso —susurró él. Mi corazón se destrozó por completo, no quería que él pensara cosas que no eran. No quería malos entendidos—. Iré a bañarme... vengo enseguida.
Se levantó y metió al baño tan rápido que no fui capaz ni de procesar lo que había ocurrido, no pude detenerlo y explicarle que no era lo que él pensaba, porque estaba seguro que le estaría dando vueltas al asunto, comiéndose la cabeza y pensando quizá qué cosa.
Me quedé sentado con la sensación de que era un pendejo recorriéndome por el cuerpo. La espera se me hizo eterna, y quizá Phillip se demoró más de la cuenta a propósito para evitar verme. ¿Estaría molesto? ¿Él quería llegar más lejos? «¡Por supuesto que sí!» pensé, dándome un golpe mental. Desde que le dije que sentía algo por él, era obvio que quería avanzar y hacer cosas de parejas conmigo.
Cuando Phillip salió de la ducha, estaba normal. Demasiado tranquilo para lo que había sucedido recién. No podía saber que pensaba, ni qué sentía, no podía comprenderlo y eso me aterraba.
— Feli... —susurré tratando de acercarme a él para explicarle lo que había sucedido.
Él me sonrió de manera triste. Nunca había sido muy bueno en ocultar las cosas que sentía.
— No te preocupes Missa, entiendo... ve a bañarte —dijo él, mientras se secaba el cabello con la toalla y ocultaba su rostro. Mi corazón se estrujó, el dolor era inevitable al haberlo hecho sentir mal, aunque no fuese mi intención.
Con el corazón en mano fui hacia la ducha y me bañé de la forma más rápida que pude, inclusive creo que no me enjuagué bien el cabello para poder salir antes. Pero cuando estuve fuera del cuarto del baño, aún con la toalla en la cintura y todo mojado, Phillip ya estaba acostado y dormido. ¿En serio ya se había quedado profundamente dormido?
No lo podía creer. ¿Cómo todo había salido tan mal en un día en que todo tenía que salir bien?
Me bañé, sequé y puse pijama en un silencio absoluto e incómodo. Me acomodé en la cama tratando de no molestarlo y traté de dormirme entre los miles pensamientos que me daban vuelta la cabeza. Mañana lo haría mejor, mañana todo saldría bien y haría que entendiese lo mucho que me gusta, que deseo comenzar algo lindo y que sí quiero hacer el amor con él. Todo irá bien.
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Quédate un momento más y ya | Mr. Phissa
FanfictionLa distancia puede ser el protagonista de tantas historias de amor como personas hay en este mundo. Si la distancia fuera un impedimento, las cosas jamás habrían funcionado. Y si la distancia no existiera jamás me habría enamorado de ti de la forma...