Parte I: FUEGO

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Asentarse en Rocadragón lo ayudó en despejar su mente; tener un espacio para sí mismo y reflexionar. Muy en el fondo sabía que debía estar en Desembarco del Rey a lado de su madre, Daemon y sus hermanos, estar presente en las reuniones del consejo, enseñar a Joffrey el arte de la espada, ayudar a Aegon con su alto valyrio y contarle las historias de la Vieja Valyria. Extrañaba a su familia. Extrañaba a sus hermanos.

Lucerys. Viserys.

Si quería ser de eficacia en la corte de la Fortaleza Roja, primero tenía que sanar su corazón. Enfrentar su duelo en la fortaleza fue demasiado complicado. Sentía las miradas de los cortesanos sobre él, quizás pensando en cómo no pudo salvar a sus hermanos, en cómo fue que dejó a su madre sin dos de sus hijos. Conocía que aquellas pérdidas fueron obras de manos ajenas, de eso se trata la guerra, pero su conciencia no le permite dejar de sentirse culpable de no haber hecho su trabajo como hermano mayor. Él tuvo la idea en ofrecerse como mensajeros para visitar a los señores de Poniente pidiendo apoyo a la causa de su madre. Él estaba a cargo de la seguridad de Aegon y Viserys a su viaje hacia Pentos para estar protegidos de la guerra, pero los dioses fueron crueles y perdió al más pequeño de sus hermanos en la batalla del Gaznate. Pudo haber tenido la un destino similar a la de su hermanito si hubiera volado más cerca del mar arriesgándose a que Vermax saliera herido de muerte.

Si le preguntaran a él, hubiese preferido perder a un dragón que a otro hermano.

Cuando le mostró sus intenciones a su madre de mudarse por un tiempo a su hogar de infancia ella dudó al principio, prefiriendo tener a su heredero a su lado, afortunadamente para Jacaerys Daemon apoyó la decisión de su hijastro argumentando que al ser Príncipe de Rocadragón debería comenzar administrar sus nuevos dominios y así prepararse para el papel que pronto desempeñará como futuro rey. Tras aquello, Rhaenyra aceptó la petición de Jace.

Habían pasado dos lunas desde que tomó posesión de Rocadragón. Sus deberes no eran tan demandantes como son los del consejo privado, el único tópico relevante era la escasez de dragones que antes solían dominar los cielos de la isla. La mayoría de ellos perdidos en la batalla de Ladera, solo pudieron recuperar a Ala de Plata después de concluir la guerra. Con ayuda de Vermax y Caraxes pudieron regresarla a Montedragón. En total contaban con 3 dragones: Ala de Plata, Vermax y Caníbal. Se esperaba que pronto la dragona pondría una nueva nidada de huevos y así poder recuperar los dragones perdidos, pero teniendo a Caníbal con sus preferencias por comer huevos de dragón pondrían en riesgo tales esperanzas.

Los Targaryen no temían por alguna extinción de los dragos, aún contaban con los que estaban en Pozo Dragón. Pero la maravilla que caracterizaba la isla siendo sobre volada por dragón se esfumaba.

Los preocupaciones se vieron levemente opacas después de que un guardia avisara que un barco con los emblemas de la casa Velaryon se acercaba al puerto. Creía que se trataba de su abuelo Corlys, tal vez se enteró de su presencia en Rocadragón y la visita sea con motivos de dar consejos; orientarlo a ser un buen soberano del legado Targaryen y en algún momento, de 7 reinos, o quizás lo busque como un intermediario entre él y su madre. A pesar de apoyar a Rhaenyra durante la guerra y seguir en demostrar su lealtad, su relación se ha vuelto distante después de la muerte de la princesa Rheanys y las sospechas que tuvo reina contra Addam Mares sobre una posible traición.

El Pacto de Hielo y Fuego || Jacaerys Velaryon & Helaena TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora