Helena miró con curiosidad cómo Neville ocupó su lugar al lado de Ron. Ambos habían llegado tarde y jadeando. La profesora hizo la misma "amenaza" que la vez anterior, cosa que le resultó un poco extraña porque Neville había llegado tarde diciendo que se había perdido. Helena creía recordar que su abuela le hizo memorizar todas las rutas a los salones.
Aunque su desconcierto duró poco, se dio cuenta de que este no era su Neville, no era el mismo que se había enfrentado a Voldemort. Este Neville era solo un niño inseguro que no se daba cuenta de la gran persona que era.
Así que probablemente le siguió la corriente a Ron, ya fuera por timidez o para no causarle una mala impresión.
Independientemente de la situación, se prometió a sí misma ser más cercana a él desde el inicio. Él fue, junto con Luna, uno de los mejores amigos que hizo en Hogwarts.
Además de ese incidente, la clase continuó tal cual lo recordaba. Tiene que admitir que las clases no son tan impresionantes como las recordaba, pero probablemente se deba a que ya no está tan impresionada con la magia. O bueno, mejor dicho, ya se acostumbró a ella, porque la magia como tal nunca la aburriría.
La clase pasó dolorosamente rápido. La siguiente era Pociones, lo cual no era malo en sí, si hubiera otro profesor sería su clase favorita. Pero, lamentablemente, tenía a un profesor de treinta y tantos años que no superaba las rencillas que tuvo con sus padres.
Aunque Helena entendía que Snape sufrió bastante a manos de su padre y Sirius, lo nunca podrá entender ni justificar por qué se tomaba su venganza contra una adolescente. Era evidente que abusaba de su poder para descargar sus frustraciones con sus alumnos.
Sinceramente, le guardaba rencor, pero al mismo tiempo sentía simpatía por él, por lo que trataría de llevar las cosas tranquilas con él.
Helena hizo una mueca de cansancio cuando llegó a las mazmorras, que ocultó rápidamente mientras tomaba asiento junto con Draco. El ambiente en las mazmorras siempre era más frío y sombrío, lo cual encajaba perfectamente con la personalidad de Snape.
Al notar como Helena movía la pierna con nerviosismo puso la mano en su muslo y le dio un leve apretón buscando reconfortarla
Poco después entro Snape al salón con su habitual capa ondeando detrás de el. Sus ojos fríos recorrieron la sala, deteniéndose un momento en Helena, quien sostuvo su mirada sin flaquear. Finalmente, él desvió la vista y comenzó a hablar con su voz suave pero amenazante.
No está muy segura de qué pensar de Severus, ya que básicamente hizo de su vida académica un infierno, pero al mismo tiempo la cuidó. Entiende que su padre lo atormentó cuando eran adolescentes, pero ella no tiene la culpa, sin contar que él continuamente se desquitaba con sus estudiantes. También están sus actitudes inmaduras, como en tercer año, cuando expuso la licantropía de Lupin.
Helena está consciente, obviamente, de los peligros, pero por Merlín, un hombre lobo es mucho mejor que un mortífago o una loca con ideales nazis. Sin contar que fue el único profesor que se preocupó por enseñarles algo.
Dejando eso de lado, ella no cree que Severus sea una mala persona, sino simplemente otro niño que Dumbledore usó para sus propios intereses y que, ahora de adulto, sigue siendo manipulado de la misma forma.
El ligero apretón de Draco en su muslo la saca de sus pensamientos. Él la está mirando con curiosidad y, aprovechando que Snape se dio la vuelta para escribir algo en el pizarrón, se inclina y le susurra al oído:
"¿En qué tanto piensas?" le pregunta Draco, sonriéndole ligeramente, pero en sus ojos hay cierta preocupación, conociendo la tendencia de Helena a sumergirse en pensamientos autodestructivos.
Helena le devuelve la sonrisa, tratando de aliviar sus preocupaciones. Por otro lado, siente cómo la calidez se expande por su pecho al ver que, por primera vez en años, ya no está sola.
La clase transcurre lentamente, pero no es precisamente tediosa, solo algo aburrida. Cuando finalmente llega la hora del almuerzo, trata de no mirar a nadie.
Lo último que quiere son más rumores. Sin embargo, nada puede ser tan fácil para ella, porque cuando llega al comedor, todos guardan silencio.
Helena respiró hondo cuando entró al comedor, intentando ignorar el zumbido de los murmullos que surgían a su alrededor. Otra vez las miradas, pensó, sintiendo cómo el nudo en su estómago se hacía más fuerte. Era imposible acostumbrarse a esa sensación, a la forma en que todos parecían observarla como si fuera una atracción extraña, como si no perteneciera a ese lugar.
Draco caminaba a su lado, tan seguro como siempre, pero en un gesto casi imperceptible, rozó su mano con la de ella, dándole un toque sutil en los nudillos. Helena lo miró de reojo y, aunque no sonrieron, la calidez de ese simple gesto la hizo sentir un poco menos sola.
Se sentaron al fondo, lejos del bullicio del comedor, pero eso no detuvo las miradas curiosas ni los cuchicheos. Helena se concentró en su plato, fingiendo no notar nada. Aun así, el peso de esos ojos sobre ella se volvía más pesado con cada segundo.
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Hola a todos, ha pasado un tiempo. Perdón por la demora.
Sé que este capítulo es muy corto, y la verdad es que me he sentido un poco bloqueada con la historia últimamente. Tengo muchas ideas en mente, pero me está costando encontrar la manera de plasmarlas como me gustaría.
dejando eso de lado me quiero agradecerles por tomarse el tiempo de leer esta historia
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Dulce venganza
FantasyHelena Potter vivo una vida llena de manipulaciónes y cuando se dio cuenta demasiado ya era demasiado tardre cuando ya lo había perdido todo. Pero se le di una oportunidad para arreglar las cosas y ella no va a desperdiciarla portada por @chee313 s...