En la penumbra y abandono de la noche, un alma joven se encuentra aislada en un frondoso campo silvestre.
El viento resoplaba el lugar, y acariciaba su mejilla con refrescante amabilidad, mientras que el pasto bailaba al son de dicho vals nocturno.
La oscuridad de la noche estrellada abraza al joven solitario, que apenas parecía despertar en su mundo de ensueño.
Abriendo lentamente sus ojos, comienza a apreciar su entorno, con nubes claras que atenúan el brillo lunar que ilumina aquel campo verde y frondoso. Sorprendido por verse aislado en un campo tan familiar, el joven se levanta con cierta dificultad.
Su cuerpo se siente ligero, no escatima en verse a sí mismo, sabe que no hace falta, este mundo ante sus ojos no es el mundo que considera "real". Es un mundo que últimamente ha estado visitando con cierta frecuencia, pero esta vez es diferente.
Usualmente solía verse rodeado de árboles sombríos y muertos, escuchando los letales golpes de armas chocando en la distancia, con gritos desgarradores que siempre tironeaban a su despertar. Pero ahora estaba en su tierra ideal, en donde siempre le gustaria esperar la llegada de aquellos seres cuya inquebrantable amistad le juraron mientras estuvieran a su cuidado.
Pero estos no se presentan en esta ocasión, al ver sus alrededores, solo un campo vacío y silencioso le rodea, teniendo como única compañía, el silbido del viento, tranquilo, frío, pero de cierta manera, comprensible con su espíritu.Data: Claro... ¿Cómo podrían estar?
Tras decir estás palabras, una gran cantidad de huevos digitales, Digitamas, se manifestaron a su alrededor.
Data: Si tan solo hubiera estado ahí...
Los Digitamas tambalean en reacción a sus palabras, varios se agrietan mientras otros simplemente se abren por el medio, dejando ver las brillantes cuencas de quienes se hayan en su interior.
Data: Si tan solo te hubiera detenido antes...
Frente suyo, la silueta de un conde no muerto se presenta, inexpresiva, fría, y completamente desentendida de quiénes les rodean.
Mira a sus alrededores, con una mirada decaída, sintiendo vergüenza de su propia existencia.Data: Solo tenía un trabajo que cumplir, uno... ¡Y era darles un entrenamiento decente!
Lo que antes eran huevos parcialmente abiertos, ahora eran un cúmulo de pequeñas criaturas, redondas, y cuyas miradas simples e inexpresivas, observan al humano que tienen enfrente.
Data: Tenía que cumplir lo que les prometí, ser útil para la aldea.
Aquel conde lo observa con indiferencia, mientras que aquellos monstruos crecían y obtenían unas formas más definidas, como la de un oso, algunas flores bípedas, guisantes gigantes con brazos en forma de vainas, y una gran mantiz con guadañas en vez de brazos.
Data: En vez de eso... en vez de eso... ¡Yo!
Las figuras se le acercan, inexpresivas en sus rostros más allá de sus brillantes cuencas oculares.
El alma solitaria solo se queda en su lugar, esperando su castigo por sus pecados, pecados dados al fracasar, al sobrevivir y no poder remediar lo ocurrido, el pecado de no cumplir sus promesas.Data: ¡Si tan solo hubiera sido más fuerte!
Unas cadenas resuenan en respuesta a sus palabras, como si hubieran estado expectantes a su pedido, opacando todo sonido que no sea su retumbante choque de eslabones.
Las bestias que le rodean desaparecen como si de una neblina dispersada se tratarán, dejándolo solo en la vastedad de aquel campo.
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Mundo Digital: Cero Absoluto
AventureHace tiempo, cuando me volví consciente de mis acciones me pregunté "¿Cuál es el motivo detrás de que la vida y el dolor vayan de la mano? ¿Que clase de injusto balance universal es este que atá a toda la existencia conocida y por conocer bajo el mi...